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El Pueblo Mapuche y el Estado de Chile, origen y transformación de un conflicto histórico y cultural


Enviado por   •  31 de Marzo de 2013  •  Ensayo  •  4.688 Palabras (19 Páginas)  •  683 Visitas

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El Pueblo Mapuche y el Estado de Chile, origen y transformación de un conflicto histórico y cultural

por David G. Miranda

Artículo publicado el 24/02/2011

Introducción

La historia del pueblo mapuche ha estado marcada por la resistencia a la intervención cultural y territorial llevada a cabo inicialmente por el imperio Inca, luego por el colonizador español, y finalmente por el Estado chileno, en más de cinco siglos de enfrentamientos casi continuos. Ante estos hechos hay que recalcar que el pueblo mapuche no tiene en sí una cultura de “guerra”, de hecho, a la llegada de colonizador español, no poseía estructura militar alguna, sino que su organización ante la invasión es ocasional. Si bien la resistencia ante el colonizador español fue la única en todo el continente que no cedió, resulta significativo, y a la vez paradójico, que del cruce de ambos pueblos surgiera el mestizaje que sería uno de los pilares del nacimiento de la sociedad chilena, junto al nacimiento del elemento “criollo” (hijos de españoles nacidos en América), quienes unidos forjarían una identidad nueva para dar paso al surgimiento de las naciones latinoamericanas. Precisamente, el conflicto surge desde aquel momento, ya que con el nacimiento de los nuevos estados no se consideró a los pueblos indígenas como un factor “necesario” para forjar naciones que adoptarían modelos europeos de sociedad. Al menos no desde las cúpulas del poder. Desde entonces, las posibilidades de los pueblos indígenas aparecen como un eterno dilema entre la inminente integración a una sociedad modernizada(o transmoderna) o la preservación de su cultura en los límites entre lo urbano y lo rural.

Desde el punto de vista del Estado, la frontera histórica delimitada por los territorios mapuches, ha sido la “piedra en el zapato” de la república durante casi dos siglos. Procesos violentos como la “Pacificación de la Araucanía” (1) han infundido el miedo sobre el cual se instaura la obediencia civil del habitante chileno, donde el Ejército de Chile y posteriormente las FFAA, han tenido un rol protagónico, al nacer institucionalmente para combatir a un enemigo que se encuentra al interior de la nación, interviniendo según el historiador Gabriel Salazar, veintitrés veces en contra de la clase trabajadora, integrada históricamente por población indígena y mestiza.

De esta forma se configura en el Chile del s.XIX un escenario de guerra casi permanente, desde los inicios de la república, con una guerra prácticamente heredada desde la colonia, como lo fue la guerra de Arauco con más de trescientos años de duración, donde murieron mas de cincuenta mil españoles, al punto que un gobernador se atrevió a afirmar que “la guerra de Arauco cuesta más que toda la conquista de América”. El carácter indómito del pueblo mapuche hizo que esta región de América fuese caracterizada en España como una “tierra de guerra”, situación que se mantuvo hasta que, poco a poco, la población mapuche fue sucumbiendo a los embates de una (trans)-modernidad naciente.

En la actualidad, el pueblo mapuche en Chile es el pueblo originario más numeroso al interior de dicha nación, con un 87,3% del total de la población indígena del país. (aprox. 1.000.000 hab.). En las últimas décadas, las precarias condiciones de la vida rural e indígena del país, han motivado un importante fenómeno de migración hacia las ciudades, el mapuche ha debido introducirse en el núcleo de la sociedad chilena para buscar mejores condiciones de vida, enfrentando una fuerte discriminación por su condición étnica. El rechazo de la sociedad chilena a lo indígena ha sido un factor histórico de conflicto a nivel social y estatal. Desde el punto de vista cultural, ha sido un elemento más bien “mitificado” que resaltado desde su valor intrínseco, como aquel pueblo que no se doblegó ante el colonizador, pero siendo a la vez despojado de su territorio ancestral y discriminado en términos sociales y económicos.

El (re)nacimiento del concepto de Nación Mapuche, se trata de un fenómeno político que cuestiona la soberanía de los estados nacionales de Chile y Argentina, agregando un elemento de suspicacia sobre la reafirmación de la identidad nacional en base a métodos violentos y la creación de símbolos patrios, como ha sido tradicional en la historia de los países latinoamericanos. Hoy, la violencia de estado está presente en la región de la Araucanía, pese a no configurarse un escenario de guerra, por diversos motivos, se trata de un antagonismo declarado entre un pueblo que busca preservar su cultura y su forma de vida, y un estado que busca, por una parte, refirmar su autoridad “ordenadora” de una nación, y por otra, alcanzar una integración “políticamente correcta”, aunque con serias contradicciones y no menos dificultades y carencias culturales que hacen que la paz real sea, hasta el momento, una meta difícil de alcanzar.

A modo de “método”

Una de las argumentaciones que nos da Álvaro Jara sobre la lentitud de la conquista en Chile, en comparación a lo ocurrido tanto en México como en Perú, da cuenta del nivel de desarrollo del concepto de Estado en cada región. Al parecer, la asimilación de la dominación española por parte de los pueblos indígenas sería directamente proporcional con dicha característica, que implica existencia de toda una serie de modalidades en la estructura de la sociedad, que no son sólo políticas, sino también sociales y económicas. Precisamente, el pueblo mapuche no tenía una organización política que se asemejara al estado de los incas o los mayas, ni tampoco una compleja estratificación social o una rígida organización del trabajo, característica que unida a su altivez natural hizo que cualquier intento de dominación fuese muy complicado. A partir de la llegada del español, la defensa del pueblo mapuche de su territorio fue acérrima, dando origen a la Guerra de Arauco, permanente durante toda la colonia hasta la guerra de la independencia, en una de las guerras más largas de la historia, que duraría más de trescientos años; nacería así lo que se conocería como “la última frontera”, el lugar donde la dominación española acababa (2).

Una de las implicancias más potentes de dicha frontera es el hecho de que su existencia propiciaba el desarrollo de una sociedad distinta hacia el sur del Bío-bío, un lugar sin leyes ni costumbres europeas, el llamado Meli-wixan-mapu o Wallmapu. Precisamente, el establecimiento de dicha frontera propiciaría diversas situaciones, como la convivencia entre ambos bandos, algo característico de las guerras de larga duración, además del surgimiento de las primeras “relaciones diplomáticas” entre mapuches

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