Centralizacion chile
Enviado por cons.estrada • 17 de Noviembre de 2015 • Documentos de Investigación • 1.643 Palabras (7 Páginas) • 178 Visitas
Introducción
El desarrollo económico se puede definir como la capacidad de un país para generar riqueza con el fin de promover y mantener el bienestar económico y social de sus habitantes. Podría pensarse como el resultado de un sistema económico que cuenta con tasas de crecimiento que se han mantenido altas en el tiempo y que han permitido mantener procesos de acumulación del capital, pero es evidente también, que un sistema económico se ve alterado no solo por condiciones internas, sino que también por aspectos externos.
A lo largo del tiempo se han integrado distintos escenarios a la composición del desarrollo económico, donde se han aplicado modernas técnicas para analizar y estudiar los problemas económicos, sociales, medioambientales e institucionales que enfrentan los países en vías de desarrollo.
Es por eso que la economía del desarrollo, una rama de la economía, se interesa no solo del crecimiento económico y los cambios estructurales, sino que también en promover mejores condiciones sanitarias, educativas y laborales, a través de canales públicos o privados.
Objetivo general
Conocer, analizar y evaluar el proceso de desarrollo económico en las regiones de Chile, poniendo especial énfasis en las estrategias de desarrollo más pertinentes para la economía chilena.
Objetivos específicos
- Comprender la relación entre la centralización y el desarrollo regional.
- Comprender que rol juega el Estado y sus políticas públicas para el desarrollo regional.
- Comprender la contribución de las regiones al desarrollo económico de Chile.
Desarrollo económico regional
Para un país en vías de desarrollo como Chile, es importante considerar las causas que no permiten su desarrollo desde distintas aristas. Existe un renombrado concepto, que para esta investigación, compromete el desarrollo de las regiones de Chile y por ende al desarrollo del país. Este es la centralización de la toma de decisiones.
Actualmente las grandes ciudades de Chile tienden a competir entre ellas por fondos públicos, inversiones privadas en innovación y desarrollo (de ahora en adelante I&D), mercado de productos, atractivos turísticos (extranjero y nacional) y mayor concentración de capital humano estratégico para sus mercados laborales. Esta competencia estimula un mayor desarrollo de las ciudades urbanas de Chile, que contemplan el 86,6%[1], sin embargo a su vez implica un desempeño económico dependiente de variables exógenas, como las mencionadas anteriormente.
A su vez existe un gran descontento ya que no se dispone de indicadores más apropiados como el ingreso regional que permita filtrar rentas derivadas de empresas transnacionales, del Estado o de capitales privados nacionales. No se conoce tampoco el perfil de la demanda regional que permita ver en propiedad la ejecución de las políticas públicas, tanto en la provisión de servicios públicos, como en el desarrollo de la inversión pública; y tampoco se conoce el perfil del consumidor residente de las economías regionales.
Siendo la geografía de Chile tan diversa, es difícil explicar el elevado grado de concentración urbana, en una proporción bastante reducida, ya que casi 80 % de la población se ha asentado entre Valparaíso y Concepción -tramo costero inferior a 600 kilómetros-. La ciudad capital se encuentra en una zona con abundancia de valles fértiles, buen clima, con aptitudes agropecuarias y buena disponibilidad de acuíferos que son, sin duda, la justificación del excesivo centralismo en materia de población, control político y económico que se ha ido contentando a lo largo del tiempo. El proceso de industrialización acentuó más los procesos de concentración poblacional, debido a la instalación de empresas privilegiando la mano de obra por sobre otros insumos, impidiendo una distribución más equilibrada del capital humano a lo largo del territorio.
Los indicadores disponibles para conocer el perfil productivo de las regiones, se han mantenido algo estancados en los últimos años, especialmente porque van en dirección a mediciones brutas, lo que impide una apreciación de la autonomía económica real de las regiones. En efecto, el PIB responde a una estrategia de distribución de la cuantificación realizada para la economía nacional, con problemas importantes al momento de computar adecuadamente el PIB de las regiones y por ende, no se visualiza la importancia estratégica de la cuantificación económica regional como base de sustentación del proceso de toma de decisiones descentralizado.
La información tributaria es compilada para fines estadísticos por el Servicio de Impuestos Internos (SII) con salidas analíticas de interés para las economías regionales, pero con problemas metodológicos vinculados a la unidad de observación, la cual, al ser la empresa, o holdings empresariales, no permite contar con una información más fidedigna acerca de la vinculación territorial de los flujos de ventas, la dotación de personal y la masa de salarios asignados por empresas. Sin embargo, es un avance sustantivo desde la perspectiva de contar con algún tipo de indicadores que permitan intuir de mejor forma la aproximación al ingreso regional.
Especialización productiva y PIB por región
El PIB regionalizado es el indicador oficial acerca de las mediciones de la productividad que compila el Banco Central, pero que consideran únicamente a las empresas formales que operan en el territorio nacional. Importantes ámbitos de la economía regional quedan fuera del PIB regionalizado, como la recaudación de la tributación indirecta y los servicios públicos. Otros servicios no son bien distribuidos, porque su información es intrínsecamente compilada desde una perspectiva centralizada, como los servicios financieros y las telecomunicaciones, por ejemplo.
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