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Impacto Social


Enviado por   •  15 de Mayo de 2013  •  2.907 Palabras (12 Páginas)  •  354 Visitas

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Impacto social: cambio tecnológico y desigualdad

"Los avances científicos y tecnológicos que se dan en los países industrializados, tienden a incrementar las desigualdades entre países ricos y pobres y a dificultar el acceso de éstos a las innovaciones tecnológicas" (2).

Hubo un tiempo en el que se pensaba que de una forma natural el desarrollo científico y tecnológico terminaría llegando a los países más pobres e incluso que éstos serían sus beneficiarios más destacados. En 1.995, Nicholas Negroponte, a propósito de su libro Being digital, todavía se preguntaba (!), analizando el promedio de edad de los ciudadanos alemanes y mejicanos, cuál de esas dos naciones se beneficiaría primero del ser digital (3).

Hoy por hoy, la respuesta es fácil encontrarla. La brecha entre países ricos y pobres es cada vez es más evidente y la tecnología acentúa más esa evidencia.

El sueño utópico de una especie de tecno paraíso en el que las seculares diferencias entre unos pueblos y otros, entre unas sociedades y otras quedarían arrasadas gracias a la tecnología sigue siendo simplemente una quimera.

Los factores que explican la paradoja de que muchos cambios tecnológicos sirvan para distanciar y profundizar en la dualización económica y social de los pueblos, en vez de para unir, son diversos:

•En una economía de carácter global, la tecnología se convierte en un elemento de carácter estratégico y en un factor de competitividad de primera magnitud. Nadie, pues, está dispuesto a cederla graciosamente.

• La venta o eventual cesión de tecnología se hace siempre con los criterios, ritmos y prioridades del país vendedor y no con los del comprador. Ello dificulta ab initio una adecuada apropiación tecnológica por parte de los países menos desarrollados y les obliga a larga y onerosa dependencia difícil de resolver.

• La falta de formación o de capacitación y la ausencia de una gestión empresarial autónoma, junto a unos esquemas y valores culturales diferentes, impide que se generen unas aplicaciones en consonancia con sus verdaderas necesidades y/o prioridades sociales.

En vez de un instrumento de liberalización y de progreso, la tecnología se puede convertir así en un arma imperialista más de globalización económica y cultural que acabe aplastando definitivamente las culturas regionales y/o minoritarias.

El desarrollo tecnológico tiende un puente entre unos pueblos y otros, entre unas culturas y otras, y el tránsito por ese enlace, en pura teoría, es bidireccional. En la práctica, sabemos que el flujo en uno y otro sentido no es equivalente, ni siquiera proporcional.

Las denominadas culturas híbridas (4) o sincréticas, fruto de ese intercambio descompensado que, por ejemplo, propician las tecnologías de la información, son buena prueba de ello. Se trata de culturas generadas no a través de un proceso de síntesis e integración, sino a base de adosamientos coyunturales (según las modas lingüísticas, del vestir, etc. dictadas por los medios) y de mixtificación intelectual.

Tecnología y protagonismo social

Ninguna aplicación tecnológica es inocua. Mucho menos lo son los intereses a los que responde. La implantación intensiva de nuevas tecnologías, especialmente las referidas a la información y la comunicación, está generando todo un rosario de consecuencias políticas, sociales y laborales, de distinto signo.

Para unos, "la sociedad civil internacional, enlazada gracias a los recursos tecnológicos ha ganado una significativa presencia en el debate y las decisiones políticas en numerosas naciones" (5).

Otros destacan que "la nota diferencial del Infolítico Superior respecto a las eras previas es que, por su propia naturaleza, los usuarios tendrán un protagonismo que no tuvieron en el pasado. Será cada vez menos cierta la afirmación de Paul Valery de que ‘la política es el arte de impedir que la gente tome parte en los asuntos que le conciernen’" (6), enfatizan otros.

Es claro que visiones tan optimistas como las precedentes no son generalizables. Por el contrario, como ocurre con el desarrollo tecnológico en general y con los beneficios económicos que de ellos se desprenden, también en el campo político y social se pone en evidencia el contraste y la gran distancia que existe entre quienes saben, tienen, y utilizan las nuevas tecnologías y quienes no las tienen, no saben usarlas o, simplemente, no pueden acceder a ellas.

También aquí, en contra del optimismo desmesurado de Negroponte, se ha de pagar una dolorosa factura en términos de dualización, desestructuración y desvertebración social.

Pero, aun más. Tampoco se corresponde con la verdad que el acceso a las nuevas tecnologías suponga automáticamente un mayor protagonismo social. El slogan " cibernautas informados son ciudadanos enterados " no explica de qué se enteran más esos ciudadanos y, sobre todo, no aclara que tener información no significa pasar a la acción.

Como acertadamente destaca Pérez Jiménez (7), "lo que Julia Kristeva considera que ha sido patrimonio de los intelectuales desde la Antigua Grecia hasta los años 60, es decir, la capacidad de generar un pensamiento alternativo y desafiante, desaparece en las últimas décadas".

Se trata de la indiferencia operacional a la que Gilles Lipovetsky (8) se viene refiriendo de manera reiterada, "consecuencia de un proceso de deserción intelectual destinado a tener un desarrollo considerable con el progreso telemático".

Otro concepto

Nuevas tecnologías de la comunicación y cambios sociales.

Introducción.

Asistimos al umbral de una nueva Era de la Humanidad a la que algunos expertos de la comunicación como Gustavo Matías denominan el Infolítico, periodo comparable al paso del Paleolítico al Neolítico. Es un periodo caracterizado por la integración del teléfono, del ordenador y de los medios de comunicación que lleva al ser humano a ampliar sus posibilidades de relación con los demás hombres a través de sonidos, imágenes y datos.

Si la tecnología de la piedra pulimentada en el Neolítico fue el agente dinamizador de la domesticación de los animales, de la agricultura, del sedentarismo y de la creación de aldeas y ciudades, ahora estamos en un periodo de similares consecuencias que vendrán de la mano de las posibilidades de la transmisión vertiginosa a distancia del conocimiento humano.

Se estima que esta revolución terminará por afectar a varios aspectos de la vida humana: formas de trabajo social y reparto, relaciones personales y de grupo y distribución de la riqueza, lo que incidirá finalmente en los modelos de distribución

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