LA ESTETICA; UNA MONEDA DE CAMBIO PARA LA ACEPTACION SOCIAL

LA ESTETICA; UNA MONEDA

DE CAMBIO PARA LA ACEPTACION SOCIAL

Jessica Andrea Motta

En un mundo donde el consumismo está presente en las mentes de todas las personas como unas de las prioridades relacionadas al éxito, se pude llegar al punto incluso de mercadear con nosotros mismos. ¿Hasta qué punto podemos llegar cruzando las barreras limítrofes^[1]  de la moralidad y las buenas costumbres con tal de vender una idea o un objeto? Esto nos lleva a reflexionar  ¿somos acaso conscientes de que mercadeamos nuestros propios cuerpos pasando por alto los valores personales? y, finalmente, ¿Cómo podemos restaurar una estructura social que se fundamente en los valores personales y no en una estética superficial? Todo estos interrogantes serán de especial atención durante el abordaje de los conceptos que se tienen sobre la estética y la dirección que ha esta se le da por una sociedad, que da mayor valor a lo que tiene y lo que ve, y menor valor a lo que es y siente. Incluso de vulnerar los derechos que tenemos los seres humanos al libre de desarrollo de una identidad propia y de una individualidad, llegando al punto de tomar la estética como un exceso de vanidad y prohibiendo con leyes el libre desarrollo y expresión de los individuos.

Así como la dicotomía^[2] del bien y el mal convivimos con la dicotomía1 de lo bello y lo feo, sobreponiendo incluso esta concepción subjetiva como si fuera una concepción objetiva pasando por encima de la libertad incluso de un pueblo, comenzando a vulnerar el valor de una mujer ante rigurosos tabúes implantados por una creencia o costumbre (Ordoñez, 2013).

Partiendo de la observación y  el análisis de la manera en la que se desarrollan las interacciones personales en la época contemporánea y la adulación que recibe el cuerpo de manera enfática para así obtener un reconocimiento social en un afán de aceptación, que nace por la necesidad de inclusión en un circulo determinado, si bien también podemos pensar que la apreciación desmedida del cuerpo y su canon estético conforme transcurren las épocas son una herencia histórica y cultural de la humanidad (Rengifo Diaz, 2014).

En la actualidad los cánones de belleza son distribuidos, masificados y expuestos como una piedra angular que guía el comportamiento de los grupos sociales en una tendencia unificada que se enfatiza en el consumo y la venta de la apreciación de este concepto, los medios de comunicación tradicionales y las nuevas formas de comunicación que han permitido que la globalización de un paso acrecentado como lo son las redes sociales y los dispositivos que nos permiten tener acceso de una manera mucho más rápida y eficiente contribuyen en gran medida a que se reafirme los métodos de exposición de la estética como un factor fundamental a la hora de valorar o apreciar algo. No obstante la facilidad de comunicación que gozamos hoy en día no es el motivo por el cual los cánones de belleza se han impuesto como una valor principal de la sociedad, sino que está ha servido como una herramienta que ayuda a fortalecer este ideal  de manera que genera una preocupación cuando se trata de estudiar la integridad del individuo.

El legado histórico de adulación a la imagen del cuerpo

El ser humano por naturaleza tiende a establecerse en sociedad y generar relaciones entre los miembros como resultado de la necesidad para sobrevivir entre un ambiente hostil, esto con el tiempo  genera vínculos que le permitirán mantener la especie a través de las generaciones, los anteriormente mencionado podría ser el resultado de un análisis antropológico^[3] que se ve reflejado en las diferentes culturas a través del tiempo, cada una con aspectos específicos sobre la concepción de estética, cuerpo y ser.

Para los antiguos griegos el corpus (cuerpo) como psico organismo le atribuyeron un valor estético que  era importante distaba mucho del valor que se le atribuía al alma, la apreciación de un cuerpo esbelto y vigoroso para la época era algo muy destacable en las actividades realizadas, el alma y todos los aspectos espirituales del ser tenían una relevancia mucho mayor que no se podía comparar con la estética corporal: dentro de esta cultura la concepción de la belleza no solo erradicaba en la estética sino también en la utilidad que se le daba al cuerpo; los hombres mostraban su belleza corporal mediante las habilidades y capacidades físicas enfocadas al ejercicio o la guerra, mientras que la mujer  no basaba su estética en su figura sino en su probable capacidad de engendran hijos varones.

En la actualidad muchas culturas indígenas y suburbanas atribuyen la belleza a las proporciones físicas de una mujer como el tamaño de su busto y su cadera con fines prácticos de lactancia y reproducción, manifestando la necesidad básica del ser humano de vivir en sociedad y preservar su especie, por el contrario las sociedades que denominamos más modernas que suelen llamarse civilizadas no vinculan la estética a los valores o capacidades sino mas bien a unas proporciones y medidas socialmente aceptadas como algo bello y admirable.

Podríamos abordar la carencia de percepción sobre los valores en el concepto de la estética como una degradación de la percepción del individuo antes sus semejantes dejando así un vacio y superficial aprecio a la imagen actual de belleza, argumentando que el cambio de los tiempos inevitablemente hacen que cambien los conceptos y forma de apreciación, pero esto podría ser tomado como una respuesta natural para justificar la falta de valores ante una situación que hace tomar conciencia sobre esto.

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