CAPACIDADES ESTATALES Y DESARROLLO SOCIAL
Enviado por RubenTorresPaz • 30 de Octubre de 2018 • Ensayo • 1.058 Palabras (5 Páginas) • 190 Visitas
CAPACIDADES ESTATALES Y DESARROLLO SOCIAL
El Estado y su rol actual como garante de derechos y oportunidades ha sido desde hace poco ejecutor de las consignas que en el caso de Ecuador asumió el ente administrativo y político ante la voluntad popular en conjunción con los otros poderes que lo constituyen. Dicho sea el que antes de la Constitución de Montecristi se reconocían al ejecutivo, legislativo y judicial como ejes estructurales del Estado ecuatoriano. A partir del renovado marco normativo son cinco los pilares del hacer público: 1.- Legislativa, 2.- Ejecutiva 3.- Judicial 4.- Transparencia y Control Social, 5.- Función Electoral.
El ¿por qué? de esta estructura se encuentra en estudios que desde el siglo XV han alimentado la Teoría del Estado, reconociendo su origen en el Estado Primitivo hace más de 4.000 años hasta llegar al Estado – Nación que hoy nos acoge, nos protege, nos circunscribe, nos da sentido de pertenencia. Esta institucionalidad es la que propicia la convivencia armónica entre ciudadanos, es más, nos reconoce como tal mediante el registro civil, nos otorga la nacionalidad - aunque algunos quisieran haber nacido en USA, o en ese yugo servil de la Europa feudal y monárquica- pero lo importante es reconocer a quienes aún estando lejos se identifican como ecuatorianos para luchar por esta tierra, por sus derechos, quienes tienen la Patria en la piel, quienes acuden con su nombre y cultura para ser atendidos por el servicio público como ecuatorianos. Para ellos y para quienes quieren negar la importancia del Estado están las instituciones, esta todo un conjunto de políticas, de voluntades, de políticos que deberían ser de lo mejor que una sociedad, preparados para servir a los demás, a quienes tienen, y mejor todavía a los que menos tienen. El sólo hecho de haber nacido aquí ya nos hace ciudadanos ecuatorianos, dignos en la atención y usuarios de servicios públicos, de carreteras, de hospitales, de escuelas y colegios para todos, de maestros capacitados para atender a cerca de 3 millones de niños y jóvenes que se educan hoy en un sistema público gratuito.
Tal como el jefe de hogar el Estado debe velar por todos sus hijos, es aquí donde se plantean las principales disyuntivas de tipo administrativo y político, ya que si el padre debe procurar una adecuada distribución de los ingresos y priorizar los mismos ante las necesidades de los más débiles o quienes se encuentran en etapas críticas de su formación; tanto como las preocupaciones propias de la casa en que convivimos. El pensar y actuar del Estado, administrado temporalmente por un gobierno mediante políticas públicas requiere no sólo de diálogo. Hay que ser capaz de diseñar y gestionar los recursos materiales y humanos que conforman el entramado institucional del servicio público, puesto que al final del día son los ciudadanos y su valoración de dichos servicios lo que le da sentido a todo esfuerzo e inversión en garantizar derechos universales.
La capacidad del Estado se mide actualmente en el grado de solvencia que permite desenvolverse a las instituciones, los servidores y los beneficiarios en un clima de satisfacción de los servicios. Parámetros técnicos expresados en variables como la Eficiencia, Efectividad y Eficacia, son tan importantes como también la entidad responsable de planificar y evaluar mediante los mismos todo proceso destinado a favorecer en bien común. Ecuador es uno de los países que avanzó favorablemente en este aspecto en la década anterior (2007-2017), los planes de desarrollo, los mecanismos de implementación y evaluación de las políticas públicas superaron la improvisación anacrónica del pasado, del caos administrativo del que muchos hicieron caldo de cultivo para una corrupción descarada. Entidades como SENPLADES con mucho criterio técnico diseñaron y permitieron revolucionar la obsoleta gestión de instituciones como el Registro Civil o los servicios hospitalarios públicos al punto de ser tan eficientes en analogía a los del sector privado, superando en muchos casos el mito de que “todo lo público tiene que ser deficiente” acuñado por intereses privados para mercantilizar derechos y servicios, para desmerecer al Estado como promotor de condiciones de igualdad entre ciudadanos.
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