Vigorexia
Enviado por tomatenegro • 7 de Diciembre de 2014 • 1.647 Palabras (7 Páginas) • 186 Visitas
El Trastorno Dismórfico Corporal, en los últimos años, ha experimentado un aumento considerable dentro del género masculino. A finales del S.XX, este trastorno se relaciona a conductas alimenticias restrictivas y a determinadas actividades físicas asi como la forma de practicarlas (Furnham y col. 1994; Raich y col. 1996). La relación entre insatisfacción corporal y actividad física, dentro de este trastorno se denomina Dismorfia Muscular.
La Dismorfia Muscular fue estudiada por primera vez en Boston, en 1993, cuando el Dr. Harrison G. Pope y sus colaboradores, realizaron una investigación sobre el uso de esteroides anabolizantes a un grupo de fisioculturistas de diversos gimnasios; en esta investigación, se dieron cuenta que gran parte de la muestra de estudio, padecía un trastorno dismórfico muscular, debido a que se veían pequeños y débiles, cuando en realidad eran grandes y fuertes. (Pope y Katz, 1994)
A este fenómeno lo denominaron, en un primer momento “anorexia reversa”, debido a que las características que muestra este trastorno, son las contrarias, a las que muestra la anorexia nerviosa. (Pope y col. 1993)
De tal forma que si una persona padece anorexia nerviosa se ve gorda mientras está delgada, una persona que padece “anorexia reversa” se ve delgado y débil mientras está fuerte y musculoso.
Además las personas, con anorexia nerviosa debido a la distorsión que padecen de su imagen corporal, como hemos dicho antes, realizan unas dietas restrictivas hipocalóricas y realizando después excesivo ejercicio físico, y la persona que padece “anorexia reversa” realiza justo lo contrario, excesivo ejercicio físico y después dietas restrictivas, aunque estas dietas sean de otras características (ricas en proteínas y pobres en hidratos de carbono).
También recibe numerosas nomenclaturas tales como, Anorexia inversa, Dismorfia Muscular, Complejo de Adonis o Vigorexia, evolucionando así hacia un lenguaje más coloquial.
En 2002, el Dr. Pope y sus colaboradores, definen la Dismorfia Muscular como: obsesión enfermiza por desarrollar masa muscular, lo que hace que se vea afectada toda la vida psicológica y social y con implicaciones incluso médicas.
La vigorexia predomina en la población masculina, apareciendo en adolescentes y adultos con una edad comprendida entre 15 y 30 años (edad media de comienzo de 19,4 años). Las conductas asociadas están íntimamente ligadas al Mito de Adonis; “Los hombres de verdad tienen músculos y la falta de músculo refleja una falta de masculinidad o virilidad”. y al mito de trasformación: “Si cambio mi cuerpo, cambiará mi vida, si mejoro mi aspecto físico, mejorará mi autoestima”, estos dos mitos, pueden ser marcadores en la aparición de este trastorno. (Facchini 2006)
El mito de Adonis, cuyo nombre es adoptado por el trastorno en si, unido a lo que Klein, denomina como femifobia (miedo a no ser suficientemente masculino) (Facchini 2006), hace que los hombres piensen que deben mostrar su virilidad, confirmando así una de las características de las personas que padecen este trastorno ; la de tener una mentalidad tradicional en la que el hombre es el núcleo de la familia y por tanto el protector y patriarca, sin darse cuenta que con el avance del feminismo, se deja a un lado la idea de que un cuerpo masculino es sinónimo de seguridad y protección, dando paso a una nueva ideología en la que el cuerpo es el único distintivo diferencial de género.
COMORBILIDAD
La Vigorexia está considerada como Trastorno Dismórfico Corporal, y también podría enmarcarse dentro del cuadro de Trastorno Obsesivos-Compulsivos, debido a las conductas de verificación que sufren las personas que padecen dicho trastorno (Cheng 2001). La comorbilidad de este trastorno viene dada por personas que padezcan depresión (58%), trastornos bipolares (20%) y desórdenes de ansiedad (29%). Así mismo se puede observar que los varones que padecen este trastorno, referían relaciones menos satisfactorias con las madres durante la infancia (29%), existencia de violencia doméstica e incluso violencia entre madre e hijo (33%). (Pope y col. 1997; Olivardia y col. 2000; Mangweth y col. 2001).
El grupo de investigadores formados por Pope y sus colaboradores (1994), observaron que las personas que sufren este trastorno, además se acompañaban de otras conductas asociadas a otras patologías, tales como: trastornos de la conducta alimenticia, ingesta de esteroides y aparición de anorexia reversa tras el consumo de los esteroides.
...