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Futuro Posneoliberal


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2012  •  2.364 Palabras (10 Páginas)  •  444 Visitas

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FUTURO POSNEOLIBERAL DE LA POLÍTICA PÚBLICA: EL INGRESO CIUDADANO UNIVERSAL.

JULIO BOLTVINIK1

El látigo del hambre y las condiciones para su superación

Abraham Maslow, autor de la teoría de la jerarquía de necesidades, señala que la experiencia puede revalorar las necesidades más prepotentes (las fisiológicas): “un hombre que ha renunciado a su trabajo por conservar el respeto a sí mismo, y que pasa hambre por seis meses, puede estar dispuesto a volver a su trabajo aun al precio de perder su autorespeto”. A pesar del carácter monótono del trabajo y de las humillaciones que le imponen, el proletario no puede renunciar a su trabajo porque está dominado por el látigo del hambre. Robert Heilbroner ha mostrado que en la historia de la humanidad hay tres formas de resolver el problema económico fundamental, que define como la movilización de la energía humana hacia el trabajo: la tradición, la coerción o látigo literal, y el látigo metafórico del hambre. La maldición que Jehová impuso a los seres humanos expulsados del paraíso: “ganarás el pan con el sudor de tu frente”, simboliza el mundo de la escasez en el que siempre ha vivido el ser humano.

Las condiciones para superar esta maldición están dadas desde hace casi medio siglo. Radovan Richta, encabezando un amplio grupo multidisciplinario de científicos checoeslovacos, afirmó en 1968 en La civilización en la encrucijada, que la automatización “elimina completamente las actividades del hombre en la producción directa y la traslada a las etapas reproductivas: a la preparación tecnológica, la investigación, la ciencia, la preparación del hombre”. La automatización hace posible eliminar el arduo trabajo físico: ganarse el pan sin el sudor de la frente. Distinguen, brillantemente, entre necesidad externa e interna: De la revolución científico técnica surge la gran esperanza de superar la alienación y recuperar el carácter creativo de la actividad humana: “una vez que el hombre cesa de producir las cosas que las mismas cosas pueden producir en su lugar, se abre ante él la posibilidad de consagrarse a una actividad creadora que movilice todas sus fuerzas, a la expansión de sus capacidades. La difusión general de este

tipo de actividad humana marcará de hecho la superación del trabajo. La necesidad externa…cede su lugar a la necesidad interna del hombre… entonces desaparece la contradicción abstracta entre el trabajo y el placer, entre el trabajo y el tiempo libre: la actividad humana se confunde con la vida”.

El ingreso ciudadano universal como medio de salvación del capitalismo

Pero esta esperanza parece no poder alcanzarse en el capitalismo. El sistema salarial, esencia del capitalismo, se comprime al extremo con la automatización total porque los robots no perciben salarios ni necesitan consumir. El desempleo se generaliza y, como consecuencia, no hay suficientes compradores a quien vender los bienes producidos, que pueden crecer exponencialmente. El desarrollo de las fuerzas productivas compatible con el capitalismo, parece llegar a su fin. Esta aguda contradicción fue percibida desde el interior del sistema, por instituciones y personas interesadas en la reforma del capitalismo y no en su eliminación. Sobresale, al respecto, el economista Robert Theobald, uno de los precursores de la discusión del ingreso ciudadano. En un libro que él compiló (El sueldo asegurado2), nos da a conocer que el concepto de sueldo asegurado (“garantía absoluta a la subsistencia abundante”) aparece, “quizás por primera vez” en la novela utópica de Edward Bellamy, Looking Backward, publicada en 1888, que la “inminente realidad de la abundancia ha determinado que renaciese el interés durante la década de 1960 y que se ha afirmado que el mismo es el método más apropiado de que dispone para impedir nuevos deterioros de la justicia social y la libertad individual”. Añade que uno de los factores que ha estimulado la discusión es la conclusión que “el permanente influjo de la transformación tecnológica impedirá dar empleo a todos los que lo solicitan”, lo que llevará a la necesidad de encarar algunas transformaciones fundamentales del actual sistema socioeconómico que funciona satisfactoriamente sólo cuando la abrumadora mayoría de los que buscan empleo pueden hallarlo”.

Theobald aborda otro cambio fundamental que el sueldo asegurado traería en la condición del ser humano: “eliminaría muchas relaciones institucionales que facilitan el control y la dirección del individuo”. El mecanismo del trabajo, que

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ahora sirve para controlar a los subordinados, empleados y al conjunto de la población, perdería (casi) totalmente tal función. Erich Fromm, en el mismo volumen, resalta que el sueldo garantizado “por primera vez podría liberar al individuo de la amenaza del hambre, lo haría auténticamente libre e independiente de las amenazas de carácter económico, nadie tendría que aceptar condiciones de trabajo movido simplemente por el temor del hambre, la mujer podría abandonar al esposo, el adolescente a su familia”.

André Gorz, el ingreso ciudadano universal y la superación del capitalismo.

La automatización determina inexorablemente la reducción creciente del tiempo de trabajo requerido para la producción de volúmenes crecientes de bienes y servicios. La sociedad y la cultura del trabajo, la sociedad salarial, van llegando a su fin. Es la hora de distinguir, como lo ha hecho André Gorz en Miserias del presente, riqueza de lo posible3, entre “la necesidad imperiosa de un ingreso suficiente y estable” y la “necesidad de actuar, de medirse con los otros, de ser apreciado por ellos”. Pero el capitalismo confunde ambas necesidades y funda sobre ellas su poder, añade Gorz.

Pero “lo que el capitalismo ha confundido podría ser de nuevo disociado: el derecho a un ingreso suficiente y estable ya no tendría que depender de la ocupación permanente y estable de un empleo; la necesidad de actuar, de ser apreciado por los otros ya no tendría que adoptar la forma de un trabajo encargado y pagado… El tiempo de trabajo dejaría de ser el tiempo social dominante”. Más allá de la sociedad salarial se dibujan así los contornos de una nueva civilización que corresponde a la aspiración mayoritaria a una vida multiactiva y a una autonomía que va más allá de la que muchas empresas han debido conceder a los trabajadores para superar el ‘fordismo-taylorismo’.

La sociedad del trabajo será reemplazada por la sociedad de la multiactividad, cambio necesario para la supervivencia (o reconstitución) de una sociedad en la cual personas y empresas puedan desarrollarse sacando partido de la nueva naturaleza de las fuerzas productivas y en la cual las formas de empleo flexibles,

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