Diplomado De Politica Educativa "bloque II"
Enviado por romoandres • 19 de Marzo de 2014 • 1.648 Palabras (7 Páginas) • 328 Visitas
BLOQUE 2
REPORTE DE LECTURA 2
LA POLITICA EDUCATIVA DE JUSTO SIERRA MENDEZ
La actividad política de Justo Sierra fue intensa y diversificada durante el régimen de Porfirio Díaz. Llegó a ser historiador, maestro, periodista, tribuno, filósofo y poeta. Abogado desde 1871, había ocupado cargos importantes en el poder judicial, incluso el de Ministro de la Suprema Corte
Interesado en la educación colaboró con Joaquín Baranda y Justino Fernández, ambos ministros del entonces Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, el primero de 1882 a 1901, y el segundo de 1901 a 1904, profesó la filosofía positivista hasta por lo menos 1910; propició la fundación del Ateneo de la Juventud a principios del siglo XX, proclamó el papel de la ciencia como factor de bienestar de pueblo. Justo Sierra tenía desde sus inicios como funcionario porfiriano la idea de la autonomía en la administración de la educación pública. (Prawda, 1988:59).
Fue hasta 1905 en que Porfirio Díaz aceptó separar del Ministerio de Justicia el ramo de la instrucción pública para hacer una nueva Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, cuya titularidad estuvo a cargo de Sierra del 1º. de julio de 1905 al 24 de marzo de 1911.
Este cambio significó para Sierra que el presidente Díaz había comprendido que la educación pública en el país era tan importante como la transformación económica.
Al hacerse cargo del ministerio, Sierra se propuso realizar dos cosas: la primera, consistía en transformar la escuela primaria, de simplemente instructiva, en esencialmente educativa con la participación directa del Estado, en un organismo destinado, no a enseñar a leer, escribir y contar, como se pretendía antes, sino a pensar, a sentir y a desarrollar en el niño al hombre. La segunda era la de organizar los estudios superiores.
En la ley de 1908 se promulgó de una manera más concreta y fundamentada su pensamiento educativo y con ella pretendía alcanzar el primero de sus objetivos: la idea de que la educación oficial sería esencialmente educativa; la instrucción se consideraría como medio de educación, y declaraba obligatoria la educación primaria.
En este programa se buscaba principalmente desarrollar en los educandos el amor a la patria, a sus instituciones y contribuir al progreso del país. El perfeccionamiento de sus habitantes sería integral, es decir, tendería a producir simultáneamente el desenvolvimiento moral, físico, intelectual y estético de los escolares. Además la educación debería ser laica, absteniéndose de enseñar, defender, o atacar ninguna de las religiones y, además, sería gratuita.
La gran obra moral de la escuela laica consiste en inculcar la verdad, infundiendo en la niñez los hábitos de amor a la verdad que son, la clave de toda educación moral.
El maestro Justo Sierra, consideraba que la educación moral ayudaría a la formación del carácter por medio de la obediencia y disciplina, así como por el constante y racional ejercicio de sentimientos, resoluciones y actos encaminados a producir el respeto a sí mismo y el amor a la familia, a la escuela, a la patria y a los demás
La cultura intelectual, el que se alcanzará por el ejercicio gradual y metódico de los sentimientos y la atención, el desarrollo del lenguaje, la disciplina de la imaginación y la progresiva aproximación a la exactitud del juicio. Y por último, la educación estética, que se Justo Sierra consideraba que era imprescindible que la educación fuera laica, conforme su declaración:
estamos obligados a no herir esta delicadísima fibra del corazón humano, que se llama el amor por la fe que se profesa, y que es precisamente la que pulsa la Iglesia para mantener vivo, sin lograrlo, por fortuna, el odio de la mayoría de la población de la República hacia nuestras libres instituciones... Toca al escritor, al filósofo, el historiador, combatir la doctrina con la doctrina y denunciar y refutar las ideas que desde la cátedra católica niegan la legitimidad de cuanto constituye las condiciones de vida de la sociedad actual. Pero esto no lo puede hacer el Estado, no puede convertirse en sectario, porque representa la totalidad nacional y de lo contrario rebajaría su papel al nivel de los odios religiosos y su misión de justicia quedaría fundamentalmente adulterada por esta suerte. En cambio debe no sólo reprimir, sino prevenir el mal y combatir resueltamente, y para ello es la escuela un instrumento maravilloso, cuando a transformar a las generaciones venideras en enemigas de las teorías sobre las que se basan la sociedad y el estado mismo.
También reformó a siete los años de escolaridad, es decir, cinco para la educación primaria elemental y dos años de educación primaria superior. Esto motivado por las diferentes circunstancias sociales prevalecientes en la época en el país, lo que en muchas ocasiones originaba que la mitad de la población usuaria únicamente cursara algunos primeros años, por lo que las materias eran las mismas que las de la primaria elemental sólo que vistas con mayor amplitud.
Al respecto declaró: “Un niño no educado no puede
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