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¿como, Para Y Porque Existo?


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2012  •  3.224 Palabras (13 Páginas)  •  1.722 Visitas

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Trabajo sobre el ¿Cómo existo?, ¿Por qué existo? y ¿Para que existo?

Estas preguntas la humanidad en general lo ha realizado con frecuencia, muchos filósofos han tratado de realizar respuestas concretas, de cierto propósito pero sin poder llenar las expectativas ni llegar aun resultado que se pueda tomarse como única. Aquellos que trataron dar una explicación más simple, poco razonable, con argumentos poéticos dieron como respuesta a “Dios”.

¿Cómo existo?

Comenzando tomamos el ¿Cómo existo? partiendo de la idea de Rene Descartes.

En el transcurso del presente trabajo haré mención a la concepción dualista (mente – cuerpo) de Descartes, en la cual vemos como la identificación del Yo, la subjetividad, se encuentra ligada a la idea de sustancia pensante, al pensamiento por sobre el cuerpo, que pasa a ser tomado como un “resto”, como un objeto, como una máquina ó un cadáver. A partir de allí intentaré destacar, basándome en distintos autores, a modo de contraste, el papel central, el rol protagónico que tiene el cuerpo en la actualidad, a partir de parámetros de belleza y cuidados personales, a partir del discurso medicinal, y también como destinatario de significaciones socio-culturales. Además, cómo muchas veces el mismo se encuentra alienado, enajenado, es decir apartado de la posibilidad de elegir a partir de un pensamiento crítico. De esta manera se establece un antagonismo (oposición sustancial en doctrinas), entre pensamiento y cuerpo, ya no solo como parámetro de definición de subjetividad, sino también a partir de las relaciones políticas y de poder que someten a este (en términos de Foucault), que buscan controlarlo, y lo llevan a actuar como un objeto, como una máquina. En consecuencia el cuerpo encarna, “sufre”, produce y, generalmente, reproduce distintas concepciones, significaciones, valores y creencias culturales y sociales.

Dualismo Cartesiano

René Descartes plantea en el ser humano una división entre cuerpo y pensamiento, dándole un status superior a este último, y valiéndose del mismo para definir la identificación del yo, la identificación subjetiva. Al decir “pienso, luego existo”, le otorga al cuerpo un status inferior, reduciéndolo, como veremos luego, a una máquina, o hasta con un cadáver. En “Cuerpo – objeto y cuerpo – sujeto en René Descartes”, Mónica Menacho desarrolla esta idea y dice que frente a la identificación del yo con la sustancia pensante, el cuerpo adquiere un carácter de “resto” y como tal, carece de pertinencia filosófica toda consideración de éste que exceda el campo de la filosofía natural. Así pues, el repliegue de la subjetividad a la sustancia pensante no sólo despoja al cuerpo humano o propio de todo rasgo subjetivo o proyección intencional sino que además, al reducirlo a mero objeto o fragmento de materia lo iguala a cuerpo físico en general. La idea de cuerpo está ligada en Descartes a una posesión, no al ser en sí, sino a la posibilidad de poseer un cuerpo, como algo material que nos es otorgado, y que además carece de movimiento propio. Menacho dice al respecto “no expresa la creencia de ser un cuerpo sino de poseer un cuerpo, esto es, el cuerpo se presenta como una propiedad de un algo – el yo- y por tanto, no logra definir el yo en tanto no se identifica con este. Por otro lado, este cuerpo – propiedad del yo- es homologado a una máquina y a un cadáver.” Respecto a la carencia de movimiento propio, a la necesidad de un principio externo para realizar movimientos, vemos una concepción de un cuerpo inanimado, cuyas características pueden asimilarse a las de un cadáver, es decir una naturaleza corpórea pasiva; Mónica Menacho cita a René Descartes, que en “Tratado del Hombre” dice “así pues, el cuerpo como máquina no posee movimiento inherente o propio sino que siempre depende de una causa o principio activo externo. Similarmente, la homologación del cuerpo propio a un cadáver apunta a la misma propiedad de ser inanimado. Así, si se quiere contemplar un cuerpo, no es necesario contemplar un cuerpo vivo, pues todas las propiedades que definen al cuerpo pueden hallarse, sin pérdida alguna, en la observación de un cadáver.”

Es clara la visión del cuerpo que detalla Descartes en el mencionado texto (2008:4) cuando dice “por cuerpo entiendo todo lo que puede ser limitado por alguna figura; que puede ser circunscrito en algún lugar y llenar un espacio de tal modo que todo otro cuerpo esté excluido de él; que puede ser sentido por el tacto, por la vista, por el oído, por el gusto o por el olfato; que puede ser movido de muchas maneras, no ciertamente por sí mismo, sino por algo extraño que lo toca y del que recibe la impresión.”

De esta forma vemos como difícilmente el cuerpo pudiera tener un lugar preponderante frente al pensamiento en cuanto a la constitución de la subjetividad. El yo es definido por Descartes como una cosa que piensa o res cogitans, como pensamiento, un atributo que le pertenece y que no podría ser separado de él, según sus palabras, citadas oportunamente por la mencionada autora (2008:5), “encuentro aquí que el pensamiento es un atributo que me pertenece: únicamente él no puede ser separado de mí...Yo no soy, pues, hablando con precisión, más que una cosa que piensa, es decir, un espíritu, un entendimiento o una razón.” De esta manera el cuerpo también queda definido como una sustancia extensa, que no piensa, siendo el alma la que define que es la persona, distinguiéndose del cuerpo y pudiendo existir con ó sin él, reduciendo al cuerpo a un mero objeto.

¿Cuerpo pensante?

El cuerpo suele ser utilizado como medio de identificación y como parámetro de subjetividad, por ejemplo a través de tatuajes, aros, pierciengs que puede llevar consigo, a través de formas de vestirse, de caminar, moverse, expresarse, comunicarse; de diferentes hábitos, costumbres, salidas y también prácticas deportivas, constituyéndose de esta manera diferentes hábitus de acuerdo a

Pierre Bourdieu, que se hacen carne y forman parte de la subjetividad de la persona.

Muchas veces el pensamiento queda enajenado a partir de estas construcciones sociales y de las diferentes relaciones de poder que atraviesan el cuerpo y se inscriben y perpetúan en el, que condicionan el libre accionar y el libre pensamiento de las personas y las llevan en reiteradas ocasiones a verse alienadas respecto a su subjetividad, sin tener en claro si realmente están siendo ellas mismas ó reproduciendo parámetros de normalidad establecidos como moralmente correctos.

Es frecuente ver en la televisión imágenes de rebeldía de acuerdo a vestimentas y formas de caminar y expresarse (verbal y gestualmente), generalmente provenientes de empresas que buscan vender productos muchas veces a

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