Corrupcion en las instituciones publicas y privadas

LA CORRUPCION EN LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS Y PRIVADAS

Autores:

Inés A. Largo Armijos, Jerry F. Buitrón Pineda, Evelyn L. Beltrán Romero

Luis S. Encalada Ramírez y Mayerli L. Rodriguez Velasque

Facultad de Administración de Empresas, Universidad Técnica de Machala

Comunicación Académica

Soc. Cecibel del Rocío Espinoza Carrión

09 de agosto de 2022

INTRODUCCION

 La corrupción es un hecho que escuchamos todo el tiempo, lamentablemente es algo que no nos enorgullece, al contrario, nos llena de indignación el saber de gente sin escrúpulos, ni ética y mucho menos moral se encuentran laborando en institucione  públicas o privadas.

En lo referente a lo público a diario se puede ver como las personas aprovechando de su poder político para conseguir riqueza y saciar sus intereses, ya sean estos de diversa índole como mejores puestos de trabajo, aumentar su estatus social, favorecen a terceros mediante sobornos basados en la clandestinidad e informalidad.

Ello, además sin olvidar otros grupos privados que también pueden verse afectados por un comportamiento corrupto. La corrupción en las instituciones públicas y privadas, constituye, un fenómeno amplio y variado. Los valores económicos que acarrea la corrupción son evaluados a lo largo de la época con el ámbito de fondo de una población empobrecida.

En las páginas que se ofrecen a continuación al lector, se enfoca desde un ángulo diferente este tema que ha suscitado tanta preocupación, y aportando con ello aspectos importantes. “En conclusión, varios autores señalan que la corrupción resulta de modo normal del proceso de desarrollo político y económico de un país”.

DESARROLLO

El problema de la corrupción no es un hecho aislado, único de la sociedad de la cual formamos parte ecuatoriana. Casi todo el planeta está infestado por esta plaga, y de una forma bastante particular Latinoamérica. (Jhonny, 2000)

 Ya lo dice un conocido creador, que la corrupción casi continuamente va acompañada del subdesarrollo, o sea, a medida que más grande es el grado de subdesarrollo en un territorio o en un conjunto de naciones, más grande va a ser el nivel de corrupción. Por esa  razón en las naciones subdesarrollados, la corrupción se instala como “estado”, como vocación, ya que no hay otras alternativas para enriquecerse. En este sentido el caso de nuestro estado es preocupante, por el motivo de que mantenemos un grado bastante débil de desarrollo y por consiguiente, un elevado nivel de corrupción.

Para aclarar mejor nuestros conceptos, aclararemos que el término corrupción. Se deriva del latín “corruptionis” que quiere decir: Vicio o abuso, alteración, cohecho, algo echado a perder. Grondona además expone que “corromper es desnaturalizar, desviar una cosa del fin hacia el cual naturalmente tiende.”

La corrupción en esta puede afirmarse que es un mal político absoluto. La rechazan cada una de las tradiciones de pensamiento, cada una de las ideologías, en todos los discursos. Su sola presencia provoca terremotos de indignación popular capaces de acabar con los gobiernos más asentados. (Villoria, 2019, pág. 8)

La corrupción se conecta con la mentira, el abuso de poder o alguna fracasa de totalidad. En otros casos, no obstante, se utiliza un término bastante preciso y se estima tal únicamente un abuso de poder que con lleva un beneficio o ganancia económica para el corrupto.  

 Cuantificar los niveles de corrupción es una labor compleja, puesto que aparte del secreto en el cual esta opera, no existe un indicador que sirva de denominador común para hacer comparaciones en la era o inclusive si existiesen estadísticas oficiales sobre el volumen de actos o denuncias de corrupción, éstas serían de poco costo en el tamaño que las naciones difieren muchas veces en su interpretación sobre cuáles ocupaciones conforman prácticas corruptas.

La financiación de la política tiene un precio y este siempre termina siendo más alto que lo invertido a través múltiples mecanismos: En primer lugar, a través de contratos públicos. Como muestra Malem Seña, “En la situación de la financiación corrupta de los partidos políticos, las porciones que dichos reciben más que nada como indemnización por la concesión de obras públicas, suelen ser integradoras y rutinarias”.

 Aquellos quienes financian las campañas políticas en el mundo no son “instituciones de caridad”, sino fríos inversionistas que como en cualquiera de sus otros negocios esperan obtener una retribución por el dinero que han gastado; pero, como han pasado los tiempos del peculado (o malversación) burda, la retribución se lleva a cabo a través de la adjudicación de millonarios contratos públicos. (Castro Cuenca, 2017)

 Por ello, desafortunadamente, en muchos países los procesos de financiamiento de las campañas políticas se han convertido en verdaderos fideicomisos de los recursos públicos.

La corrupción no es un fenómeno propio de la administración pública y privada, sino que se presenta en todos los ámbitos de la sociedad y en realidad en muchas ocasiones resulta muchísimo más recurrente en el campo privado que en el público.

El incremento de las organizaciones hace cada vez menos recurrente que los administradores o empleados de una sociedad sean paralelamente sus dueños, lo que produce que generalmente en el interior del sector privado se gestionen intereses ajenos y en su desempeño se presente de forma recurrente la corrupción.

Inclusive la falta de regulación a lo largo de varios años de la corrupción privada ha realizado toda clase de oportunidades para la corrupción, los gerentes o directivos de los individuos jurídicas frecuentemente confunden su rol de administradores con el de propietarios y cometen conductas que son tipificadas también en la administración pública y privada.

La corrupción privada es un comportamiento de subjetivamente existente reproche, por lo que su estructuración y estudio se vuelven en varios casos complicados. A escala internacional existen convenciones esenciales en el reconocimiento de la corrupción privada.

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