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Derecho Penal


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  1.818 Palabras (8 Páginas)  •  245 Visitas

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El nuevo orden en Falabella

Hace dos años los siete grupos controladores del holding contrataron a la consultora McKinsey para hacer un nuevo pacto de accionistas, más flexible que el que los rige desde 2003 y que defina el mecanismo para elegir al futuro presidente del grupo. Diferencias entre las ramas abortaron el trabajo. Hoy diversos bufetes de abogados intentan dar forma a un nuevo acuerdo. Modo Lectura

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© Ricardo Cuevas

Uno de los puntos de la discusión que más dividen a los socios de Falabella es cómo se elegirá al presidente cuando Juan Cuneo decida renunciar al cargo. Con 81 años, el actual líder del holding ha comentado que no estará eternamente y que pretende hacer un gobierno de transición.

El martes en la tarde, a eso de las seis, Juan Benavides puso la firma que selló su salida de Falabella, el holding de retail del cual fue parte por 17 años.

En septiembre pasado, luego de ocho años al mando de la gerencia general corporativa, el ingeniero comercial fue reemplazado en ese cargo por Sandro Solari Donaggio, uno de los tres hijos de Reinaldo, patriarca clave en la historia de Falabella y parte del pacto controlador de la multitienda. La gerencia general quedaba en manos de un dueño de la empresa.

Luego de seis meses en que se mantuvo ligado a algunos directorios, como el de CMR y el Banco Falabella, Benavides decidió firmar su renuncia, independizándose totalmente del grupo, para iniciar un camino propio en el mundo financiero.

No se sentía cómodo con el nuevo escenario que se vive en el grupo, según afirman ejecutivos de la empresa. Durante los últimos meses, al interior del holding uno de los temas más recurrentes es “el cambio”. Un Falabella distinto al que ayudó a desarrollar el saliente ejecutivo, que transitó de ser una empresa familiar a convertirse en la compañía con mayor capitalización bursátil del país.

Hoy, pensando en este nuevo tamaño que ha conseguido el conglomerado y alistando la cancha para el ingreso de las nuevas generaciones de ejecutivos y directivos, Falabella está ordenando la casa. Tarea no menor la de poner de acuerdo a las siete familias controladoras -Del Río, Cuneo Solari, Solari Magnasco, Solari Heller, Solari Karlezi, Solari Cortés y los Cardone Solari-, quienes en conjunto manejan el 81,9% de las acciones del gigante del comercio latinoamericano.

De ahí que hace dos años contrataran a la consultora internacional McKinsey, para que les ordenara el pacto de accionistas aún vigente, el cual data desde 2003. Luego de casi dos años de trabajo, donde jamás salió humo blanco, los socios del retailer decidieron hace un par de meses cortar la relación contractual con la consultora. Hoy son distintas firmas de abogados de Santiago (que representan a todas las ramas de accionistas) las que intentan redactar un nuevo marco de entendimiento y fijar cómo será el procedimiento para elegir al nuevo presidente de Falabella, una vez que Juan Cuneo deje ese sitial. Un proceso que no ha resultado fácil y que, en varias oportunidades, ha sido desechado a última hora por alguno de los accionistas de la compañía.

El pacto a fuego

El 23 de octubre de 2003, cerca de la medianoche, el entonces gerente de Finanzas de Falabella, Jaime Durruty, ingresó a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) un documento de 15 páginas, denominado “Pacto de Accionistas”.

Por esos días se comentaba de una posible fusión entre Falabella y Sodimac, la cadena de ferreterías y de tiendas de mejoramiento del hogar de la familia Del Río. Tras varias semanas de negociaciones, los Solari -tradicionales accionistas de Falabella- decidieron esa jornada unirse con Sodimac. No sólo ello: además integraron a los nuevos socios a formar parte de un bien detallado pacto de accionistas, cuyas normas y obligaciones se describen en un abultado contrato.

Diez años han pasado desde ese entonces y hoy las familias al interior del retailer -que ha extendido su presencia a cuatro países y con ventas por sobre los US$ 12.300 millones anuales- buscan modificar el pacto controlador, que los ha unido por una década.

“Ese pacto era propicio para esa época, porque los Del Río iban a tener un gran porcentaje de la compañía que fundó mi familia (cercano al 20%) y todos debíamos actuar en conjunto. Hoy las cosas han cambiado y no se hace tan necesario ese acuerdo, sino otro distinto”, relata un director del holding.

Fue el 26 de abril de 2011 cuando los directores de la multitienda les comentaron a los accionistas minoritarios que McKinsey había sido contratada para asesorar a la empresa en el diseño de un nuevo gobierno corporativo. La idea era modernizar la firma, permitiendo que las nuevas generaciones -los hijos de los patriarcas familiares- tuvieran más peso en la toma de decisiones de la compañía. A mediados de año, la consultora extranjera, con el socio Alejandro Krell a cargo del proyecto, comenzó la labor, con visitas constantes a las oficinas de Falabella ubicadas en calle Rosas, en el centro de Santiago.

Pero además de este trabajo encomendado por los accionistas, a McKinsey se le encargó otra misión: diseñar un nuevo pacto controlador que desechara el vigente, el cual sigue estando operativo hasta el día de hoy.

El acuerdo original estipulaba el funcionamiento en bloque de las siete familias, quienes en conjunto tienen más del 80% de los papeles del retailer. Así la compra de los supermercados

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