Doña Juana

Doña juana

Es pan de cada día las abundantes noticias que hablan de hechos vitandos que tienen que ver con asuntos de corrupción a lo ancho y largo del país. Baste para demostrar el aserto anterior, dos de ellos: las irregularidades en el proceso de adjudicación del contrato para la operación del Relleno Sanitario de Doña Juana, en Bogotá, por el cual, ante los bochornosos incidentes, con golpes y vocabulario de alto calibre incluidos, transmitidos en vivo y en directo por los noticieros nacionales e internacionales, el Fiscal General de la Nación encargado, Guillermo Mendoza Diago, anunció la disposición del organismo de investigar las irregularidades denunciadas. El otro, de intereses multimillonarios, tiene que ver con la adjudicación del tercer canal privado de televisión. Ya el Consejo de Estado ordenó la suspensión provisional del proceso de adjudicación, al considerar que debe haber más de un oferente en la licitación; es claro que, para este ente de control, no se cumplió con la cantidad de oferentes que debía tener el proceso de licitación, pues sólo se presentó como proponente el Grupo Planeta, debido a que los demás se retiraron argumentando falta de garantías.

La lista de asuntos que tienen visos de corrupción –o que al menos generan fundadas sospechas–, es longa y parece renovarse día a día. La última encuesta de Transparencia Internacional, una prestigiosa ONG dedicada al análisis de la situación de corrupción en el mundo entero, dice que cada vez es mayor el número de colombianos que tienen la percepción fundada de que la corrupción no tiene freno en el país y –lo más grave–, vincula estrechamente a la clase política con ella. Colombia cayó, en el 2009, 5 puestos en el ranking mundial –dice el informe–, y se raja con una calificación de 3.7 sobre 10, teniendo en cuenta que 10 puntos se otorgan a los países libres de corrupción y va descendiendo en la escala según el grado de corrupción que presente. ¡Léase bien: 3.7 sobre 10 puntos!

Según el procurador Alejandro Ordóñez, “La corrupción ha desbordado la institucionalidad”; “en todas las áreas de la administración pública hay corrupción”, dijo el Fiscal encargado, Guillermo Mendoza Diago.

Ante este panorama, saludamos el Plan de Estado contra la corrupción, presentado por el presidente Juan Manuel Santos, que incluye sanciones más severas para los responsables y la exoneración de algunos beneficios como la prisión domiciliaria y la libertad condicional: “Con los mismos métodos que hemos logrado la derrota de importantes cabecillas del narcotráfico y el terrorismo, vamos ahora por los cabecillas de los carteles de la contratación y sus redes de cooperantes que se han incrustado en las oficinas del Estado”, dice el Presidente. Su propuesta de 10 puntos, que incluye poner el asunto de la corrupción como un problema de estado (al lado del narcotráfico, la delincuencia y la subversión) es, de suyo, fundamental. Acabar con la vieja y dañina consigna del “todo se vale” para logara algunas cosillas malolientes en el terreno político, romper el círculo violencia-narcotráfico-delincuencia, como cultivo apropiado para la corrupción; actuar con decisión y marco jurídico adecuado, acabar con la cultura del atajo y la ilegalidad; estimular a la sociedad civil, la participación y el respeto por lo público; buscar el liderazgo empresarial para combatir el fenómeno; cerrar fisuras propicias a la corrupción en la gestión administrativa de las entidades del orden nacional, departamental y municipal, y recuperar la legitimidad y confianza en la institucionalidad democrática y en la clase política, nos parece, constituye un paquete fundamental para atacar un fenómeno igual o peor que la subversión y el narcotráfico. Para valorar y defender el Plan del Presidente, es bueno saber que, en opinión de los expertos, la corrupción destruye la eficiencia del estado, contribuye a que los ricos se hagan más ricos y los pobres, más pobres; favorece la idea perversa de que es más fácil hacerse rico trabajando para el estado que creando empresa o negocio, y hace ver a toda la clase política como corrupta, mellando gravemente la credibilidad en las instituciones democráticas.

Aunque ya se me tilda de “santista” por el sólo hecho de reseñar lo acertado del nuevo gobierno, es claro y necesario señalar que estrategias como estas buscan poner a Colombia en la senda de un país verdaderamente democrático, capaz de superar sus lastres históricos, y en pos de un estado moderno, de bienestar para todos.

Puntada final: Las incapacidades médicas del alcalde Salazar han permitido agradables “palomitas” a Nora Elena Salazar, Jorge Melguizo y Ricardo Smith Quintero; ahora le tocó el turno a Alicia Eugenia Vargas.

Esperamos que el catarro del alcalde no dure mucho, pues los graves problemas de la ciudad, indudablemente, reclaman al titular.

• Doña Juana, un peso pesado

Firma que ganó la licitación usará otra técnica para disponer las basuras y, así, acabar con las moscas y los malos olores. Harán plan piloto para el aprovechamiento de los residuos verdes.

El relleno sanitario Doña Juana dejará de ser indeseable para sus vecinos y para la ciudad, porque le van a cambiar la 'mala cara' y a quitarle sus pésimos olores.

Esos son los propósitos que asegura cumplirá la firma que ganó en Bogotá la licitación de 229.000 millones de pesos para administrar a Doña Juana durante 11 años, porque no es nueva en el negocio de las basuras ni desconoce los terrenos donde tendrá a su cargo -a partir del próximo 13 de octubre- el depósito de las 6.000 toneladas de residuos que generan diariamente los bogotanos y seis municipios de Cundinamarca.

El nuevo consorcio que asumirá esa operación, la Unión Temporal Centro de Gerenciamiento de Residuos Doña Juana (CGR), tiene entre sus socios al Grupo Roca, firma colombiana que diseña rellenos sanitarios y que, entre el 2002 y el 2006, hizo la interventoría al manejo de Doña Juana. Por eso, conoce bien las entrañas del lugar.

Otros dos de los accionistas de la CGR y que incursionan por primera vez en el país, tienen peso en el sector: la empresa brasileña Estre Ambiental, que maneja los grandes rellenos de Sao Paulo (12.000 toneladas diarias de basuras) y Paulinia (6.000 toneladas) y hace aprovechamiento de residuos. Y el grupo consultor canadiense Genyvar Limited Partnership, experto en el tratamiento de lixiviados.

La participación de estos importantes grupos en la citada licitación, con fuertes competidores como Proactiva S.A. ESP -manejó el relleno 8 años-, el principal accionista de Promesa Sociedad Futura Ecoparque, y el otro proponente, la Unión Temporal

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