Uno de los principios básicos en la dinámica familiar como sistema social la constituye la afectividad

INTRODUCCIÓN

Uno de los principios básicos en la dinámica familiar como sistema social la constituye la afectividad; y, ésta se ejerce a través de  las relaciones entre los miembros que la configuran, donde la disposición hacia las emociones y sentimientos hacen presencia como parte de la cotidianidad que caracteriza a la familia cuando adquiere una connotación funcional.

Esencialmente, la afectividad constituye un constructo que resulta del aprendizaje de experiencias familiares, las cuales marcan una tendencia en los padres para afianzar los vínculos hacia los hijos, de manera que resulte favorable a su bienestar, desarrollo integral y personalidad; de modo que buscan el mejoramiento de la capacidad educativa basado en actitudes esenciales para la vida y la construcción de un clima familiar operativo, a partir del ejercicio de la vida afectiva,

En apoyo a la anterior argumentación, dicha afectividad de los padres hacia los hijos es fundamental; y, adquiere complejidad a lo largo del proceso madurativo en éstos porque se trata de una necesidad esencial, el establecimiento de vínculos en virtud de una disposición hacia la expresión de sentimientos, emociones, percepciones, que conlleven a admitir la responsabilidad como signo de afecto, se ejerza la práctica de mensajes de valoración y cariño mediante la comunicación; así como un clima afectivo como factor de seguridad ante posibles situaciones de riesgo, entre otros aspectos; todo ello, como muestra de una inclinación favorecedora de la relación familiar en función con la afectividad.

No obstante, algunos padres carecen de herramientas para satisfacer las necesidades de afectividad en los hijos, observándose deficiencias en algunos contextos cuando los hijos demandan una mayor atención hacia sí mismos; por tanto, los padres deben modificar su disposición negativa ante la  afectividad en los hijos desde una visión cognitivo, afectivo y conductual; es decir, asumir una disposición actitudinal tendiente al fomento de dicho objeto.

Por ello, el interés en realizar una investigación que permita describir la actitud de los padres hacia la afectividad en los hijos estudiantes del Centro de Educación Inicial del Niño y la Familia, ubicado en el Sector La Castra, municipio San Cristóbal, estado Táchira, para el diseño, aplicación y evaluación de un programa de orientación cognitivo-conductual.

En contraste con lo argumentado, el estudio se conformó bajo la siguiente estructura: Capítulo I, hace referencia al planteamiento del problema, objetivos de la investigación, justificación. Capítulo II, señala los antecedentes de la investigación y las bases teóricas. Capítulo III, identifica la naturaleza y tipo de la investigación, diseño de la investigación, etapas del estudio: etapa descriptiva, conformada por el sistema de variable, población y muestra, técnica e instrumento para la recolección de datos, validez y confiabilidad,  procedimiento para la recolección de datos, técnica de análisis de datos; posteriormente, etapa de diseño del programa; finalmente, la etapa de validación del programa.  Capítulo IV, contiene la presentación, análisis e interpretación de resultados. Capítulo V, hace mención sobre las conclusiones y recomendaciones. Capítulo VI, un programa cognitivo conductual dirigido a los padres para el fomento de una actitud favorable hacia la afectividad en los hijos con la aplicación de los objetivos relacionados con la ejecución y evaluación. También se presentan las referencias y anexos reseñados en el cuerpo del trabajo investigativo.

CAPITULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

En el marco de las funciones naturales de los padres, la afectividad representa un pilar fundamental que se experimenta como una necesidad, porque se trata de satisfacer ese condicionamiento de emociones y sentimientos que todos los miembros experimentan desde los primeros ciclos de vida hasta completar todo el desarrollo humano.

Bajo esta perspectiva, Palacios y Rodrigo (citado en López, 2010) sostienen que: “…las familias experimentan cambios cuando las  necesidades son satisfechas, los miembros disfrutan la vida conjuntamente como una familia, y a su vez tienen la oportunidad de perseguir y conseguir metas que son significativas para todos.. (p. 42). Según esta expresión, una familia ideal es aquella en la cual surgen necesidades que son atendidas por todos sus integrantes; por tanto, se requiere que participen conjuntamente para lograr propósitos de interés común, las cuales deben ser satisfechos para alcanzar una calidad de vida familiar.

Bajo este panorama, una de estas prioridades se focaliza en la afectividad, porque como señala Valdivia (2010), una de las necesidades primarias es la afectiva, porque gran parte de los comportamientos se justifican en esta respuesta; además señala que: “…en el deseo de amar y de sentirse amado. De la satisfacción de esta necesidad dependerá, en gran medida, la estabilidad mental, emocional e incluso física de la persona” (p. 44). Efectivamente, la necesidad afectiva representa no sólo el interés por expresar emociones y sentimientos, sentirlos, proporcionarlos y ser receptivo cuando es recibido por los demás, también alude a un equilibrio que ese conjunto de respuestas agradables proporciona desde lo físico, psicológico y emocional, el cual debe ser suministrado desde el hogar cuando los padres muestran una válida disposición para ello.

Entonces, la afectividad se trata de un proceso que emerge del interior de los padres como conductores de experiencias familiares; y es García (2011), quien acota el siguiente comentario:

La afectividad se define como el conjunto de procesos internos que conforman nuestro estado de ánimo y del que a su vez forman parte distintos factores como la pasión, el talante o el humor, en definitiva, lo que denominamos como emociones y sentimientos. La afectividad guarda una relación directa con el querer y sentirse querido, con lo que deseamos y con lo que anhelamos de nosotros mismos y de otras personas, lo que nos lleva a encauzar nuestra vida hacia aquello que estimamos más adecuado para nosotros…la afectividad es una necesidad y una obligación para cada ser humano, ya que es algo intrínseco desde que nacemos. (s.n.p.)  

En apoyo de esta visión, la afectividad  adquiere un valor significativo en el tejido social familiar, por cuanto se reflejan procesos que forman parte de estados de ánimo, emociones, sentimientos, respuestas tendientes a suministrar y recibir afecto, anhelos, sentires; en fin, la configuración de necesidades que acompañan a padres e hijos desde los primeros años de desarrollo humano, cuya interacción devienen una disposición para el cual se puede desarrollar un lazo y vínculo basado en la construcción de expresiones afectivas.

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