Apuntes sobre la evolucion de las economias contemporaneas de A.L.
Gustav AhrApuntes8 de Septiembre de 2019
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APUNTES SOBRE LA EVOLUCION ECONOMICA CONTEMPORANEA DE AMÉRICA LATINA: LOS MODELOS DE DESARROLLO
(1870-2000)
GERMAN FIDEL BÚ*
A manera de preámbulo:
El desarrollo del capitalismo en América Latina adopta desde sus orígenes un carácter sui géneris, diferenciándose con claridad de los países de “Capitalismo Primitivo” (Europa Occidental, Estados Unidos, Japón), en donde este sistema económico social se desarrolla impulsado por fuerzas endógenas, es decir, por su propia dinámica económico-social, teniendo como eje fundamental a la actividad industrial. En América latina, el sistema capitalista, en sus diferentes etapas, se ha visto influenciado profundamente por fuerzas exógenas, teniendo como eje fundamental la actividad primario exportadora (minería y agricultura). La dependencia estructural en cuanto al capital extranjero, será una característica fundamental del desarrollo capitalista en la región, que se manifestará en el control directo de importantes rubros económicos, en el control de sus importaciones y exportaciones; en la dependencia tecnológica y; en la dependencia financiera
(otorgamientos de empréstitos para “financiar el desarrollo”), esta última convirtiéndose en una pesada carga para las economías de estos países, cuyo servicio ha llegado a representar un costo mayor a un 35% de sus exportaciones.
¿Qué es la dependencia y como se origina?
Theotonio Dos Santos, define la dependencia como una situación, en la cual un cierto grupo de países tienen su economía condicionada por el desarrollo y expansión de otra economía a la cual, la propia está sometida. La relación de interdependencia entre dos países se vuelve dependiente cuando algunos países (los dominantes) pueden expandir e impulsar su economía, y otros (los dependientes) solo lo hacen como reflejo de la expansión de los primeros (T. Dos Santos, 1975, p. 305).
Marini, define la dependencia como una relación de subordinación entre naciones formalmente independientes, en cuyo marco, las relaciones de producción de las naciones subordinadas, son modificadas y recreadas para asegurar la reproducción ampliada de la dependencia; el fruto de la dependencia es más dependencia y su liquidación supone necesariamente la supresión o eliminación de las relaciones de producción que involucra (R.M.M, 1977, P. 16).
Al analizar la dependencia de los países latinoamericanos recurrimos al proceso de vínculos históricos entre América y las potencias imperiales europeas desde el siglo XVI donde se establece una relación colonial, subordinada a las necesidades de aquellas, en un periodo en que vivían el proceso de acumulación originaria de capital*, condición previa para el desarrollo y expansión del modo de producción capitalista; hasta la relación de subordinación que bajo nuevas modalidades se ha desarrollado desde el último cuarto del siglo XIX, bajo la hegemonía de Estados Unidos y que algunos teóricos la han definido como una situación de Neocolonialismo.
Para América Latina, haber llegado a constituirse en una región que no puede autogestionar e impulsar su propio desarrollo, ha sido un proceso largo en el tiempo donde, en diferentes momentos, los mecanismos mediante los cuales se evidencia la dependencia se han recreado y diversificado.
En el siglo XVI A.L se integra al proceso de desarrollo de los países de Europa Occidental a través de las relaciones coloniales de explotación. América produjo metales preciosos que contribuyeron a la expansión económica y a la acumulación de capital de aquellos países; el periodo conocido como de acumulación originaria de capital en Europa corresponde en A.L a un periodo de expropiación de riqueza, pillaje colonial, y “desacumulación originaria”.
Durante la fase de revolución industrial en Europa, se está llevando a cabo en A.L el proceso de independencia que no significó una transformación de las estructuras económico-sociales; los sectores de poder criollo perseguían que los antiguos negocios de la colonia pasasen a ser suyos, de ahí el carácter esencialmente político y formal de la independencia. Durante y después de este proceso se crearon nuevos conflictos de intereses y se exacerbaron los viejos que permanecieron sin solución durante décadas, después de la independencia (Stanley y Bárbara Stein, 1975, p. 126).
