EDUCACIÓN AMBIENTAL Y SOCIEDAD CIVIL EN MÉXICO
Enviado por AnabellaBunny • 16 de Octubre de 2014 • 2.839 Palabras (12 Páginas) • 434 Visitas
EDUCACIÓN AMBIENTAL Y SOCIEDAD CIVIL EN MÉXICO:
LAS PROPUESTAS PEDAGÓGICAS A DEBATE
MIGUEL ÁNGEL ARIAS ORTEGA
Universidad Pedagógica Nacional
“Si ustedes globalizan el mundo,
nosotros globalizamos la resistencia”
Graffiti. Ciudad de México
Presentación
En este trabajo se analizan las propuestas educativas emprendidas por 10 organizaciones de la sociedad civil en el contexto mexicano, que se han destacado por sus acciones en materia de protección, prevención y mejoramiento del medio ambiente, a través de procesos de educación, capacitación, información y comunicación ambientales, orientados a distintos grupos de la sociedad: maestros, campesinos, escolares y servidores públicos, entre otros.
Se abordan algunos de los aspectos contextuales y conceptuales que han caracterizado a los momentos históricos que propiciaron la emergencia de las organizaciones de la sociedad civil interesadas por el medio ambiente en el país, al tiempo que se efectúa un análisis sobre los fundamentos pedagógicos y ambientales de sus propuestas educativas. Lo anterior, con el fin de ofrecer una primera lectura sobre su labor pedagógica y su incidencia en el campo de la educación ambiental, así como proponer algunos puntos de análisis y reflexión, en torno a los retos y perspectivas del campo de la educación ambiental y del papel que desempeñan este tipo de organizaciones dentro del mismo.
La sociedad civil ante los problemas ambientales
Han pasado ya varias décadas desde que empezaron a escucharse voces de alarma ante el visible deterioro ambiental del planeta. Aunque desde entonces la sociedad en su conjunto, los gobiernos nacionales y los organismos internacionales han tomado medidas y diseñado políticas tendentes a reducir sus repercusiones en la sociedad y la naturaleza, la persistencia de los problemas nos hacen reflexionar sobre la necesidad de modificar las formas en que se han hecho las cosas. Sin desconocer los avances que permiten vislumbrar posibilidades de cambio en el mediano y largo plazos, queda mucho por pensar y hacer. La sociedad está cambiando y ha empezado a tener mayor visibilidad. Por lo que resulta fundamental analizar quiénes son y cuáles han sido las formas de organización de aquellos grupos que han emprendido acciones y proyectos en favor del medio ambiente, en el marco de sus aspiraciones de cambio social.
En este contexto y frente a la magnitud de la tarea, reviste un interés particular por analizar qué se ha hecho en materia de educación ambiental, en la medida que ésta se ha constituido como una de las respuestas viables para enfrentar la crisis ambiental. Entiendo a la educación ambiental como un proceso social, continuo, dinámico y multidireccional en el que se ponen en juego elementos culturales, valores, formas de pensamiento y acción, conocimientos y prácticas educativas, inter alia, sobre el ambiente, mediante intercambios recíprocos que posibilitan adquirir nuevas capacidades y reconstruir críticamente enfoques y prácticas.
La emergencia de la sociedad civil
Aludir a la sociedad civil remite a una pluralidad de posturas y menciones diversas, significados múltiples y referentes poco precisos, que suelen evocar anhelos y aspiraciones colectivas respecto al desarrollo de acciones compartidas que buscan transformar la realidad imperante. El tema de la sociedad civil no es nuevo, intelectuales como Lechner, Locke, Ferguson, Hegel, Marx, Gramsci y Bobbio, entre muchos otros, han aportado al análisis de la noción de sociedad civil. Ello ha tenido un efecto polisémico. Olvera (2003: 23) muestra cómo el significante de sociedad civil se ha vaciado de su significado original convirtiéndose en flotante:
“Apelar al concepto de sociedad civil constituye un riesgo. Nos enfrentamos a un término polisémico que es objeto de un interminable debate sobre el cual al parecer no puede llegarse a un consenso. Como sucede con todas las modas intelectuales, la idea de sociedad civil se ha vuelto ubicua y ha sido apropiada incluso por los organismos financieros internacionales, los gobiernos y los medios de comunicación masiva, privándole de su sentido original”.
Así entendemos a la sociedad civil como un conjunto heterogéneo de múltiples actores sociales, con frecuencia divergentes entre sí, que actúan en el espacio público. La sociedad civil no suele aportar por sí misma ningún proyecto de transformación radical ni un programa político específico. Normativamente, tiende a promover el principio de un control social sobre el Estado y el mercado y a defender el Estado de derecho y la cultura de la tolerancia. La sociedad civil tiene una composición variable en cada país según las condiciones históricas específicas de su formación y desarrollo, siendo un conglomerado multifacético de actores sociales que no se reduce a las organizaciones llamadas no gubernamentales. Nuevamente Olvera sostiene que (2003: 30-31):
“la sociedad civil es un resultado contingente de la construcción de la modernidad que sólo se consolida plenamente con la democracia y el Estado de derecho. La sociedad civil porta la promesa de una relación crítica con los sistemas económico y político, pero la actualización de ese potencial es contingente y no necesaria. Dentro de la sociedad civil existen intereses contrapuestos y contradicciones económicas, políticas y culturales. Es un espacio de conflicto dentro del cual se procesan intereses y principios al tiempo que se crean modelos de interacción con el mercado y el Estado que puede o no favorecer la institucionalización democrática. La sociedad civil tiene como referente sociológico necesario el espacio público, el cual tampoco es una entidad abstracta, sino una red de espacios que van desde lo microlocal hasta lo internacional”.
En México fue hasta finales de la década de los años sesenta cuando se comenzaron a constituir las organizaciones de la sociedad civil, desprendiéndose de la tutela del Estado para defender intereses particulares, de carácter reivindicativo y de ayuda mutua. Su aparición fue una respuesta a la progresiva retirada del Estado respecto a sus compromisos de justicia y equidad social, de manera particular, con aquellos sectores que buscan mejorar sus precarias condiciones de vida y sus limitadas oportunidades de empleo.
Con base en lo anterior, se concibe a las organizaciones ambientalistas como un colectivo multidiverso de individuos históricamente determinados, con diferentes niveles de organización, con intereses más o menos comunes y que a su interior comparten una ideología particular, misma que le otorga sentido y dirección a las posturas y acciones que desarrollan. En el contexto
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