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La sociolingüística del español de Venezuela

Josdri123Reseña11 de Noviembre de 2021

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La sociolingüística del español de Venezuela: algunas reflexiones  metodológicas sobre lo que se ha hecho y lo que podría hacerse

Alexandra Alvarez

Departamento de Lingüística

Universidad de Los Andes, Mérida

Introducción

Antes de entrar en materia deben precisarse dos conceptos: el de sociolingüística y lo que  entiendo por español de Venezuela.

En lo que a sociolingüística se refiere, me atengo a la observación de Labov: I have resisted  the term sociolingüistics for many years, since it implies that there can be a successful  linguistic theory or practice which is not social (Labov, 1972). Para mí hacer lingüística es  hacer sociolingüística. Independientemente de que para un trabajo de investigación se  tomen o no en cuenta las llamadas "variables sociolingüísticas", el lenguaje es social. En  términos más didácticos definiría la sociolingüística como la disciplina que se preocupa  esencialmente de explicar la variabilidad lingüística y su interrelación con los factores  sociales, así como el papel que esta variabilidad desempeña en los procesos de cambio  lingüístico, entendiendo que por otra parte, la heterogeneidad de la lengua es funcional y  que el dominio de esa heterogeneidad forma parte de la competencia lingüística de los  hablantes (cf. Weinreich, Labov y Herzog, 1968).

En cuanto a lo segundo, creo que la variación entre los dialectos del español, aunque parece  conferir visos de identidad a las diferentes regiones, no obstaculiza la comprensión entre las  mismas, sobre todo en la medida en que se utilizan códigos más amplios y elaborados o la  lengua escrita. La estructura fundamental de la lengua española parece ser la misma a  ambos lados del océano, difiriendo sólo en algunos elementos secundarios o estructuras  menores.

El español de Venezuela será entonces una de las variedades de un sistema lingüístico, el  español, con una serie de dialectos, algunos de los cuales se ubican geográficamente en  España y otros en América, sin que esto implique una base para la clasificación de los  mismos que exceda lo geográfico, pues existen, por ejemplo, afinidades entre algunos  dialectos de la península, como son el andaluz y el canario, con el español de la región del  Caribe.

En Venezuela, el castellano o español es la lengua oficial, utilizada para las funciones de  gobierno; es además símbolo de identidad nacional, pues en ella están escritos tanto su  literatura como sus documentos históricos. De las lenguas indígenas sobrevivientes,  solamente una, el wayuú o guajiro, llega al estatus de lengua minoritaria, es decir, tiene más  de 100.000 hablantes (o el 5% de la población). El wayuú es hablado por 150.000 personas  -en el país-, por lo que no llega al 5% de la población.

1. Lo que se ha hecho

Entre nosotros, la sociolingüística ha suscitado desde hace algunos años mucho interés. En  lo que sigue me referiré a dos aspectos de esta labor: a los corpus de materiales hablados de  Caracas, Maracaibo y Mérida, y luego a los estudios realizados a partir de los mismos.

a. Los corpus

Se trata de cuatro corpus de habla recogidos con criterios bastante similares. Los dos de  Caracas, pertenecen al proyecto titulado Estudio Sociolingüístico de Caracas, de Paola  Bentivoglio y Mercedes Sedano. El primero data de 1977 y el segundo, de 1988, y permiten  hacer estudios diacrónicos, dado el tiempo transcurrido entre uno y otro. Los ochenta y dos  hablantes del primero, y los ciento sesenta del segundo, debían haber nacido y vivido la  mayor parte de su vida en Caracas y tener padres caraqueños. Esto se corresponde con el  requisito impuesto a los ochenta y dos integrantes del Corpus Sociolingüístico de Mérida  (de Elsa Mora y Carmen Luisa Domínguez) y al igual número de los de Maracaibo (de  Bertha Chela y Jeanette Gelman). Se buscó además que fueran buenos conversadores y que  no tuvieran problemas físicos que pudieran afectar la pronunciación.

Los hablantes seleccionados fueron agrupados según los factores que se indican a  continuación:

I) Edad. Igual proporción de hablantes en cada uno de los siguientes grupos generacionales:  A (14-29); B (30-45); C (46 a 60) y D ( de 61 años en adelante).  II) Sexo: Igual cantidad de hombres y mujeres. III) Nivel socioeconómico. Los hablantes están distribuidos en los niveles alto, medio alto,  medio, medio bajo y bajo. Esta distribución se hizo según un método elaborado por Max  Contasti, que abarca las siguientes variables: ocupación del hablante y de sus padres, grado  de instrucción, condiciones de alojamiento, e ingreso familiar, calculado como ingreso total  e ingreso promedio. A cada hablante se le da una puntuación en cada una de las siete  variables que componen el índice y luego se multiplica el valor asignado.

