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ESTRATEGIA DE MADURO


Enviado por   •  23 de Marzo de 2014  •  5.015 Palabras (21 Páginas)  •  241 Visitas

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La Estrategia de Maduro: Entre el Garrote y el Bisturí.

Parte II

Omar José Hassaan Fariñas - 03 de marzo de 2014

La Contra-Estrategia de IV Generación

Lo evaluado en la sección anterior de nuestro análisis ya fue meticulosamente estudiado por innumerables expertos y analistas en Venezuela y América Latina, desde que el propio líder de la Revolución Bolivariana – el Comandante Hugo Chávez – introdujo al imaginario popular nacional estos términos asociados a este tipo de agresión durante los primeros años de lucha bolivariana. Ahora bien, lo que deseamos evaluar en esta sección son ciertas estrategias que deben ser empleadas por el Estado y la sociedad que se encuentran sometidos a dichas agresiones. Estas estrategias se fundamentan en los propios elementos que fueron descritos en la sección anterior de este análisis sobre el concepto de Guerra de IV Generación. Lo que señalaremos a continuación debería visualizarse - técnicamente – como una serie de contra-estrategias para responder a una estrategia general de Guerra de IV Generación:

El Ámbito Comunicacional

El gobierno nacional, los movimientos sociales, los medios de comunicaciones nacionales y los aliados del proyecto político del gobierno que sufre una amenaza del tipo descrito en el documento anterior, deberían aplicar las siguientes estrategias, a saber:

• Emplear, de la manera más eficiente, eficaz y contundente posible, todos los medios de comunicación y divulgación que apoyan el gobierno o que son operados por las comunidades o grupos sociales adeptos al mismo, para darle respuesta a la campaña mediática desestabilizadora. Para estos propósitos, se requiere de una gran inversión de largo plazo y una dedicación ininterrumpida a la construcción de múltiples líneas de difusión estatal (Telesur, Correo del Orinoco, etc.), a la vez de estimular los medios de comunicaciones comunitarios que operan independientemente de las grandes cadenas privadas. Estas estrategias comunicacionales son inútiles sin preparación previa por parte del Estado y el Partido en el poder, y no se pueden emplear de manera efectiva durante una crisis sin previa preparación y planificación.

Estos medios poseen la estratégica y vital tarea de desmontar la gran mayoría de los discursos, alegatos y pretensiones que se van generando desde el campo contrario, de manera metódica, consistente y pragmática, apoyándose en criterios y discursos universales, en vez de criterios particulares, es decir, criterios que puedan llegar a toda la población, y no solamente los partidarios y simpatizantes del gobierno. Los criterios propios del proyecto político del gobierno pueden ser retomados “al pasar la tormenta”, pero cuando el gobierno se encuentra en el propio “ojo del huracán”, el discurso del mismo debe ser lo más universal y general posible, reduciendo o hasta revertiendo las indignaciones y las frustraciones de la población en general - generadas por el campo opositor - hacia indignaciones y frustraciones contra quienes tratan de engañar y manipular el pueblo.

• Es importante que los discursos de los líderes políticos durante la agresión fascista coincidan – y de manera altamente coherente - con los discursos, ideas y conceptos que difunden los medios de comunicación que apoyan el gobierno sometido a la embestida fascista, pero a la vez que la totalidad del discurso oficialista – tanto el del gobierno como el de los medios - evite a todo costo ideas extremas, violentas, represivas, racistas, intolerantes, terroristas, vengativas o de cualquier otro índole negativo. El énfasis debe ser en la paz, la convivencia, advertir sobre los horrores de las guerras civiles, exaltar el progreso socioeconómico y la justicia social, todos elementos que contrastan con la lista anterior. Denunciar el complot de las fuerzas adveras es importante, pero aún más importante es difundir la naturaleza no-bélica, nacionalista, tolerante, pacifica pero a la vez fuerte del proyecto político del gobierno. A lo largo del conflicto, el gobierno y sus aliados deben estimular el surgimiento de una dualidad en los discursos políticos que se desarrollan en toda la nación durante la crisis: el discurso positivo gubernamental como elemento contestatario al discurso negativo oposicionista.

Otro tema de inmensa importancia en la lucha de los discursos es obligar a los supuestos contrincantes a “revelar” al público sus agendas o demandas. Por lo general, los golpistas nunca revelan objetivos macros y reales de manera pública, sino se dedican a demandas abstractas o no-realizables como el “cese de la represión”, la “libertad incondicional para los luchadores heroicos” que destruyeron propiedades públicas y privadas, paralizaron sectores de la ciudad o asesinaron a ciudadanos de ambos campos políticos. Recordemos que por lo general, las víctimas del oficialismo no son consideradas como verdaderos “seres humanos” por parte de los dirigentes de la oposición yo sus aliados de los medios de comunicación (es de notar cómo la cadena de noticias norteamericana CNN obvia señalar victimas del fascismo venezolano como los motorizados decapitados por los alambres tensados colocados por los “manifestantes pacíficos” de la oposición, pero otorga una cobertura mediática mundial a cualquier fallecido o lesionado de la oposición).

Si los dirigentes de la oposición declaran que quieren “paz”, pues se convocan a conferencias por la paz, si quieren dialogo, se les otorga la oportunidad para dialogar sin condiciones algunas. Pero si lo que desean es la dimisión del Presidente, pues el apego a la Constitución y la voluntad del pueblo expresada claramente en los procesos electorales es la única respuesta real y practica que puede ofrecer el gobierno a dichas demandas. Si se desea que se “liberen” los sujetos violentos, pues se les informa que la impunidad NO forma parte de la Constitución del país. El punto es obligar a los líderes del fascismo a aceptar una de dos opciones: o el dialogo, o la hipocresía que expone su doble discurso, pero en ambas instancias, se busca transformar - mediante el discurso oficial – cualquier ventaja “moral” de la oposición en una debilidad que afecte negativamente su legitimidad.

El Ámbito Político

• Otro componente de la estrategia de imagen debe radicarse en el manejo político, transcendiendo de esta manera lo meramente mediático. Esto implica dividir las tareas de difusión política – a cargo de los funcionarios de alto nivel y los líderes partidistas y comunitarios del proyecto político bajo ataque – en dos ámbitos, a saber:

o Se debe generar, programar y ejecutar una ofensiva política/diplomática internacional (otorgándole prioridad a la región en la cual se encuentra el país bajo ataque

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