HABILIDADES Y CONOCIMIENTOS BASICOS HACIA LOS ESTANDARES NACIONALES

HABILIDADES Y CONOCIMIENTOS BASICOS DEL ESTUDIANTE UNIVERSITARIO:

HACIA LOS ESTANDARES NACIONALES

Eduardo Backhoff E. y Felipe Tirado Segura

Eduardo Backhoff E. y Felipe Tirado S. son investigadores del Instituto de Investigaci´n y Desarrollo de lao

(UABC) y de la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Iztacala (UNAM), respectivamente.

INTRODUCCION

El inter´s principal que tienen las instituciones de educaci´n superior (IES) por conocer el nivel acad´micoeoe

con que llegan los estudiantes que egresan del bachillerato es doble. Por un lado, se desea seleccionar a los

j´venes que est´n m´s capacitados para estudiar una carrera profesional y que tienen mayores probabilidadesoaa

de ´xito acad´mico, por el otro, se quiere diagnosticar las habilidades y conocimientos con que llegan losee

estudiantes a la universidad con el fin de detectar deficiencias en su formaci´n acad´mica y tomar las medidasoe

correctivas pertinentes.

Este inter´s por conocer el nivel acad´mico es muy diferente en los pa´eeıses industrializados y en los pa´ıses

en desarrollo. En los primeros se favorece la selecci´n m´s que el diagn´stico, debido a que la demandaoao

educativa sobrepasa por mucho la oferta en este nivel educativo. Lo anterior permite y estimula que las

IES fijen criterios de ingreso relativamente altos para su ingreso y, por consiguiente, s´lo se admiten a loso

estudiantes con muy buena ejecuci´n acad´mica. Un caso que puede ejemplificar esta situaci´n es el de lasoeo

universidades japonesas, las cuales aceptan solamente entre el 10 % y el 20 % de los aspirantes que realizan

ex´menes de selecci´n (Ikeda, 1992). En estas condiciones, la funci´n diagn´stica queda relegada a un segundoaooo

t´rmino.e

Por el contrario, en los pa´ en desarrollo la demanda apenas rebasa a la oferta educativa, lo que hace queıses

se tenga que seleccionar en muy pocos casos. Por ejemplo, en la Universidad Aut´noma de Baja Californiao

(UABC) se admite entre el 80 % y el 90 % de los alumnos que aspiran a ingresar a la universidad, y s´lo seo

seleccionan a los estudiantes que aspiran ingresar a carreras con mucha demanda (Backhoff, 1990). En estas

condiciones la funci´n diagn´stica del examen de admisi´n debe ser mucho m´s importante que su funci´noooao

selectiva.

Conocer el nivel acad´mico con que llegan los estudiantes a las IES permite tomar medidas de remedio ae

dos niveles En el propio nivel superior y en el inmediato inferior (bachillerato). En el primer caso, las IES al

conocer la discrepancia que existe entre lo que se espera acad´micamente del alumno y lo que verdaderamentee

´ste puede dar, podr´n: 1) Ajustar sus planes y programas de estudio, para poder iniciar el proceso deea

ense˜anza-aprendizaje en un nivel adecuado, y 2) remediar las deficiencias acad´micas con que llegan losne

estudiantes, mediante la implementaci´n de cursos proped´uticos o mediante otras medidas correctivas. Enoe

el segundo caso, en forma complementaria, al conocer las instituciones de educaci´n media superior al nivelo

acad´mico de sus egresados, as´ como sus deficiencias escolares, podr´n corregir su actividad educativa paraeıa

que en este nivel se tomen las medidas de remedio necesarias.

En M´xico, la importancia de evaluar el nivel acad´mico de los estudiantes en el nivel superior se puedeee

apreciar con la reciente iniciativa de la Secretar´ de Educaci´n p´blica (SEP), a trav´s de la Asociaci´nıaoueo

Nacional de Universidades e Institutos de Ense˜anza Superior (ANUIES), de elaborar el Examen Nacionaln

Indicativo para el Ingreso a la Licenciatura. Con este instrumento, que pretende ser unico y general en el´

pa´ para todos los aspirantes a ingresar al nivel de educaci´n superior, se desea obtener indicadores v´lidosısoa

y confiables sobre las habilidades y conocimientos b´sicos del estudiante, y as´ poder estimar el estado actualaı

del nivel acad´mico del bachillerato y de la licenciatura (ANUIES, 1993).e

Por otro lado, generalmente los ex´menes que se utilizan para evaluar la competencia acad´mica de losae

estudiantes pueden dividirse en dos clases: 1) De logro acad´mico y 2) de aptitudes escolares. Los primerose

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eval´an el nivel de conocimientos del estudiante y los segundos miden las habilidades que el estudiante tieneu

para aprender en una situaci´n escolar (Trent, 1968). Ambos tipos de pruebas pueden o no tener referenteso

emp´ıricos de validez y confiabilidad. Cuando lo tienen se dice que son evaluaciones formales, y cuando no,

que son informales.

Con el prop´sito de selecci´n, en las IES norteamericanas se utilizan las pruebas de aptitudes escolares, comooo

el Schoolastic Aptitud Test (College Board, Educational Testing Service, 1990) que se han elaborado, validado

y estandarizado con y para la poblaci´n estadounidense. Este tipo de ex´menes ha mostrado tener unaoa

validez predictiva satisfactoria, por lo cual se utiliza en una forma muy generalizada. Incluso, recientemente

se empieza a utilizar en IES mexicanas como el Tecnol´gico de Monterrey, la Universidad Aut´noma deoo

Coahuila y la Universidad Aut´noma de Puebla.o

En el otro extremo, las universidades mexicanas y latinoamericanas utilizan pruebas de logro acad´micoe

informales. En su mayor´ ´stas intentan evaluar los conocimientos que en teor´ el aspirante debi´ haberıa, eıao

aprendido durante el bachillerato (Backhoff, 1992). Desgraciadamente es com´n que estos ex´menes no seua

sometan a pruebas estad´ısticas de rutina y, por lo tanto, no tengan los indicadores estad´ısticos m´ınimos de

validez y confiabilidad. Adicionalmente, los grados de dificultad de muchos de sus reactivos son extremada-

mente altos, de tal manera que en promedio los estudiantes obtienen puntuaciones cercanas a los niveles de

azar. Por ejemplo, Carpizo (1986) report´ que el promedio de aciertos del examen para ingresar al bachi-o

llerato de la UNAM fue de 38.5 %, resultado que representa la calificaci´n de los estudiantes evaluados eno

una d´cada. Igualmente, nosotros encontramos que en el examen de selecci´n de la UABC, el porcentaje deeo

aciertos en la secci´n de matem´ticas de los que ingresaron a la escuela de Econom´ en el periodo 1986-oaıa

1989, fue de 34 % (Backnoff, 1991). Al ser estas calificaciones tan bajas, muy poco nos pueden decir de lo

que

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