Economia, Caso Fiscal
Enviado por jamunoz24 • 11 de Marzo de 2014 • 2.816 Palabras (12 Páginas) • 369 Visitas
Tema:
Como se afronta una crisis fiscal
Introducción:
La crisis fiscal, que es sinónimo de déficit fiscal, se define como los gastos menos los ingresos fiscales. Los gastos fiscales están compuestos por: el gasto de gobierno en bienes y servicios, gasto en transferencias, subsidios y gasto de inversión gubernamental. El ingreso fiscal está explicado fundamentalmente por la magnitud de la recaudación tributaria –neto de exoneraciones tributarias- del gobierno. Si el gobierno implementa una política fiscal restrictiva consistente en la reducción del gasto (remuneraciones reales en el sector público, transferencias, programas sociales, subsidios, la inversión, etc.) y aumentos de impuestos con reducción o eliminación de las exoneraciones tributarias, afecta negativamente a la población, por lo que se genera una ola de descontento y protesta social. Es decir, una política de reducción del déficit fiscal tiende a traducirse en un incremento en el nivel de la crisis social.
A la inversa, una política estatal que incrementa el déficit fiscal mediante mayores exoneraciones tributarias, aumento de sueldos y salarios en el sector público, incremento en la pensión de los jubilados, ampliación de los presupuestos de las instituciones públicas y de los programas sociales, etc, serán “bien recibidos” por la población en general, tendiendo ello a contrarrestar signos de descontento popular, es decir, tendiendo a reducir la crisis social
Antecedentes del problema
En este caso nos encontramos con la situación de crisis fiscal por la que estaba atravesando Colombia en el año 1999, según lo informa el caso, originada por las repercusiones de la crisis en el sudeste asiático que en ese momento estaba afectando varias economías a nivel mundial y en gran medida a las economías latinoamericanas.
Colombia no estuvo exenta de esta crisis la cual tuvo como efecto inmediato una escasez del crédito y una caída de las exportaciones. A su vez, esto provocó un déficit en el gobierno central, déficit en cuenta corriente, lo que impulsaba un mayor financiamiento externo, un aumento de la deuda, altas tasas de interés (el 50% del presupuesto de la nación se pagaba en intereses), un PIB negativo, descenso de la producción industrial, aumento del gasto público, comparado con el lento crecimiento de los ingresos, una inminente devaluación del peso colombiano lo que afectaría fuertemente a los deudores privados en moneda extranjera y por último el crédito para la producción se encareció provocando recesión y desempleo.
Dada la situación de crisis, el gobierno de Colombia tenía dos opciones para poder encontrar una salida a esta crisis, la primera era aceptar negociar con el FMI un salvataje financiero que fuese dirigido por ellos y de este modo poder obtener los recursos necesarios a través de un crédito “stand by” para poder dar un curso favorable a la resolución del problema. Esta opción permitía al FMI dirigir la estrategia económica del país lo que hacía temer al gobierno de no ser capaces de tomar sus propias decisiones y dejarlas en manos de un tercero. La segunda opción era dar reversa a las medidas derivadas del Consenso de Washington que permitió la liberación financiera y comercial a principios de la década y que implicaba pensar en establecer un control cambiario para evitar las presiones especulativas contra el peso.
Por el lado de México es uno de los países más afectados por la crisis financiera internacional iniciada en los Estados Unidos, su recuperación está fuertemente ligada con el avance o retroceso de ese país.
El efecto neto sugiere revisar nuestra dependencia respecto de la economía estadounidense y realizar los cambios que se han venido posponiendo. Retomar y acelerar el ritmo de crecimiento de la economía
mexicana no se logrará con base en la paciencia y un gasto contracíclico.
Según Serra, Jaime. “La estabilidad de precios, condición necesaria para la competitividad”, Punto de Inflexión, IMCO 2006, pp.257, toda crisis implica un cuestionamiento profundo al statu quo
La crisis económico financiera del 2009 es una manifestación de que algo no está funcionando bien en la economía mexicana. Los cambios necesarios no se hicieron a tiempo y por esto México enfrenta no una, sino tres crisis: La recesión económica en los Estados Unidos y la debilidad consecuente de nuestro principal socio comercial, el sostenido descenso en la producción petrolera nacional y el aumento sin orden del gasto público.
Cada una de estas crisis impacta las oportunidades de prosperidad y empleo de decenas de millones de mexicanos. Su solución de largo plazo implica medidas dolorosas e impopulares, cuya viabilidad sólo es posible en un entorno de estabilidad y acuerdo político. Sin ellos, no existirán las condiciones necesarias para definir e implementar las transformaciones estructurales requeridas; como son la distribución de la carga fiscal o las áreas de oportunidad para detonar la productividad del país en el futuro
próximo.
La crisis financiera de 2008-2009 que experimentó la economía global tuvo efectos muy importantes en la economía mexicana. A diferencia de crisis de balanza de pagos previas, ésta no tiene su origen en desequilibrios internos. Basta comparar las magnitudes del déficit en cuenta-corriente en 1994 y 2008: en la crisis del 1994 éste llegó a representar casi el 8% del PIB, mientras que en 2008 sólo significó alrededor del 1% del PIB. Asimismo, en materia de reservas internacionales, éstas cubrían4.86 meses de déficit en cuenta corriente en 1994, mientras que en 2008 representaban 71.73 meses del déficit en cuenta corriente. Sin embargo, a pesar de que no habia grandes desequilibrios internos, la economía mexicana experimentó una devaluación de más de 26% durante 2008, concentrada sobre todo en los últimos meses.
Una devaluación de esta magnitud tiene múltiples efectos en la economía. Aquí nos consentramos, solamente, en los efectos sobre la inflación, puesto que ésta es una variable particularmente relevante para que la competitividad de la economía mexicana
En el pasado, el tipo de cambio flexible había permitido gozar de una
relativa estabilidad cambiaria sustentada en el flujo constante de comercio, remesas, inversión y otras fuentes de divisas. Sin embargo, ningún arreglo monetario puede evitar que nuestra moneda pierda valor si disminuye la productividad de la mano de obra a la par de la disminución de la producción (consumo, inversión, impuestos y exportaciones netas)
Durante un largo periodo, la relativa fortaleza del peso estuvo
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