La Nueva Identidad Rusa
Enviado por SurGlobal • 14 de Julio de 2015 • 1.350 Palabras (6 Páginas) • 185 Visitas
La nueva identidad nacional rusa, a 70 años del Día de la Victoria
Marcelo Righetti
10/5/2015
Este 9 de mayo se celebró en Moscú el 70º aniversario del Día de la Victoria, fecha en la que se conmemora el triunfo de las fuerzas de la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) por sobre la Alemania Nazi. Esta conmemoración se ha convertido en el transcurso de los años, desde el arribo al poder de Vladimir Putin, en una de las manifestaciones simbólicas más potentes de la nueva Rusia.
La era postsoviética implicó una radical transformación para la sociedad rusa y para su propia definición como país. Inmersa en una violenta adaptación al proceso de globalización neoliberal, en medio de grandes tramas de corrupción que generaron una casta de oligarcas multimillonarios que comenzaron a dominar la vida económica y política, la sociedad rusa recorrió la última década del siglo XX. La fenomenal crisis que explotó en 1998 movió los débiles cimientos sobre los que se había sostenido la Rusia postsoviética. La otrora superpoderosa nación necesitaba generar un cambio de rumbo si no quería sufrir una aceleración de los conflictos internos y una desmembración mayor de su extensísimo territorio.
En ese momento Putin asume el poder y prontamente comienza a reconstruir una identidad nacional que no desdeña la historia del país durante la URSS, como sucedió durante el dominio de Boris Yeltsin. Por el contrario, retoma cierta simbología soviética pero mixturada con elementos de la Rusia Imperial prerrevolucionaria que había sido el insumo fundamental de la apuesta identitaria de principios de los años noventa. De esta manera, Putin recupera aquellos elementos de la historia de la URSS que asumían un rol positivo para la identidad nacional en el marco de su proyecto político: la modernización de la estructura productiva, la victoria sobre la Alemania Nazi y el rol de superpotencia tras la guerra1.
Cuando se cumplió el 60º aniversario del Día de la Victoria en 2005, se hicieron presentes en Moscú para presenciar la magnificencia del acto organizado por Putin, la enorme mayoría de los principales jefes de estado del mundo. Entre los que destacaban George W. Bush de Estados Unidos, Jacques Chirac de Francia, el canciller alemán Gerhard Schröder y el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi. De hecho, fue la primera vez en la historia que un presidente de los Estados Unidos vio desfilar frente suyo las tropas y el armamento de las fuerzas armadas rusas, suceso sumamente peculiar en la historia contemporánea.
Durante los primeros años de gobierno de Putin, las relaciones con Estados Unidos y con Occidente en general, continuaban los canales que habían recorrido en los años noventa. Luego del ataque del 11 de septiembre del 2001 y la guerra contra el terrorismo desatada por Bush hijo en Afganistán, Putin decidió apoyar la estrategia norteamericana y utilizarla como argumento para justificar su accionar bélico en el Cáucaso contra los chechenos. A este acoplamiento al combate contra el terrorismo, se sumaba la dependencia del FMI tras la crisis
1 Groppo, Bruno (2014) Los problemas no resueltos de la memoria rusa, Revista Nueva Sociedad Nº 253.
de 1998 y de los mercados europeos, principal destino de sus exportaciones. Dichos elementos delimitaban los contornos de la política exterior rusa y los buenos tratos con Occidente.
Sin embargo, las cosas han cambiado sustancialmente en estos años, ante lo cual habría que preguntarse qué fue lo que cambió para que se produzca este giro tan importante en el relacionamiento entre el gigante euroasiático y las potencias del capitalismo avanzado. Muchos sucesos importantes han recalentado la situación: el sistema antimisiles de la OTAN en Europa Oriental, el conflicto en Siria, la crisis en Ucrania y el asilo a Snowden pueden catalogarse como los más relevantes. Sin embargo, caeríamos en un error de apreciación si pusiéramos en ellos las causas del estado actual de la relación. Pareciera más atinado entenderlos como consecuencias de un cambio en el sentido general de la orientación política por parte de Estados Unidos y Rusia, que puso de manifiesto las contradicciones latentes sobre la forma de entender el mundo del futuro.
La construcción política impulsada por Putin provocó un necesario reacomodamiento del rol de Rusia en el concierto internacional. El auto-reconocimiento como una gran
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