El incidente de Cromañón

Elijo el incidente de Cromañón por ser un tema que me interesa, en el cual veo muchos puntos para poder analizar.

30 de diciembre de 2004. Bartolomé Mitre 3060/3066/3070, barrio de Balvanera, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.

República Cromañón, una discoteca.

Su dueño: Chabán.

Grupo de rock que toco esa noche: Callejeros.

La noche del 30 de diciembre de 2004, todos los fanáticos de Callejeros asistieron al último recital del año,” la despidida del año de Callejeros”. Todo sería una gran fiesta….más de uno de nosotros nos acostamos temprano, ya al otro día, 31 de diciembre, habría muchas cosas por preparar en vísperas del año nuevo.

Me levanté el 31 muy temprano y en todos los canales de televisión estaba “la tragedia de Cromañón”.

Me senté y empecé a escuchar las noticias; no lo pude creer; intentaba buscar en mi mente si tenía alguien que le gustara Callejeros, al tiempo que no podía dimensionar la cantidad de personas muertas que los noticieros iban acrecentando minuto a minuto ni las imágenes que estaba mirando… todo me parecía una locura, algo que no podía ser que estuviera pasando en Argentina.

Luego de este primer impacto, continué escuchando todo lo que se decía; entendí, con muchísima desilusión, que sí podía ser… cómo no ocurrir en este país donde la mayoría de las cosas están arregladas, hechas por la mitad, etc., etc., etc.

Todo puede ser en la vida del ser humano, pero yo me pregunto, ¿en qué cabeza cabe tirar una bengala en un lugar cerrado? (Esta pregunta me la hice y sigo haciéndomela sin tener en cuanta todos los materiales inflamables que estaban en el lugar).

Bueno, vamos a partir que a un ser humano se le ocurrió; también podemos tener en cuenta que a Callejeros “…el mismo manager los presentaba como <<las más pirotécnica del país>>”

¿Por qué será esta denominación?... pensemos… ¿es la publicidad de Cienfuegos o Júpiter? ¿O son la misma banda y su manager quienes incitaban estas bengalas?

Como todo en Argentina, los argentinos pensábamos que acá nada ocurriría. Pero vayamos a la información.

“… 15 días antes del incendio, Callejeros tocó en Excursionista, donde se labraron ocho actas por contravenciones relacionadas con pirotecnia” .

Teniendo esta información, podemos analizar o suponer que lo que sucedió después era previsible, pero ¿la conciencia dónde la dejamos? No podemos pensar que cada uno de los fans o seguidores supuso o creyó que por ir a ver a Callejeros se moriría. No puedo dejar de notar que ya en la conciencia de cada fan y su familia se tiene que dar por sabido que al asistir a un recital uno está corriendo un riesgo adicional al que puede correr en la cotidianeidad (en la calle, en casa, en la escuela, caminando, etc.). A los espectáculos de este estilo, se debe asistir con prudencia y cautela.

Personalmente tuve la posibilidad de asistir a recitales de los Redonditos de ricota, Los piojos y otros de rock, como también de música melódica; sé muy bien cómo es el ambiente del rock, cómo son los recitales, el cuidado con el que se debe asistir. Muchas veces los accidentes no dependen de uno mismo, sino que se producen por el efecto rebote. El tener estos conocimientos me lleva a formar mi propio punto de vista. Chabán, ¿es el de mayor responsabilidad? Para mí, no. Hay otros y otras causas igual de importantes:

1. Callejeros: la banda era la encargada de la seguridad. No olvidemos cómo la presentaba su propio manager, tampoco olvidemos las ocho actas libradas 15 días antes del incidente.

2. El Gobierno: por habilitar lugares sin cumplir las normas de habilitación correspondientes, por dejarlos tocar pese a las actas ya mencionadas y quizás muchas mas si investigamos en los registros al respecto.

3. Chabán: por no tener en condiciones el establecimiento, como la ley lo indica. Además, la capacidad habilitada del local era de 1031 personas pero según el recuento del público, este era mayor a dicha cifra.

En la causa judicial, se asegura que ingresaron al menos 4500 personas, ya que se habían vendido 3500 entradas disponibles y se calculó la existencia de 1000 personas que ingresaron sin las mismas.

La estructura de Cromañón está compuesta por su entrada principal y dos salidas de emergencias. Una de ellas estaba funcionando como boletería, con su vallado correspondiente, y la otra, ubicada a la izquierda del escenario, se encontraba cerrada con un candado y ataduras de alambre. Esta última fue abierta por los bomberos, mínimo, una hora mas tarde de haber comenzado el incendio. Como si esto fuera poco, la habilitación por la Superintendencia de los bomberos se encontraba vencida desde el mes del pasado noviembre, sin contar que de los quince matafuegos existentes en el lugar, diez de ellos se encontraban inutilizables.

4. Cada una de las personas que asistieron y las culpables, quizás, de tirar las bengalas sin tener la conciencia de haber puesto en riesgo no sólo a ellos mismos, sino además, a todas las personas presentes. No puedo dejar de mencionar a aquellos padres /madres que asistieron llevando a sus hijos menores de edad, dejándolos en un baño en cuidado de Dios sabe quién (en el juicio, algunos testigos mencionan que esta información no es verdadera, pero sí recuerdo que durante las primeras horas luego de la tragedia, apareció en reiteradas oportunidades en programas televisivos y diarios). No tengo palabras para poder expresar mi impotencia sin faltar el respeto, y sabemos bien que acá no estamos sólo hablando de la clase baja, como normalmente se expresa en algunas situaciones. En Cromañón, esa noche, estaban todas las clases mezcladas, una sociedad entera. Esto no pasó el las favelas, en esa parte de la sociedad discriminada, sino en la plena Capital Federal de la Argentina.

Sin embargo, la justicia tomó su propia resolución. “El juicio a los implicados en la causa de Cromañón comenzó el 19 de agosto de 2008 y se realizó en una de las salas del Palacio de Justicia de la Nación, ubicado en Buenos Aires. Luego de un año, el 19 de agosto de 2009, el tribunal oral en lo criminal número 24 de la Ciudad de Buenos Aires

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