DIFICULTADES DEL TRABAJO AULICO
Enviado por Jovisalegria • 20 de Febrero de 2015 • 1.812 Palabras (8 Páginas) • 267 Visitas
Una de las principales dificultades enfrentadas durante el trabajo áulico en mi práctica docente, es lo referente al control y la organización del grupo. Cuando uno diseña las actividades las imaginamos tan ideales y perfectas que en la aplicación esperamos sucedan exactamente igual, sin embargo, cuando ponemos los pies en la tierra vemos un mundo muy diferente. Hay demasiados factores que intervienen y para los que no estamos preparados en el momento: el desinterés de los infantes, los distractores externos, las características del grupo, entre otros.
Se dice que "gran parte de la capacidad de controlar una clase radica en la confianza, en que la voz y gestos de uno harán que los niños se comporten como se desea. El problema es que es muy difícil tener confianza cuando no se sabe si lo que se les pide sucederá o no. Es por ello tan importante el perfil de un docente reflexivo y que sepa resolver de forma inmediata los conflictos e imprevistos que vayan surgiendo.
Entonces, no sólo es la prevención de dichos factores de los que una educadora debe estar pendiente, sino también de mostrarse siempre segura e intervenir de forma adecuada en todo momento, pues no sólo el éxito de las actividades está en riesgo cuando uno falla, sino también el desarrollo integral de los niños que se atienden.
Por otra parte, aunque normalmente siempre estamos en contacto constante con pequeños en edad preescolar, esto no nos garantiza que sepamos comunicarnos de forma eficaz con ellos, ocasionando a su vez otra gran dificultad de la práctica: la incomprensión en los diálogos e indicaciones.
Se dice que la comunicación se da “como resultado de que unos prestan atención a otros. La adecuación a los oyentes y a la situación no es sólo una cuestión del significado de las palabras empleadas, sino que está implícita en la elección de éstas y en la estructura del lenguaje... en el tono de voz, la inflexión que se emplee, lo que se diga y cómo se diga", por tanto hablamos no sólo de compartir un mismo léxico, sino un mismo significado contextual. Por ejemplo, durante una de las actividades de la jornada, planteaba que los infantes distinguieran acciones que la sociedad considera aceptadas de las que no:
Les dije repartiría una hoja con imágenes de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer, y ellos pintarían sólo las imágenes con acciones correctas… algunos las distinguían rápidamente, otros recurrían a mí para preguntarme cuál debían colorear con exactitud.
Aunque pareciera que la indicación tiene palabras claras y sencillas, no todos lograron cumplir con los objetivos propuestos, pues lo correcto para algunos tal vez sea incorrecto para otros.
Por ello discurro que la condición fundamental de todo intercambio es, por ende, comunicar; entender y ser entendido. Una vía importante para lograr este objetivo es que el maestro esté familiarizado con el mundo social y personal de los niños. Cuando el docente conoce la situación contextual del grupo, podrá seleccionar un léxico entendible para él facilitando la comprensión y en consecuencia, el aprendizaje.
El lenguaje es uno de los principales medios para educar, por él se transmite y asimila la cultura, y si damos entrada a la incomprensión, lo hacemos también a los conflictos o roces que surgen entre los individuos, debido a malas interpretaciones de un mismo hecho. Así que más vale considerar el entorno inmediato de desarrollo de nuestros alumnos y las formas de adaptación mutua para lograr una buena comunicación.
Finalmente, otro problema que se enfrentara en la práctica docente es la atención a la diversidad. Institucionalmente, la diversidad implica la valoración y aceptación de todos los alumnos y el reconocimiento de que todos pueden aprender desde sus diferencias y desde la heterogeneidad social y para ello es importante no sólo prestar atención específica a la hora de observar las capacidades de cada miembro, también aplicar acciones concretas que satisfagan sus carencias individuales.
Sin embargo, cuando asistí al preescolar no tenía tan presente el hecho de que no se puede enseñar a todos de la misma manera, ni de que todos los niños saben y hacen lo mismo, o se interesan por cosas similares. Mis planeaciones contemplaban aspectos generales que bien podían funcionarles a unos, pero no garantizaban el desarrollo de competencias en otros.
Realmente puede llegar a ser complicado y tedioso realizar adecuaciones a los planes para subsanar las carencias particulares, pero cada alumno es diferente del otro; sus experiencias anteriores, sus intereses y sus posibilidades han de ser el punto de partida de su formación. No todos tienen la misma capacidad para adquirir y consolidar sus propios aprendizajes. Habrá que respetar, pues, su ritmo personal y su tiempo preciso y reconocer la heterogeneidad no significa que se atienda específicamente la diversidad, son las acciones las que cuentan y pueden ir desde darle la palabra al que menos habla, hasta hacer modificaciones especiales en el uso del material, lo importante es dar a cada niño lo que necesita.
Ahora bien, una vez señalados los problemas enfrentados, quiero hacer mención de aquellos acontecimientos relevantes dentro de la labor docente que poco pensé pudieran llegar a influir o afectar el trabajo en el aula. Y aunque no lo hicieron de forma directa, aprendí que tarde o temprano durante mi desempeño se presentarían situaciones diversas y tendría que estar preparada para ellos.
Generalmente se dice muy poco sobre otras de las actividades que desempeñan las educadoras dentro del jardín de niños, es curioso pensar que sólo se dedican
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