Internacional
Enviado por mileika • 24 de Octubre de 2013 • 3.118 Palabras (13 Páginas) • 211 Visitas
El Washington Post del 10 de junio informó de que “varios funcionarios dijeron que indudablemente la CIA comenzará a revisar el proceso por el que se contrató a Snowden tratando de determinar si pasó desapercibida alguna señal de que un día el candidato podría traicionar secretos nacionales”.
Sí, hubo una señal que no advirtieron, Edward Snowden tenía algo en su interior, una conciencia a la espera de una causa.
A mí me ocurrió lo mismo. Fui a trabajar al Departamento de Estado, pensando en llegar a ser un funcionario del Foreign Office, con las mejores –las más patrióticas– intenciones, para hacer todo lo posible por exterminar a la bestia de la Conspiración Comunista Internacional. Pero luego el horror, diario, de lo que EE.UU. estaba haciendo al pueblo de Vietnam me fue revelado por todos los medios posibles y comenzó a angustiarme. Mi conciencia había encontrado su causa y nada de lo que pudieran haberme preguntado en una entrevista previa a mi empleo podría haber alertado a mis interrogadores del peligro potencian que planteaba, porque yo mismo desconocía el peligro. Ninguna pregunta de mis amigos y parientes podría haber señalado el más mínimo indicio del activista radical contra la guerra en el que me convertiría. Mis amigos y parientes se sorprendieron tanto como yo mismo. Simplemente no había manera de que la oficina de seguridad del Departamento de Estado supiera que no debería contratarme y recibí la Aprobación de Seguridad Secreta.
¿Entonces qué puede hacer un pobre Estado de Seguridad Nacional? Bueno, puede considerar la posibilidad de comportarse decentemente. Dejar de hacer todas las cosas terribles que angustian a la gente como Edward Snowden, Bradley Manning, yo y tantos otros. Detener los bombardeos, las invasiones, las interminables guerras, la tortura, las sanciones, los derrocamientos, el apoyo a dictaduras, el apoyo ilimitado a Israel; detener todas las cosas que hacen que EE.UU. sea tan odiado, que crean todos los terroristas antiestadounidenses, que llevan al Estado de Seguridad Nacional –en pura autodefensa– a espiar a todo el mundo.
Escuchando (a escondidas) al planeta
Este fue el título de un ensayo que escribí en el año 2000 que apareció como un capítulo en mi libro Rogue State: A Guide to the World’s Only Superpower [Estado renegado: una guía para la única superpotencia del mundo]. A continuación cito algunos pasajes que pueden poner en perspectiva las revelaciones actuales en relación con Edward Snowden…
¿Puede la gente en el Siglo XXI imaginar una mayor invasión de la privacidad de todo el mundo, en toda la historia? Si fuera así, solo tiene que esperar que la tecnología alcance su imaginación.
Como una aspiradora gigante en el cielo, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) absorbe todo: teléfonos domésticos, teléfonos de las oficinas, teléfonos móviles, correos electrónicos, facsímiles, télex… transmisiones satelitales, tráficos de comunicaciones por fibras ópticas, vínculos por microondas… voz, texto, imágenes… capturados por satélites que orbitan continuamente alrededor de la tierra, procesados a continuación por inmensos ordenadores… Si funciona con energía electromagnética, NSA está presente, con tecnología súper-alta. Veinticuatro horas al día. Posiblemente miles de millones de mensajes interceptados cada día. Nadie se escapa. Ni presidentes, primeros ministros, el Secretario General de la ONU, el Papa, la Reina de Inglaterra, embajadas, directores ejecutivos de corporaciones transnacionales, enemigos, tu tía Lena… si Dios tiene un teléfono, lo están monitoreando… tal vez no lo hacen con tu perro. Los océanos no te protegerán. Los submarinos estadounidenses han estado interviniendo cables en aguas profundas durante décadas.
Utilizando un sistema con el nombre de código ECHELON, lanzado en los años setenta, la NSA y sus socios menores Gran Bretaña, Australia, Nueva Zelanda y Canadá manejan una red masiva de estaciones de interceptación altamente automatizadas que cubren todo el globo. Cualquier socio puede pedir a otro que intercepte sus propias comunicaciones interiores. Entonces puede decir honestamente que no espía a sus propios ciudadanos.
Aparte de individuos e instituciones específicamente seleccionadas, el sistema ECHELON funciona interceptando indiscriminadamente inmensas cantidades de comunicaciones y utiliza ordenadores para identificar y extraer de la masa mensajes de interés. Cada mensaje interceptado –todos los cables de las embajadas, los negocios, las comunicaciones sexuales, los saludos de cumpleaños– se investiga según las palabras claves, que podrían ser cualquier cosa que los investigadores piensen que tiene interés. Todo lo que se requiere para identificar una comunicación es que una de las partes utilice algo como un par de palabras clave del “diccionario” de ECHELON, “Vive en una adorable casa blanca en la Calle Bush, cerca de mi casa. Puedo llegar a verlo en lo que tarda una bala”. Sin limitaciones los ordenadores pueden “escuchar” llamados telefónicos y reconocer cuando se pronuncian palabras clave. Esos llamados se extraen y se registran aparte para ser escuchados en su totalidad por seres humanos. La lista de objetivos específicos en cualquier momento dado es indudablemente amplia e incluye en ciertas circunstancias a Amnistía Internacional y Christian Aid.
ECHELON se lleva a cabo sin que se reconozca su existencia de forma oficial y mucho menos con cualquier supervisión democrática o debate público o legislativo sobre si sirve a un propósito decente. La amplitud de la red global ECHELON es un producto de décadas de intensa actividad de la Guerra Fría. Sin embargo, con el final de la Guerra Fría su presupuesto –lejos de reducirse considerablemente– se aumentó y la red ha crecido en poder y alcance; otra evidencia más de que la Guerra Fría no fue una batalla contra algo llamado “la conspiración comunista internacional”.
A finales de los años 90 el Parlamento Europeo comenzó a percatarse de esta intrusión en los asuntos del continente. El Comité de Libertades Civiles del Parlamento pidió un informe, que apareció en 1998 y recomendó una variedad de medidas para encarar el creciente poder de las tecnologías de vigilancia. Aconsejó de manera terminante: “El Parlamento Europeo debería rechazar las proposiciones de EE.UU. de hacer que los mensajes privados a través de la red global de comunicaciones [Internet] sean accesibles para las agencias de inteligencia estadounidenses”. El informe denunció el rol de Gran Bretaña como agente doble, espiando a sus propios socios europeos.
A pesar de estas preocupaciones, EE.UU. ha continuado la expansión de vigilancia ECHELON en Europa, en parte por el creciente interés en el espionaje comercial para descubrir información
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