Maras y Pandillas de Honduras
Enviado por Maryjane Peña • 13 de Junio de 2019 • Informe • 4.008 Palabras (17 Páginas) • 280 Visitas
Universidad Tecnológica de Honduras[pic 1]
San Pedro Sula, Cortés
Materia:
Español
Asignación:
Maras y pandillas de Honduras – Informe
Catedrático (a):
Licda. Lindsay Kimberly Escobar
Integrantes: Cuenta N:
- Adriana Aguilar 201910010182
- Kimberly Barralaga 201910010185
Hora Clase:
7:50 am Presencial
Fecha de entrega:
Lunes 08 de abril, 2019
Índice
I. Introducción
Década de 1980 es la época que da inicio al fenómeno social o nueva forma de delincuencia que son las maras y pandillas.
Es un tipo de organización que como grupo de personas sienten una relación cercana o íntima e intensa entre ellos por lo cual suelen tener una amistad cercana con ideales común entre los miembros.
Las maras se crean en el Salvador, Guatemala y Honduras y en menor medida en México, este fenómeno se ha desarrollado y extendido en varios estados de EEUU y en otros países de América Latina.
II. Objetivos
- Objetivo General
- Establecer los factores o razones por los cuales los jóvenes se integran a las maras.
- Objetivos específicos
- Determinar la organización y rubros en los que trabajan.
- Detallar la diferencia entre la MS-13 y La Pandilla 18.
III. Marco Teórico
3.1 Historia
Las maras y pandillas callejeras han existido durante décadas en Honduras. En los 70s y 80s las maras y pandillas eran pequeñas y sus operaciones estaban muy focalizadas. Tomaban nombres pensados para generar temor (La Killer, Los Fantom, Los Nazi), o para exaltar sus orígenes (Latina 1, Latina 2). Una mara en particular, la Unión de Vagos Asociados (UVA), fue la precursora de los tipos de maras regionales que han brotado hoy en día. Tenía presencia en Honduras, El Salvador y Guatemala, y requerían de sus miembros en Tegucigalpa portar prueba de su afiliación. Pero la UVA era la excepción. Según la Agencia Estatal de Inteligencia de Honduras, sólo en Tegucigalpa había cerca de 298 maras y pandillas en las distintas colonias hacia inicios de la década de los 90.
Aunque eran territoriales, muy pocas de estas maras y pandillas juveniles participaban en violencia a gran escala o en el tipo de crimen organizado como el que vemos hoy en día de parte de dichos grupos. Las armas utilizadas en sus riñas eran básicamente ritualistas, como cadenas, bates de baseball, machetes, cuchillos o simplemente los puños. En estas confrontaciones el objetivo subyacente era dominar, no matar, a sus rivales y por tanto podían “vivir para contarla”, según cuenta un miembro retirado y experto en maras y pandillas.
No obstante, esta dinámica cambió hacia finales de la década de los 90. En 1996, el gobierno de Estados Unidos aprobó la Ley de Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad del Inmigrante. Dicha Ley amplió las categorías bajo las cuales podrían ser deportados los inmigrantes y el resultado fue un pronunciado incremento en los deportados con historial delictivo que retornaron a Centroamérica (ver anexo 1). Esto coincidió con el auge de la actividad de las maras y pandillas en esos países, sobre todo en las naciones de Triángulo Norte, que incluye a Guatemala, El Salvador y Honduras.
Hacia inicios del 2000, se inició un período de consolidación durante el cual las maras y pandillas más consolidadas y grandes, particularmente la MS13 y la 18, absorbieron algunas de las “malas copias” más pequeñas. Este período de agitación y revuelo intensificó la rivalidad entre estas dos y otras, aumentando el uso de la fuerza letal en sus confrontaciones cada vez con mayor frecuencia. Utilizando revólveres .38, escopetas calibre 12 y armas hechizas de pipas viejas y metales reciclados, las maras y pandillas iniciaron una cruenta lucha por el control territorial que continúa hasta el día de hoy. Insight Crime, 2015
3.2 Causas de la formación de las maras
· Factor socio- económico:
Es el motivo prioritario que juega un papel fundamental, y condiciona a la población para el crecimiento de este fenómeno. La carencia de oportunidades para la clase baja fomenta el crecimiento de las maras y el delito. Honduras no tiene una política definida en pro de la sociedad pobre.
· Desintegración familiar:
Consiste en la separación conyugal de los padres; esto hace que los niños crezcan con sólo uno de ellos, con un pariente o con los abuelos. La carencia de un núcleo familiar bien formado hace al adolescente más vulnerable a entrar a una mara, en busca de comprensión, apoyo y hermandad ficticia que le brindan otros jóvenes de igual condición.
· Deportación de inmigrantes ilegales:
Con la actual situación económica de nuestro país, muchos hondureños aspiran tener mejores oportunidades de vida, por lo cual emigran a Estados Unidos, país cuna de las pandillas callejeras. Algunos jóvenes, con el afán de socializar con otros, ingresan a las maras y se familiarizan fuertemente con ellas en busca de identidad. Así, cuando son deportados por su condición de ilegales al país de su origen, ellos organizan en sus barrios o colonias una pandilla igual a la que pertenecieron en Estados Unidos.
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