Educación

Los estudiantes que se encuentran en este punto de transformación empiezan a padecer cierta pérdida de seguridad en sí mismos, comienzan a creer historias sin fundamento sobre las supuestas experiencias que vivirán al adentrarse en su nueva etapa, los aterra el hecho de enfrentarse a un ambiente hostil en el que pueden ser víctimas de amenazas y abusos por parte de los alumnos de grados superiores, tienen incertidumbre sobre cómo serán los maestros en cuanto a sus estados de ánimo, están conscientes de que serán más exigidos en muchos aspectos; llegan a concluir que, por tratarse de un nivel mayor a primaria, todo lo que lleguen a enfrentar será en mayor cantidad y dificultad (exámenes, tareas, actividades extracurriculares, etc.).

La ansiedad que presentan los alumnos es muy notoria, antes, durante y después del proceso de transición, aunque conforme avanza el tiempo irá desapareciendo, llegando al punto en que se adapta por completo al entorno escolar. Sin embargo, mientras esto ocurre, muchos presentan una baja en su aprovechamiento a lo largo del primer año de secundaria, aunado a la poca motivación y gusto por asistir a clases.

Durante las clases se muestran sumisos, tímidos, tienen poca o nula participación y no aportan ideas, apenas se apresuran a terminar las actividades que aplica el profesor pero cuidando no llamar la atención del mismo.

En muchos casos, los alumnos que pertenecen a una posición socioeconómica baja llegan a tener complicaciones con respecto al traslado de su casa a la secundaria y viceversa, lo cual repercute de manera que se notan cansados, desmotivados para seguir estudiando, cuentan con poco tiempo para realizar los trabajos (en caso de tareas colectivas no llegan a efectuarlas), además les es muy difícil comprometerse en actividades extraescolares que implican quedarse más tiempo fuera del horario de clases o incluso asistir en otros días.

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