Ensayo el buen vivir de la cultura mame
Enviado por Maurijbarrios • 26 de Marzo de 2020 • Ensayo • 1.791 Palabras (8 Páginas) • 166 Visitas
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EL COLEGIO DE LA FRONTERA SUR
Unidad Tapachula
Ensayo el buen vivir en la cultura mame
Presenta:
Barrios Calderón Mauricio Josué
Curso
Sociedad y Ambiente
Maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural
Docentes:
Dr. Abdel Camargo Martínez
Dra. Flor María Pérez Robledo
Tapachula de Córdova y Ordoñez Chiapas,
02 de Marzo de 2020
INTRODUCCIÓN
Uno de los principales temas que engloban las Teorías y modelos de desarrollo es “El desarrollo del buen vivir”, expresado como un tópico de gran interés para la comprensión de los usos y costumbres de los pueblos originarios. Por tal razón, como parte del proyecto de investigación intitulado: “APROPIACIÓN Y PRESERVACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS ANCESTRALES DE LA CULTURA INDÍGENA MAME EN HABITANTES DEL MUNICIPIO DE UNIÓN JUÁREZ, CHIAPAS, MEXICO”, en el presente ensayo se hará una discusión sobre el vínculo de los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas, en relación a algunos de los conceptos abordados en clase. Uno de ellos que se contrapone a la globalización como un fenómeno evidente que obstaculiza las formas de vida en las comunidades indígenas de la región Soconusco es la decolonialidad.
Es importante voltear a ver a nuestros pueblos originarios, la relación intrínseca e interacciones de estos con su entorno natural, y cómo a través de sus modos de producción sostenible, estos han aprovechado sus recursos para el bien común, sin cometer atrocidades que constituyan una amenaza al deterioro de los recursos naturales desde un punto de vista sustentable. De acuerdo a lo anterior, es importante comprender en qué medida las comunidades indígenas de la cultura mame se han apropiado del patrimonio cultural adquirido de sus ancestros, entendiendo que el patrimonio hace referencia a aquellos bienes heredados culturalmente, tangibles e intangibles (Palma, 2013), y que forman parte de sus actividades cotidianas para llegar a un desarrollo que contribuye al buen vivir.
DESARROLLO
El buen vivir es un concepto construido a través de los diferentes pueblos indígenas de América latina, particularmente los pueblos guaraní (Ñande reko), Kichwa (Sumak Kawsay) y Aymara (Sumak Quamaya) que habitan en los actuales territorios de Bolivia, Argentina, Brasil, Paraguay, Perú, Chile y Ecuador. Estas comundiades relacionan a los seres humanos con la naturaleza, enmarcando procesos de disputa simbólica pero también material (económica, política y territorial) en torno a los usos y sentidos otorgados por el estado, la nación, empresas transnacionales, pueblos indígenas, comunidades campesinas, etc. Para poder comprender el buen vivir tendríamos que incluir los modos de pensamiento de ancianos, jóvenes (mujeres y hombres) de las comunidades, y considerar a los pueblos indígenas de los diferentes países de América y el mundo.
Los pueblos originarios tienen lecciones provenientes de su ancestral cosmovisión. El buen vivir es un modelo de vida que se transmite de generación a generación, haciendo referencia a prácticas de igualdad, convivencia comunitaria, reciprocidad y relaciones armónicas con los otros y con la madre Tierra (Wahren, 2016). Algunos elementos simbólicos como el idioma, la vestimenta, los modos de producción alimentaria, gastronomía, etc., que forman parte de los usos y costumbres, permiten evaluar el nivel de identidad prevaleciente en cada cultura indígena. Esta identidad corresponde a quién es el individuo y cómo es diferente al resto de la gente (Molano, 2007; Fernández, 2012), y qué tanto influye esa “diferencia” entre el sujeto más arraigado a su cultura, con aquel que aún no reconoce total o parcialmente, que forma parte de ella.
La cultura mame es una etnia maya antigua que habita en la sierra madre de Chiapas y en el sureste del Soconusco. El vocablo mame se deriva del quiche Mam que significa padre, abuelo o ancestro (Quintana y Rosales, 2006). En el municipio de Unión Juárez, los antiguos mames eran una sociedad agrícola que cosechaban maíz, frijol, calabaza, yuca, camote, y complementaban su dieta con el producto de la caza y la pesca realizada en los ríos cercanos. Estas comunidades rendían tributos de veneración al maíz para lograr buenas cosechas; además encendían una vela para darle gracias a la madre naturaleza por su fertilidad y proveerlos de alimentación. Sin embargo, el modo de vida consumista instaurado por la influencia cultural de otros países, ha propiciado la pérdida de identidad en las comunidades indígenas mame, impulsando con ello el modo de vida colonial.
Al considerar la marginación social y pobreza encauzada por el menosprecio hacia la diversidad cultural, la discriminación indígena, inequidad de género prevaleciente (aún dentro del núcleo indígena), y la necesidad de satisfacer la insuficiencia, el sujeto indígena va deteriorando su medio al adoptar modos de producción explotador. Es por ello que, desde un enfoque decolonial, la cultura mame ha buscado rescatar los valores que se han ido perdiendo y que hacen falta para tener una sociedad mas justa e igualitaria, así como también preservar las costumbres y tradiciones de sus ancestros para lograr revivir la forma de vida que ellos tenían. También es importante enfatizar en que los modos de vida autóctonos de las culturas indígenas como la etnia mame, constituyen una alternativa viable para mitigar los efectos del cambio climático a través de la protección de los recursos naturales. Al respecto, ha sido muy poco valorada la función que desempeñan los pueblos indígenas en el gran desafío de evitar la pérdida de la biodiversidad, el cuidado de la vida silvestre y el uso sostenible de los recursos.
Es evidente que las comunidades indígenas son las que incentivan aún la implementación de técnicas tradicionales y modos de uso de la tierra sustentables (agricultura orgánica, cultura ambientalista, valoración de servicios ambientales, cuidado de los bosques y selvas, etc.). El valioso aporte que estos portadores de conocimientos tradicionales, obtenidos a lo largo de generaciones de experiencias, observaciones y transmisión oral, pueden contribuir al desarrollo y a la gestión sostenible de los ecosistemas. Esto a su vez contribuye a lograr un modelo de desarrollo endógeno (de lo local a lo global), basado en el uso y manejo de los recursos naturales bajo un enfoque de desarrollo sustentable “satisfacer las necesidades presentes, sin comprometer la de las futuras generaciónes”[1]. Esto permite aminorar problemas socioambientales visibles como el conflicto por el recurso hídrico, la marginación social y la pobreza.
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