Atrapados afuera

Atrapados afuera

Durante la actual primera mitad del año 2020 se anunció en los medios el brote de un nuevo virus, Covid-19,  en el hemisferio  oriental del planeta, para ser concretos, en Wuhan, China. En  un inicio, a los mexicanos nos pareció un lugar lejano,y no solo por la distancia geográfica, sino también por el hecho de que tener culturas de hemisferios distintos se asimila a interpretarlo como si fueran planetas distintos; lo importante aquí es que nos sentimos lejanos y de cierta manera, a salvo de este nuevo virus.

Conforme los días avanzaron se comenzaba a hablar cada vez con más frecuencia de la propagación del virus, y parecía como si se estuvieran renombrando los países de un planisferio, escuchábamos nombres de países europeos, y una vez más aun perteneciendo al mismo hemisferio, a México le sonaba a a años de distancia. Cosa que no me impresiona justo ahora, pues no es la primera vez que manifestamos como sociedad indiferencia hacia un problema ajeno; y antes de que nos diéramos cuenta, todos estábamos saturados de información, buena o mala, lo único que lograba era causar algo de pánico en nuestra sociedad, y lo único rescatable, fue que por primera vez sentí la colectividad del pueblo hacia este problema.

Semanas más tarde con números de infectados globales arriba de los cientos de miles, y el Covid-19 declarado como pandemia mundial, forzó al mundo a tomar precauciones extremas para disminuir el número de contagios, México, no fue el último en aceptar estas medidas, pero he de aceptar que si nos tardamos.

Comenzamos con un caso, que después fueron dos, decenas, cientos, y ahora la verdad es que desconocemos las cifras reales. Por lo cual el gobierno declaró cuarentena nacional, lo que involucra el cese completo de actividades que puedan involucrar a conglomeraciones de personas. Y así, poco a poco, los eventos con grandes multitudes fueron cancelados, las escuelas cerraron y las clases pararon, comenzaron algunos despidos, y algunos afortunados pudieron seguir trabajando desde casa, si por alguna razón salen ahora a la calle, como hace unas semanas verás que hay una importante cantidad de personas que no pueden costearse una cuarentena.

Y eso habla mucho, incluso más de lo que quisiera, de nuestro país, México; y de eso es lo que trata este escrito, no es una crónica, ni un resumen de la situación pues creo que todos estamos viviendo esta pesadilla juntos, sino sobre los contrastes que vive nuestra sociedad, conforme a la situación nacional, considero exponer la desigualdad social a la que México siempre ha estado sometido, pero hoy , durante la cuarentena, es inevitable no pensar en ello, y peor para algunos a quienes les es inevitable vivir en  ella.

México es un país que siempre se ha caracterizado por tener a la mayoría del país en situación de pobreza extrema, al porcentaje mayor siguiente, como clase media, y a unos pocos como clase “alta”, esto es producto de nuestro modo de vida capitalista, donde algunos trabajos pagan más que otros, de acuerdo a tu escolaridad, y donde pareciera que el lugar donde naces, y la clase social determinan tu futuro. El hecho de que este contraste del modo de vida de acuerdo a los privilegios ha marcado gran parte de lo que he visto esta cuarentena.

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