Veracidad En El Trabajo
Enviado por yuliagonzalez01 • 15 de Abril de 2014 • 738 Palabras (3 Páginas) • 868 Visitas
Decir la verdad, mentir, ocultar, informar parcialmente:
Decir la verdad es a menudo muy difícil, mentir por omisión, una de cuyas maneras es callar, puede hacernos culpables de ocultar la verdad. Sin tener en cuenta de la intención, los resultados son los mismos: los pacientes esperan que se les diga la verdad y cuando no, sentimos que el diálogo se convierte en un fraude.
Hay áreas específicas en el tratamiento profesional en que la lucha entre el callar y el señalar ciertas características de alguna manera involucra sacrificar el pacto de honestidad que se supone tenemos con el prójimo. Existen situaciones en que el paciente que tratamos pueda asumir una actitud hostil ante ciertas opiniones. Usted puede sospechar que la respuesta a lo que usted le diga puede ser hostil, que se niegan a que les indiquemos ciertos tratamientos para tratar ciertos síntomas. En nuestra opinión la elección de ocultar cierta información a la respuesta presumida no es honesta y el paciente tiene el derecho a que se le informe de sus problemas de salud. El profesional tiene el deber de informar aun a costa de sufrir el síndrome de ajusticiar al mensajero que trae la mala noticia. Es todo un desafío que debemos asumir para beneficio del paciente el hacerles saber de la manera más humana posible y que pongamos toda la compasión que se merece. Muchos profesionales tienen miedo de decirle a su paciente que tiene un cáncer o que sospechan que puedan tenerlo. ¿A quién tratan de proteger? ¿Estamos reteniendo información que la persona requiere desde el punto de vista moral ético y legal? La actitud aparentemente bondadosa se convierte en un bumerang para el paciente porque así como el ocultar un cáncer incipiente, y mentir por omisión no es bondad ni es corrección, es simplemente cobardía.
Creemos que la razón más importante de retener información es el miedo. Otras razones podrían ser la falta de competencia, la pereza mental o la apatía, que como el mentir por omisión merece nuestra repulsa. Creemos que ponernos en esta situación raya en lo no ético, por nuestro deseo de complacer al prójimo y hacerlo feliz. Cuando hacemos esto violamos nuestra integridad, y causamos un perjuicio al paciente o al amigo. Nosotros como profesionales a futuro no tenemos la tarea de controlar la felicidad, los sentimientos o reacciones de nuestro paciente. Tenemos la obligación de proteger su bienestar y su mejor calidad de vida aun a costa de embarcarnos en alguna situación que podría parecer embarazosa. Decir la verdad puede tener consecuencias aparentemente negativas para nuestros pacientes, o nuestras relaciones con ellos. Adhiero al gran héroe uruguayo Artigas cuyo lema era "Con la verdad no ofendo". El profesional tiene que estar preparado para decir la verdad de manera con el suficiente tacto de que si el paciente se siente ofendido será por no comprender el sentido de lo que se le dice. A veces no es la letra
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