El Estado, ciudadanía y pandemia: la gran controversia

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“EL ESTADO, CIUDADANÍA Y PANDEMIA: LA GRAN CONTROVERSIA”

La actual pandemia de Covid-19, ha generado en todo el mundo del siglo 21, una severa crisis económica, social y de salud, nunca antes vista. Los países se encontraban en una carrera contra la propagación de la enfermedad, haciendo pruebas, dando tratamiento a los pacientes, rastreando los que tuvieron contacto, limitando los viajes, poniendo en cuarentena a los ciudadanos y cancelando grandes reuniones como los eventos deportivos, los conciertos y las escuelas. De esa manera, nuestro país no fue una excepción, e incluso tuvo uno de los mayores números en cuanto a contagios, y fatalidad, siendo la economía, educación, salud y trabajo, los sectores más afectados a pesar de las medidas tomadas. Ante esta situación, nos preguntamos ¿Por qué nuestro país a pesar de las medidas implementadas, estuvo y está, en una situación tan perjudicial?    

Según mi punto de vista, tanto el gobierno, como la población tuvieron un actuar decadente durante pandemia, lo que resultó en un aumento de contagios y las crisis que estamos viviendo actualmente.

Por un lado, tenemos al sector salud, que en atención a la pandemia por COVID-19, enfrentaba muchos retos, destacando la precariedad del sistema de salud para responder a un problema público de gran magnitud como lo es la actual pandemia. En gran manera se puede atribuir esa falta de prevención a la lejanía con que se observaba la crisis, lo que no permitía al Estado evaluar y preparar nuestro sistema de salud; no obstante, se debe mencionar que en la mayor parte de infraestructuras públicas, se puede encontrar muchas deficiencias, como la falta de personal, de competencias, de medicamentos e insumos, malas condiciones de los establecimientos, equipos malogrados y falta de protocolos médicos; generalizando, nuestros sistemas de salud son muy pobres; por lo que, no podemos decir, que la falta de preparación sea la razón de que nuestro país sea uno de los más afectados en cuanto a cifras de infectados, ya que las bases en salud pública eran muy frágiles, y ante una crisis como la vivida, se desplomarían, dando paso al gran caos que se vivió a inicios del 2020.    

Por otro lado, en el sector educación, uno de los más importantes de nuestro país, las metodologías y estrategias aplicadas para educar a distancia, supusieron una gran pérdida por parte de los estudiantes. El Estado peruano implementó el programa ‘Aprendo en casa’, mediante el cual, tanto en medios como la televisión, internet y radio, podrían brindarse clases. Sin embargo, la pandemia puso al descubierto brechas entre el mundo urbano y rural; entre costa, sierra y selva; dejando notar que, en muchos lugares, era imposible optar por la educación a distancia, debido a la falta de electrificación, por consiguiente, internet, y recursos tecnológicos para las clases. Es así, que al inicio de la pandemia alrededor del 9% de los estudiantes peruanos vivían en áreas donde no se podía acceder a ninguna modalidad de vínculo con Aprendo en casa. Y actualmente, un total de 230.000 estudiante de Educación Básica Regular, han salido del sistema educativo a causa de estas o razones similares. Además, cabe mencionar que los niveles de educación han decaído enormemente tras en inicio de la virtualidad, dado que los programas dirigidos a los alumnos duraban menos en comparación a las clases que se llevaban de forma presencial y, “al ser para dos grados, no existía un buen manejo sobre el desarrollo intelectual que los estudiantes necesitaban”, declara Heli Ocaña, Decano del CPP (Colegio de Profesores del Perú).  

Al mismo tiempo, incluso en pandemia no se puede evitar que en nuestro país impere la corrupción, tomando la salud pública como un negocio para satisfacer sus propios intereses económicos sin importar el perjuicio que esto supondría para los peruanos. Una de las necesidades primordiales ante este contexto y que generó oportunidades para la corrupción fue la compra de medicamentos, implementos de bioseguridad, mascarillas, equipos médicos, productos de limpieza, oxígeno, entre otros que fueron adquiridos por costos excesivos en comparación a su precio estándar y que, en algunos casos, son de dudosa calidad; todo ello, a causa de malos funcionarios y proveedores que han aprovechado esta ocasión para enriquecerse de forma ilegal. Como ejemplo, tenemos al MINSA, que en el pasado 2020, adquirió un total de 35 ventiladores incompletos y que costaban tres veces más de su precio en el mercado. No obstante, la sobrevaloración de estos productos no fue la única forma de corrupción en pandemia, la atención médica en instituciones públicas ha sido rodeada de muchas opiniones, casos y denuncias relacionadas a corrupción, por exigir ‘incentivos’ para acelerar la atención de los pacientes, ello se evidencia en una encuesta realizada por el Instituto Apoyo, donde el 23% de los pacientes del sector publico afirma que se les requirió un pago para ser atendidos más rápido o de mejor manera. Así pues, es notorio el poco actuar del Estado Peruano ante estos casos relacionados al cáncer llamado corrupción. [pic 4]

Asimismo, tenemos a uno de los mayores problemas que ha predominado desde antes de la pandemia en la ciudadanía, la falta de información, que ha causado innumerables malentendidos en plena crisis por causa de personas inconscientes que propagan contenido falso o parcialmente equivocado. Ejemplo de ello, es la controversia de las vacunas, de las cuales han salido muchos mitos infundados que tenían y tienen poder en las poblaciones, siendo una de las consecuencias la disminución o ralentización del proceso de vacunación, además, tenemos información dudosa como el uso de la hidroxicloroquina o legía diluida como tratamiento, mito que es muy irresponsable y peligroso para la salud pública.

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