El bajo desarrollo de las fuerzas productivas (tecnología y mano de obra), la debilidad de los grupos económicos locales, la falta de un proyecto que cohesionara los diferentes sectores de las naciones, influye para que una vez realizada la independencia política se desarrollara un periodo de inestabilidad e incertidumbre económica y que se mantuviera la dispersión y desintegración social característica del periodo anterior; los vínculos rotos con España, serán rápidamente establecidos con los ingleses (en lo económico). Inglaterra en el siglo XIX era indiscutiblemente, la primera potencia capitalista.
La inserción definitiva al capitalismo mundial
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, en Europa se afirma de manera definitiva, el capitalismo industrial y financiero; América Latina concurre con una participación más activa al mercado mundial mediante la producción de materias primas y el consumo de una porción de la manufactura europea.
Esta inserción definitiva de la región al capitalismo mundial se produce en gran medida, impulsada por circunstancias externas; es decir que, mientras en las formaciones económico-sociales latinoamericanas aún no se habían desarrollado las condiciones para la generalización de las relaciones capitalistas, este proceso se vio empujado desde afuera por las necesidades del capitalismo desarrollado que ha entrado en su fase monopólica o imperialista. ¿Qué características asume el capitalismo en esta fase? En primer lugar, se produce un acelerado proceso de concentración de capital, se manifiesta con la aparición de gigantescos monopolios transnacionales. En segundo lugar, se produce la fusión del capital bancario y capital industrial, dando lugar al capital financiero. En tercer lugar, se genera la necesidad de exportar masivamente los capitales excedentes acumulados en los países desarrollados hacia la periferia del sistema y, en cuarto lugar, ante la situación anteriormente citada, los países capitalistas desarrollados profundizan sus pugnas por el reparto del mundo, por el control por las colonias, esferas de influencia o mercados, en donde invertir sus capitales y obtener materias primas y alimentos.
El capitalismo en esta fase conduce a la universalización del mercado.
La búsqueda de nuevos mercados, la exportación de nuevos capitales y el neo-colonialismo se convierten en condición permanente y esencial de su supervivencia.
Estas condiciones y bajo la dependencia de las inversiones directas del capital monopólico en algunos rubros estratégicos de las economías latinoamericanas, o por lo menos bajo el control de la comercialización de tales rubros y la dependencia tecnológica y financiera con respecto a las naciones desarrolladas, como América Latina se incorpora definitivamente a la esfera del capitalismo mundial. Lo hace, además, en el marco de la división internacional del trabajo, especializándose en la exportación de productos primarios (materias primas y alimentos) y en la importación de capitales y productos industriales.
La integración de los estados nacionales a esta dinámica, creo dificultades de diferentes grados y en relación directa a la estructura productiva y al grado de desarrollo de las fuerzas productivas; esta situación de heterogeneidad estructural[1] es para muchos autores el precedente más inmediato de la estructuración desigual del capitalismo latinoamericano, en tal sentido, Cueva presenta cuatro tipos de situaciones sobre la cual se lleva a cabo el desarrollo y expansión del capitalismo en A.L (Cueva, 1977, cap. 6).
a.- Países de estructuras feudales de corte casi clásico: Las características asumidas por estos países, fueron la expropiación de los bienes eclesiásticos, la enajenación fraudulenta de las tierras ejidales y la expropiación de la propiedad comunal indígena o mestiza. Este proceso se conoce como Reforma Liberal y fue llevado a cabo con mayor o menor intensidad de acuerdo a la dinámica y poder interno de las clases que lo condujeron; en México, Guatemala y Colombia este proceso, cobró toda su expresión.
b.- En Costa Rica y Brasil, este proceso cobró una forma particular.
En el primero, la preexistencia de una forma mercantil simple bastante desarrollada limitó el proceso de acumulación de capital; en Brasil la liberalización del capital comercial utilizado en el tráfico de esclavos, se constituyó en el proceso de disolución del modo de producción esclavista y fuente de acumulación para el desarrollo del capitalismo.
c.- El tercer grupo, lo constituyen países donde las relaciones capitalistas de producción aparecen tempranamente, aquí el proceso de acumulación empieza desde antes de 1880; después de ese momento no hace más que consolidarse. Chile, por ejemplo.
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