Untervencion Del Estado En Ela Economia

La intervención del estado en la economía. Breve evolución histórica

Siempre ha existido una intervención -mayor o menor- de los poderes públicos en el ámbito económico. Se suele decir que el Estado liberal del siglo XIX era un Estado abstencionista limitado a respetar la libertad y la propiedad de los ciudadanos, y su labor era la de limitar o impedir las posibles agresiones a esos derechos. En materia de Hacienda pública, regía el principio de equilibrio presupuestario, de manera que la única función de los ingresos públicos era la de hacer frente a los gastos públicos.

No obstante, incluso en ese tiempo nos encontramos con importantes formas de intervención. Un ejemplo significativo es el de la polémica entre librecambismo y proteccionismo durante el siglo XIX: la opción legislativa por uno u otro sistema supuso importantes consecuencias económicas. Otro ejemplo de intervención con consecuencias de gran trascendencia económica y social es el de la legislación desamortizadora.

Sin embargo, ya a finales del siglo XIX se producen nuevas formas de intervención económica, como consecuencia de la aparición de nuevas políticas sociales. Un nuevo factor de intervención es el triunfo de la Revolución rusa de 1917, a consecuencia de lo cual van a aparecer nuevos instrumentos de intervención, como la planificación estatal de la economía. Tras la Segunda Guerra Mundial el desarrollo de las políticas sociales y el triunfo de las doctrinas keynesianas dan lugar un elevado intervencionismo del Estado, e incluso se desarrolla una política de nacionalizaciones de empresas.

En ocasiones, además, la intervención del Estado en la economía se produce a instancias del propio sector privado, que, en momentos de crisis, busca su propia protección.

Todo ello ha determinado un gran protagonismo público en el desarrollo de la actividad económica. Y es precisamente en este momento histórico cuando se dicta la Constitución española de 1978.

Sin embargo, a partir de los años 80 del pasado siglo se desarrolla una tendencia a reducir el protagonismo estatal en el desarrollo de la actividad económica. Se produce así la expansión del fenómeno privatizador, contrario a las anteriores políticas nacionalizadoras. También se detecta un fenómeno de liberalización de la economía, traducido en una desregulación de actividades que hasta ahora estaban fuertemente intervenidas. De estas nuevas tendencias se hablará en la última pregunta de este tema.

Así pues, un Estado intervencionista no responde a un único molde, sino que puede optar por diversos niveles y técnicas de intervención. En cualquier caso, rige la idea de que corresponde al Estado la dirección de las actividades económicas, teniendo en cuenta un criterio fundamental, el del interés general, que debe presidir cualquier medida restrictiva de derechos y libertades.

Equilibrio en el mercado de bienes y servicios (Economía con Sector Público y Abierta)

Según el modelo keynesiano, en el mercado de bienes y servicios la fuerza económica fundamental es la demanda, pues los empresarios se limitan a producir aquella cantidad de bienes y servicios que le es demandada.

En este sentido, partiremos de la definición de demanda agregada de bienes y servicios o gasto agregado, que comprende la demanda de las familias o consumo, la demanda de las empresas en bienes de producción o inversión, la demanda de bienes y servicios del Estado, es decir, el Gasto Público, la demanda de nuestros bienes y servicios por los extranjeros, exportaciones, y la demanda que realizamos de bienes y servicios producidos en el extranjero, importaciones.

Podemos descomponer con mayor detalle cada una de las demandas de estos agentes, considerando la función de consumo keynesiana, el nivel de inversión de las empresas y el Gasto Público (estas dos últimas variables serán consideradas de momento como exógenas al modelo), las exportaciones que también se consideraran exógenas y las importaciones parte de ellas exógenas, y el resto dependerá del nivel de renta.

Si reagrupamos todas las variables exógenas, y las nominamos con la sigla A (Gasto Autónomo), obtenemos la expresión matemática de la demanda

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