EL PROBLEMA RELIGIOSO
Enviado por Kuramas1 • 2 de Mayo de 2013 • 1.859 Palabras (8 Páginas) • 414 Visitas
El factor religioso
La religión en el Tawantinsuyo
Mariátegui empieza señalando que en su tiempo, el concepto de religión había ya crecido en extensión y profundidad. Estaba ya superada la vieja crítica del anticlericalismo (ateo, laico y racionalista) de relacionar la religiosidad con el oscurantismo (lo que no impide que todavía algunos, ingenua o ignorantemente, sigan creyendo en esa relación). Pone como ejemplo el protestantismo anglosajón para desmentir tal aseveración.
Mariátegui hace notar que el factor religioso ofrece en los pueblos de América aspectos muy complejos. El estudio del mismo debe partir necesariamente de las creencias de los pueblos precolombinos. Considera que se cuenta con suficientes elementos sobre la mitología del Perú antiguo como para ubicar su puesto en la evolución religiosa de la humanidad.
Según Mariátegui, la religión incaica fue un código moral antes que un conjunto de abstracciones metafísicas. Se hallaba subordinada a los intereses sociales y políticos del Imperio, más que a fines netamente espirituales. La alta clase sacerdotal pertenecía al mismo tiempo a la clase dirigente. Es lo que se llama Teocracia. Es por ello que cuando los incas conquistaban otros pueblos, no se orientaron a extirpar la diversidad de cultos (con excepción de aquellos demasiado bárbaros o violentos), sino que, con sentido práctico, exigieron solamente la supremacía del culto del Sol. El Templo del Sol o Coricancha se convirtió así en el templo de una mitología un tanto federal.
Ese mismo régimen teocrático explica que la Iglesia incaica (por llamarla de algún modo) pereciera junto con el Estado Incaico durante la conquista española. Pero sobrevivieron en la población los ritos agrarios, las prácticas mágicas y el sentimiento panteísta.[31]
La conquista católica
Según Mariátegui, la conquista española fue la última cruzada, es decir una empresa esencialmente militar y religiosa, realizada en conjunto por soldados y misioneros (la espada y la cruz).
Tras la conquista, empieza el coloniaje, que es una empresa política y eclesiástica. El Virreinato atrae a nobles letrados y doctores eclesiásticos. Llega la Inquisición y la Contrarreforma, pero también toda la actividad cultural, concentrada en las manos de la Iglesia Católica. La Universidad nace fundada por los frailes.
La liturgia suntuosa del catolicismo y el estilo conmovedor de los predicadores cautivaron a las masas indígenas, más que la misma doctrina evangélica. Es decir, para los indios, lo más atrayente del culto católico fue su exterioridad y no su interioridad. El indio, en realidad, mantuvo sus antiguas creencias mágicas adecuándolas al culto católico, fenómeno al que se conoce como sincretismo religioso.
El rol de la Iglesia Católica durante el virreinato fue el de apoyar y justificar al estado feudal y semifeudal instituido. Si bien hubo choques entre el poder civil y el poder eclesiástico, éstos no tuvieron ningún fondo doctrinal, sino que fueron simples querellas domésticas, que se superaron eventualmente.[32]
La independencia y la iglesia
Con el advenimiento de la República no hubo cambio. La revolución de la Independencia, del mismo modo que no tocó los privilegios feudales, tampoco lo hizo con los eclesiásticos. El alto clero se mostró inicialmente fiel a la Monarquía española, pero al igual que la aristocracia terrateniente, aceptó la República cuando vio que ésta mantenía las estructuras coloniales. De entre el bajo clero, hubo muchos que militaron activamente en el bando patriota.
Si bien entre los patriotas peruanos hubo quienes profesaron el liberalismo, éste nunca llegó a los extremos del jacobinismo anticlerical, como ocurriera en Francia. El liberalismo peruano, débil y formal en el plano económico y político, lo era también en el religioso. No hubo de parte de los liberales peruanos una campaña más incisiva a favor del laicismo y de otras demandas propias del anticlericalismo. La actuación personal de Francisco de Paula González Vigil, clérigo célebre por sus críticas a la curia romana, no perteneció propiamente al liberalismo. El más conspicuo líder liberal peruano, José Gálvez Egúsquiza, respetaba y cumplía los dogmas de la Iglesia Católica.
El radicalismo de Manuel González Prada surgido a fines del siglo XIX constituyó la primera agitación anticlerical del Perú, pero careció de eficacia por no haber aportado un programa económico-social. De acuerdo a la tesis socialista, las formas eclesiásticas y doctrinas religiosas son propias e inseparables del régimen económico-social que las sostiene y produce, y por tanto, la preocupación primordial debería ser cambiar dicho régimen, antes que asumir actitudes anticlericales.[33]
Regionalismo y centralismo
Cuando surgió la República Peruana, ésta se constituyó bajo el sistema centralista, pese a los planteamientos de federalismo que hicieron algunos ideólogos liberales.[34] En la época de Mariátegui, el problema de la centralización política se mantenía vigente; naturalmente, para él, la solución de este problema tenía que abarcar necesariamente el plano social y económico, y no solo el político y administrativo, como se había venido intentando.
Ponencias básicas
Para Mariátegui, el problema del regionalismo versus el centralismo se planteaba ya en términos nuevos, quedando atrás los viejos conceptos propios del siglo XIX. Reconocía la existencia, sobre todo en el sur peruano, de un sentimiento regionalista, pero observaba que dicho regionalismo más parecía ser «una expresión vaga de un malestar y un descontento». Enumera las siguientes proposiciones:
La vieja polémica entre federalistas y centralistas de los primeros tiempos de la República estaba ya superada. Esa controversia de tipo político y administrativo, debía trasladarse al plano social y económico.
El federalismo no aparece en la historia peruana como una reivindicación popular, sino como una reivindicación del gamonalismo y su clientela.
El centralismo se apoya en el caciquismo y gamonalismo regionales (dispuestos, no obstante, a reclamarse federalistas de acuerdo a las circunstancias), mientras que el federalismo recluta sus adeptos entre los caciques y gamonales en desgracia ante el poder central.
Uno de los vicios de la
...