El método de Contasti tiene varias ventajas, entre las cuales se encuentran: I) el reflejar la  realidad socioeconómica venezolana; II) el estar especialmente adaptado para  investigaciones de tipo variacionista; III) y el que con pequeños ajustes en lo relativo a los  niveles de ingreso, puede aplicarse en diferentes épocas y en diferentes ciudades de  Venezuela, lo que permite la comparación entre los resultados de las investigaciones (cf.  Bentivoglio y Sedano, 1993).

Los informantes fueron entrevistados por encuestadores también hablantes nativos, que no  se conocían. Esto se hizo para evitar las conversaciones en las que la familiaridad de los  interlocutores impidiera luego la recuperación de la referencia de los temas tratados. Los  entrevistadores no debían interrupir al entrevistado, lo que a veces no pudieron evitar y, con  frecuencia, expresaron su participación con algún marcador discursivo (como mjm o ajá). A  los entrevistados se les dijo que las grabaciones se interesaban por las tradiciones,  costumbres y valores de la ciudad, por lo que las entrevistas giran alrededor de estos temas

(cf. Domínguez, 1995). Estos requerimientos permiten clasificar los materiales como  "entrevistas semiformales" (cf. Silva Corvalán, 1989).

Las grabaciones están transcritas de manera ortográfica, en prosa. Se trata de ofrecer el  acceso de los investigadores al discurso de los hablantes que les permita localizar más  rápidamente los fenómenos de su interés. Se trata, como dice Domínguez, de  transcripciones 'genéricas', que cada investigador adaptará a sus intenciones de trabajo.  Debo decir que, a pesar de mis discrepancias personales con la aplicación del modelo de la  prosa a la lengua hablada, una transcripción de este tipo es una ayuda enorme para el inicio  de la investigación. Además, como dice Domínguez, "la fidelidad de la transcripción del  habla es un mito. Un mito que regresa cada tanto para hacernos creer que hay una técnica  que podrá recoger la riqueza de la oralidad. No la hay" (Domínguez, 1995:12). Pienso que  la labor del investigador de estos materiales comienza con la transcripción. Esto es válido,  más aún para las investigaciones sobre los segmentos o suprasegmentos fónicos y para los  trabajos discursivos.

b. Los estudios

Me referiré seguidamente a una serie de estudios realizados tanto sobre los corpus  anteriormente citados, añadiendo a éstos el corpus del habla culta de Caracas, así como a  otros, realizados sobre otros materiales, entre ellos el léxico recogido en fichas en el  Instituto de Filología "Andrés Bello" de la UCV. Agruparé los trabajos sobre temas como  el contacto lingüístico, aquéllos referidos a los factores sociales y los que tratan sobre  factores situacionales.

c. El contacto

Un problema que ha interesado desde siempre en las consideraciones sobre el español de  estas tierras es el del contacto lingüístico. Si bien quizás no podemos decir que en América  Latina el español ha tenido más encuentros con otras lenguas que en Europa, estos pudieran  haberse dado con mayor intensidad. En América el español ha estado y sigue estando en  contacto con lenguas indígenas a lo largo de todo el continente, desde el quechua y el  guaraní en el sur, pasando por el wayuú, hasta llegar al maya y el náhuatl, en el norte.  Asimismo, tuvo contactos con las lenguas africanas de los esclavos de la vasta trata  realizada en toda la época colonial. Aunque se ha hablado de la deculturación a que se  sometía a los esclavos para docilizarlos y uniformarlos para su buen comportamiento, no  cabe duda de que por su actividad se generaron lenguas de contacto con características  tipológicas muy especiales, tal es el caso de lenguas criollas como el Palenquero, el  Papiamento y el Habla Bozal. Está en discusión el hecho de que pueda haber una influencia  de estas lenguas en el español del Caribe, como el español venezolano, entre otros.

Más tarde, el español de nuestras ciudades se vio relacionado con otras lenguas europeas, el  italiano y el francés sobre todo, y también en alguna medida con el alemán. Es aún mayor  actualmente la interrelación que se da con el inglés, no solamente en todo el continente y  por razones comerciales, sino principalmente en los Estados Unidos, donde se eleva a un  14% la población hispanohablante del país.

Es en el léxico donde más fácilmente se palpan los contactos culturales que ha  experimentado la lengua en nuestro país. El léxico ha sido además un nivel lingüístico muy  estudiado. Recientemente se han publicado dos importantes diccionarios dialectales (cf.  Tejera, 1993; Núñez y Pérez, 1994) que registran numerosos indigenismos. Además de los  de uso general como tomate, chocolate, se utilizan voces como mapire, manare, hayaca,  guanábana, arepa, para designar realidades heredadas de las culturas autóctonas. También  hay una herencia africana que se manifiesta en lo cotidiano, en palabras como bemba,  luango, banana, cambur, jujú (Megenney, 1976; Alvarez, 1987).

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