El Gobierno en Acción de Ricardo Uvalle Berrones (Resumen)

8-990-1331 | Ester Zambrano

El Gobierno en Acción

La Formación del Régimen Presidencial de la Administración Pública

Ricardo Uvalle Berrones

Resumen

El primer capítulo analiza la situación política del feudalismo, cuando la identidad del Estado y la sociedad no permite distinguir el contenido de las estructuras políticas, porque están incrustadas en el conjunto de las relaciones esclavistas. Los privilegios dependen continuamente de los individuos. Los reyes medievales fueron los protagonistas del activismo político y establecieron relaciones políticas con sus vasallos bajo juramentos de lealtad. El surgimiento del capitalismo no fue propicio para una organización política feudal porque, al regir a través de los privilegios y la dispersión del poder político, impidió la circulación general de mercancías. Era una organización política destinada a despojar a los antiguos señores feudales de sus privilegios, unificar la vida política, fomentar el comercio y, ante todo, apoyar a la burguesía en su lucha contra la aristocracia. El segundo capítulo examina el gobierno de una monarquía absoluta como escenario histórico en el que se formó el poder ejecutivo moderno. Con la monarquía absoluta la administración centralizada, junto con el desarrollo del capitalismo se ha convertido en la ley histórica del estado moderno. Por lo tanto, el estado nunca deja de luchar con los restos del feudalismo. Al despojarlos de su poder político, estableció una organización centralizada del poder y contribuyó así al debilitamiento de la burguesía ya la victoria sobre la aristocracia en el continente. El tercer capítulo examina el régimen político desde el punto de vista de la separación entre Estado y sociedad, así como las formas de reconciliación que establecen ambos. La separación del Estado de la sociedad significa la victoria de la clase capitalista sobre la monarquía absoluta y la aristocracia de la renta; En este sentido, el Estado se generaliza y funciona como la organización política de la clase dominante, es decir, de la burguesía. La sociedad estatal es la clave de la dominación política de la clase capitalista, le da valor al estado bajo el signo del "interés común". Sin embargo, la separación del Estado de la sociedad no significa que no haya relación entre las dos entidades: ambas tienen formas de reconciliación que no remedia su división, sino que la cubre. Así, la sociedad está conectada con el estado a través de las clases sociales, ya que son colectivos que expresan los intereses políticos de los individuos. Así, dado que las clases sociales median entre la sociedad y el Estado, defienden sus intereses políticos frente a éste a través de delegados, como representantes de las clases sociales en el parlamento, luchando por realizar los intereses comunes del Estado, es decir, sus intereses políticos. El capítulo cuatro examina el dominio parlamentario después de que el capitalismo derrota a la monarquía absoluta. El Estado separa la vida cívica de la vida política. El objetivo principal del liberalismo es debilitar el poder ejecutivo. El parlamento es la unidad política de la clase capitalista, ya que tiene cabida para diferentes facciones para formar sus miembros. El poder ejecutivo perdió su importancia política y por lo tanto se limitó a garantizar el orden y la seguridad, por lo que el sector privado se convirtió en el principal actor del comercio. El capítulo cinco examina la dictadura soberana del ejecutivo como un medio para restaurar la estabilidad política de la sociedad civil capitalista. Como dictador soberano, el ejecutivo rompe la constitución, lo que debilita la constitución ante el parlamento, y revoluciona la situación nacional para establecer un orden político más estable, pautas para la circulación de bienes y, sobre todo, garantías para el gobierno. Actuando según la voluntad autocrática, el operador no está sujeto a la regulación de la ley; más bien, tiene mucha libertad para actuar a voluntad contra los focos de inestabilidad de la sociedad civil. Sin embargo, la dictadura del poder ejecutivo no es comparable a la dictadura de un gobernante autocrático y totalitario, ya que reprime implacablemente a la sociedad civil.

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