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Afectividad


Enviado por   •  19 de Junio de 2015  •  1.736 Palabras (7 Páginas)  •  206 Visitas

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1.El niño mantiene y hace sobre vivir a la sociedad. Transmite la cultura que implica valore, roles, lenguaje, destrezas, contenidos, escolares, historias, entre otros del grupo social.

El niño recién nacido es muy indefenso y depende de la ayuda que le preste el grupo social donde vive, también tiene una gran capacidad de aprendizaje debido a que sus sistema perceptivo se siente atraído por los estímulos de la sociedad, estos hechos hacen que el niños se encuentre en condiciones óptimas para iniciar el proceso de socialización desde el momento en el que nace. Félix López dice que existe un círculo de reciprocidad, el niño depende de la sociedad para cubrir sus necesidades básicas, y la sociedad necesita del niño para mantenerse y sobrevivir. Es por ello que estamos de acuerdo con que el niño está programado para ser un sujeto social.

2. Desde el momento en que nacen los niños son capaces de percibir algunas expresiones emocionales de los demás a través de sus sentidos. Actúan dependiendo de las reacciones que tienen las personas a su alrededor. Se sabe que los niños desarrollan su afectividad basándose en las emociones a través de la interacción social, es por eso que algunos autores hablan de desarrollo socio-emocional.

Durante los dos primeros meses de vida el niño se comporta como un activo buscador de estímulos sociales, se siente atraído por el rostro, la voz, el tacto y la temperatura de las personas que le rodean.

3. el padre es también una figura central para el desarrollo físico y emocional de un niño o niña. El papel del padre es fundamental en la educación, desarrollo y en la formación de la personalidad de los pequeños. El vínculo es indispensable, siendo fundamental que el padre esté presente en la dinámica familiar, que participe y se involucre en la crianza.

Cuando los hijos están más grandes, es el papá el que entrega a los niños la identificación masculina, mientras que para las niñas es un modelo de diferenciación. La figura paterna es vital para los hijos. Para el desarrollo de su autonomía, para animarse a asumir responsabilidades y para su crecimiento como personas. Y no pasa inadvertido ante la mirada de los hijos su existencia, su lugar y sus acciones.

El lugar de un padre es tan importante en la vida del niño, como el de la madre, pese a que el primer vínculo fuerte de fusión y apego, desde la gestación, desde el nacimiento, o desde la adopción es el materno.

4. Durante la niñez, es necesario que el entorno y especialmente los padres, aporten seguridad, atención y cariño. Más adelante y a lo largo de toda la vida, aunque se necesite ser escuchado, respetado y valorado, se debe tener presente que la confianza se debe trabajar personalmente. Para lograr esto, las personas deben actuar y formalizar relaciones bajo la premisa de tener paciencia y evaluar las propias acciones, no con el propósito de juzgarlas, sino con el fin de probar capacidades y conocer limitaciones.

Para poder sentir que los otros creen en usted, debe ser usted el primero en saberse valioso. Es imposible creer que los demás confían en usted, si usted mismo no lo hace, pues la confianza nunca viene de afuera. Si la persona no tiene un equilibrio interno, pensará que el apoyo, el aplauso o la admiración que se le ofrece son, simplemente, para animarle, por cortesía o, en la mayoría de las ocasiones, porque no lo conocen realmente. Esto sucede porque la mayoría de los seres humanos hacen sus tareas con la mirada puesta en los demás, esperando su aprobación, sin una seguridad interior. Al carecer de una guía personal que los oriente en la consecución de sus metas o del proyecto de su vida, el esfuerzo que deben realizar es mucho mayor, y lejos de potenciar sus habilidades, debilita y destruye la confianza en sí mismos, y con ello la autoestima. ¿Por qué? Porque para contar con una buena autoestima se debe estar convencido de que se es apto para la vida que se ha elegido llevar. Quien no goza de confianza en sí mismo, posterga las decisiones, da largas a los asuntos pendientes, va dejando cosas sin hacer por el camino y mantiene una actitud de letargo. Con todo esto, no consigue sino aseverar que, ciertamente, es una persona en quien no se puede confiar.

5. Las relaciones que un bebé tiene con sus cuidadores y el vínculo afectivo (apego) que tiene con ellos en los primeros años de vida, y más en concreto con su madre, son determinantes para el desarrollo adecuado de la personalidad del niño.

La conducta de la madre es determinante para determinar el tipo de apego. Además de influir toda una serie de factores como la calidad de las relaciones matrimoniales, los conflictos de pareja, el apoyo social de la familia, la inestabilidad económica, el nacimiento de un hermano.

Los adultos cuyo cuidador ha sido una fuente de seguridad y de regulación adecuada de las emociones, valoran más las relaciones, la calidad de sus relaciones interpersonales y matrimoniales está caracterizada por mayor afectividad, empatía y bienestar. Sus expectativas sobre si mismos y los demás más positivas y más empática hace que reciban de los demás una mayor respuesta de apoyo.

Un adulto con apego seguro será aquel que busque la proximidad de los demás, no

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