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Uso de la Inteligencia Emocinal


Enviado por   •  10 de Octubre de 2015  •  Ensayo  •  497 Palabras (2 Páginas)  •  171 Visitas

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Cuando rondaba los 15 años de edad, empezaron a comercializarse masivamente los relojes digitales con hora, calendario y hasta luz que iluminaba la pantalla. Yo tuve que ahorrar buena parte de mi mesada para hacerme a un reloj digital de pulsera muy bonito de pulso y caja metálicos. Por esa época tenía una novia que vivía en un barrio distante del de mi casa y para ir a visitarla debía usar el transporte público cuyos horarios de servicio eran mucho más limitados que ahora, ya sólo hacían recorridos hasta las 9:00 pm.

En una ocasión en que me excedí en la visita, perdí la última ruta que me podía conducir de vuelta a mi casa, así que tuve que regresar caminando. Cuando iba cruzando por una calle oscura, alguien salió de atrás de un árbol y me agarró por la espalda. Me pidió que le entregará los objetos de valor que tenía en mi poder mientras me amenazaba con un cuchillo. Lo único de valor que tenía era mi reloj digital porque hasta el dinero para pagar el pasaje del bus se me cayó de la mano con el susto que tuve cuando el atracador me agarró por detrás.

El maleante intentaba cortar el pulso con el cuchillo para arrebatarme el reloj pero no lo lograba porque era metálico, lo cual aumentaba cada segundo su evidente nerviosismo y su agresividad. Yo aún no conocía los conceptos referentes a la Inteligencia Emocional y David Goleman tal vez no había publicado aún su primer libro al respecto, así que no podría jactarme de haber estado muy entrenado para afrontar este tipo de situaciones, sin embargo, con todo el pesar que me daba perder un bien tan preciado y cuya adquisición me había costado tanto esfuerzo, empecé a hablarle al ladrón para que se calmara y le ofrecí retirarme yo mismo el reloj para entregárselo sin que se dañara y sin que me hiciera alguna herida a mí, para lo cual tendría que dejarme libre. Mientras él decidía si me soltaba o no, yo ya había considerado varias opciones una vez quedara libre: i) salir corriendo, exponiéndome a que me persiguiera y esta vez sí me apuñalara; ii) enfrentarlo y golpearlo con algún elemento contundente, dado que había algunos escombros apenas al alcance de mi mano; y iii) efectivamente entregarle el reloj y convencerlo que se fuera sin hacerme daño.

Al verme libre opté por la última alternativa, le entregué el reloj aún en buen estado y me disculpé con él por no tener conmigo nada más de valor. El me dio la espalda y se fue despacio, mientras se recuperaba del susto que tenía cuando me estaba atracando, dándome aún la oportunidad de golpearlo con algún escombro. En ese momento fui consciente de que tanto mi vida como la de él eran mucho más valiosas que el reloj robado y decidí continuar mi camino hacia mi casa deseando mentalmente que el producto del robo le permitiera resolver al ladrón alguna necesidad apremiante.

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