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VERTICALIDAD DEL MENSAJE


Enviado por   •  5 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  1.097 Visitas

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VERTICALIDAD DEL MENSAJE

El concepto ‘libertad de prensa’, plenamente legítimo en toda sociedad, lo utiliza dolosamente la minoría que posee la propiedad de los medios de comunicación, para ejercer una comunicación vertical, unilineal, de arriba hacia abajo.  

Ésa es una comunicación aplastante, en la que le emisor impone, en la transmisión de su mensaje, una cosmovisión que conlleva intereses, aspiraciones, valores, normas… que poco o nada tienen que ver con los intereses del receptor.

En esta comunicación la única participación que se le concede al receptor es la de participar de vez en cuando en encuestas que no son sino una retroalimentación del mismo sistema de comunicación para comprobar en qué medida esta comunicación vertical incide en la masa popular. La única libertad que le queda al receptor es la de aceptar o no lo que la prensa le comunica cada día, aceptación que los medios de producción plasmarán en la comprobación de los ejemplares vendidos, que, a su vez, les servirá de retroalimentación para ratificar sus propias directrices y criterios.

Los productores manipulan la idea de que la producción está sometida a la voluntad del comprador y hasta le ponen el nombre de ‘dictadura de los consumidores’. Ésta es la típica idea capitalista destinada a perpetuar la división de clases sociales: nosotros los productores – ustedes los consumidores haciendo creer a los consumidores que son ellos los que deciden. Aún en el caso de que el pueblo pueda participar como actor de una noticia, lo hace en función de los intereses del generador de la noticia, el capitalista, porque el profesional asalariado la trabaja en función de los intereses de quien paga. Desde este punto de vista incluso la noticias que surgen en el pueblo, por la verticalidad con que son emitidas, sirven para legitimar el sistema de dominación (Salvamento de los mineros de Chile).

Por eso se puede afirmar que en la sociedad capitalista la burguesía domina la información. El mensaje refleja la práctica social de la burguesía y no la del pueblo. La imposición comunicativa no sólo alcanza al modo de comunicación sino también al concepto mismo: sólo el que tiene el poder tecnológico tiene el poder de comunicar.

En un proceso revolucionario hay que invertir los términos autoritarios haciendo de la comunicación un instrumento donde culmine la práctica social de los grupos dominados y se establezca una comunicación recíproca entre emisor y receptor. Es la forma en que hablar de libertad de expresión tenga sentido y no sea más una cuestión unidireccional.

EL LENGUAJE DE LA MANIPULACIÓN

·         La forma mercancía

Una de las formas de manipulación de la comunicación es tratarla como una mercancía más del mercado, como un elemento más de las relaciones sociales en una sociedad de clases.

En el sistema capitalista de producción las mercancías son el resultado de la actividad humana. Toda mercancía es intercambiable y vendible. Lo mismo ocurre con la actividad ideológica y cultural. La producción mercantil cultural e ideológica también es intercambiable. Desde el punto de vista capitalista la distancia entre emisor y receptor es la misma que entre productor y consumidor. La comunicación es una forma más del mundo de las mercancías y productos.

Así como el consumidor no puede decidir sobre las características de los productos del mercado, tampoco puede decidir sobre las características de los consumos de TV, radio o prensa. Se las dan todas hechas, como los productos, de acuerdo a los intereses del productor. La única capacidad que se le otorga al consumidor sobre el producto es la de recibirlo como viene. Igual ocurre con la comunicación. Aunque tenga apariencia de liberación o de servicio, el lenguaje del discurso publicitario es un lenguaje coercitivo y represivo. A decir de Mattelart, el publicitario es un lenguaje autoritario pseudo-dialéctico que utiliza una magia entre amo y esclavo.

Para poder entender esto, el autor utiliza la comparación con el concepto del término ‘orden’. En una sociedad burguesa, orden es un concepto totalmente autoritario, cerrado y elaborado a la medida de los intereses del dominador. Es el principio equilibrador que legitima las instituciones sociales organizadas por el dominador. Algunos le llamarán a esto ‘violencia institucionalizada’.

·         El terrorismo lingüístico

El discurso dominante es un discurso típicamente coercitivo y represivo. Y por ello terrorista.

Examinando los términos antagónicos ‘libertad-totalitarismo; democracia-dictadura’, en la medida en que una persona se cobija a sí misma bajo el término democracia, automáticamente está colocando al adversario bajo el término totalitarismo, sin ningún matiz ni posibilidad intermedia o diferente.  Igualmente si alguien califica a su propuesta de democrática, automáticamente está calificando al resto de dictadura, auténtico lenguaje terrorista. Utilizar un lenguaje electoral, por ejemplo, de este modo, supone coaccionar y violentar conciencias: o conmigo (libertad, democracia) o contra mí (totalitarismo, dictadura).

Estas disyuntivas son usurpadoras de la realidad, en la cual siempre caben matices entre dos polos opuestos. El binomio antagónico orden-desorden traduce bien el lenguaje represivo de esta antinomia en la que se encierra una intolerancia máxima: o se acepta el orden entendido desde el discurso dominante (las instituciones organizadas a su exclusivo servicio) o se cae en el desorden definido también desde su particular perspectiva (lo que no les favorece a ellos lo definen como caos y destrucción total). Desde su particular punto de vista, la violencia comienza cuando algo va contra el ‘orden establecido’

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