CONCEPTO DE SALUD EN LA ACTUALIDAD
Enviado por Alejandra Nata • 16 de Febrero de 2019 • Trabajo • 1.082 Palabras (5 Páginas) • 443 Visitas
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INTRODUCCION
El concepto de salud no es único y universal, como tampoco lo es el de enfermedad. Son cambiantes y dependen de las personas y de los contextos desde donde se conceptualizan. Cada época y cada contexto ha realizado su aportación con la que se ha construido el edificio actual que conocemos.
La salud es un tema frecuente en nuestras conversaciones. Sin embargo y de que usamos el término, pocas veces hemos reflexionado sobre su significado. Como cualquier otro concepto, la salud es una construcción mental que realizamos para acercarnos al mundo que nos rodea y es válida mientras nos sirve para encontrar una explicación a lo que percibimos. Ocurre lo mismo con el concepto de enfermedad.
En un mundo complejo como el que vivimos en el que la salud es tan importante, los conceptos que se manejan sobre ella son muy variados y tiene repercusiones considerables, pues significa visiones de la propia vida, actuaciones y planificaciones diferentes.
CONCEPTO DE SALUD EN LA ACTUALIDAD
Mientras todos comprendemos el significado de enfermedad y tenemos formada una representación ya que la hemos padecido en algún momento, no es tan común la idea de salud. La salud forma parte de la propia vida, parece consustancial con nosotros, se posee, se vive con ella y no, nos la cuestionamos, no reflexionamos sobre su significado. La salud no parece medible, no es tangible. Se equipara a la vida y no se le puede poner límites porque cuando lo hacemos aparece la muerte. La salud se iguala a la vida como la enfermedad a la muerte, especialmente en los tiempo en los contraer una infección significaba un peligro letal. La salud y la enfermedad son conceptos opuestos y construimos el significado de uno en función del otro, sobretodo del más conocido. Así, de la misma forma que la vida es lo opuesto a la muerte, la salud tradicionalmente se ha representado como “la ausencia de enfermedades e invalideces”.
Los conocimientos varían según evoluciona la sociedad que los construye. La medicina antigua poseía una concepción unitaria y globalizadora del fenómeno de la enfermedad, entendiéndolo como algo esencial a la propia naturaleza humana, de forma que cualquier enfermedad era la pérdida de la “normalidad”.
Hace pocas décadas se ha mantenido la concepción de que mente y cuerpo constituyen entes separados, bajo el prisma del llamado modelo biomédico de la salud y la enfermedad, según el cual “todas las enfermedades pueden explicarse a partir de problemas en procesos fisiológicos, resultado de heridas, desequilibrios químicos e infecciones bacterianas o víricas” (Engel, 1977).
A la primera mitad del siglo XX, la sociedad norteamericana y europea sufría y moría principalmente a causa de enfermedades infecciosas, producto de la acción de agentes patógenos bacterianos o víricos, y trastornos derivados de la malnutrición, a partir del siglo XIX, por el contrario, y especialmente a lo largo del siglo XX, este tipo de enfermedades comienzan a descender, gracias al desarrollo de tratamientos progresivamente más eficaces, de índole tanto farmacológica como quirúrgica y al avance de medidas preventivas como la promoción de la higiene personal, la mejora de la nutrición, la cloración de las aguas públicas, el tratamiento de las aguas residuales, etc. (Sarafino, 1990).
Los avances de la medicina han conllevado una serie de repercusiones en la práctica médica. Con anterioridad al desarrollo de fármacos eficaces, la figura del médico, y anteriormente la del curandero, ejercía en muchos casos atendiendo a la importancia de la psicología como parte integral de sus prácticas con el enfermo. Así, como expresa Matarazzo (1994), en ausencia de fármacos, la empatía, la compasión y la transmisión de sentimientos de esperanza hacia los individuos enfermos constituían, con pocas excepciones, la única terapia que los cuidadores de la salud pudieron ofrecer durante cientos de años a los enfermos
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