Movimientos Campesinos: Pasos Firmes De La Conciencia Agroecológica Hacia Su Práctica Integral
Enviado por YenlyMendez • 2 de Febrero de 2012 • 2.995 Palabras (12 Páginas) • 1.121 Visitas
Movimientos campesinos: pasos firmes de la conciencia agroecológica hacia su práctica integral
Yenly Angélica Méndez
Agroecología: Neidy Clavijo MDR-PUJ
Resumen
Este documento presenta una reflexión acerca de la incorporación de la agroecología al interior de los movimientos campesinos en Colombia, a partir de los casos de Fensuagro, ACVC, y Agrogüejar. Se observa que las tres organizaciones coinciden en una conciencia clara de la agroecología, sin embargo aspectos como los valores instalados por la revolución verde, la necesidad de percibir rápidamente ingresos para la supervivencia, escasa de mano de obra, y la estigmatización contra las organizaciones campesinas, inciden negativamente en el proceso de incorporación de la agroecología. Pero por otro lado, justamente el conflicto armado, los cultivos de uso ilícito, la inseguridad alimentaria y la falta de ingresos se han constituido en potenciador de la agroecología con valiosos resultados.
Movimientos campesinos: clara conciencia agroecológica
Las reivindicaciones campesinas colombianas a lo largo de casi todo el siglo XX, dan cuenta de una comprensión del problema agrario ligada a la concentración de la tierra, la pobreza y el atraso del campesinado, por lo que las demandas por la Reforma Agraria, la transferencia técnica, y el acceso al crédito son la constante de este tiempo, con lo que se mantuvieron en “sintonía con los paradigmas del desarrollo” y su instrumental tecnológico (Salgado, 2002), ligado al paquete de Revolución Verde.
A finales de ese siglo, y en los inicios del XXI, la demanda por el acceso a la tierra a través de una Reforma Agraria, sigue siendo una demanda central de los movimientos campesinos, no solo en Colombia sino a nivel global, reforzada por el carácter de derecho que se le viene asignando como mecanismo de exigibilidad jurídica, derecho que las organizaciones campesinas vienen ligando estrechamente al de territorio, en una relación de complementariedad e interdependencia. Así se refleja en la propuesta de Declaración de los Derechos de las Campesinas y Campesinos promovida por la Vía Campesina desde 2009 que propugna por el derecho a la tierra y el territorio para los campesinos.
Sin embargo, a la demanda por la tierra, se viene adicionando cada vez con mayor contundencia, reivindicaciones de contenido ambiental y de soberanía alimentaria, a la vez que disminuyen las demandas por asistencia técnica y ganan espacio las de reconocimiento de los saberes tradicionales. De fondo estas reivindicaciones, cuestionan el modelo de Revolución Verde en particular, y en general el modelo hegemónico de desarrollo por amenazar la sostenibilidad de los agroecosistemas, como las posibilidades de alimentación segura para la mayor parte de la población. De nuevo la Declaración de los Derechos de las Campesinas y Campesinos, nos sirve de sustento a esta afirmación, al cuestionar frontalmente las políticas neoliberales como generadoras de violaciones a los derechos de los campesinos y de amenazas contra su supervivencia por causa de la liberalización de los mercados, la desprotección y ataques a la agricultura doméstica, la desregularización de la agricultura, el favorecimiento a las empresas multinacionales, y la inserción de los OGM a la par de la imposición de barreras sanitarias a los productos campesinos (La Vía Campesina, 2009), entre otras medidas.
Este cuestionamiento, y las reivindicaciones de los movimientos campesinos se evidencian como expresiones de la dimensión socio política de la agroecología, al propender por la transformación de las condiciones estructurales en las que se desarrolla la agricultura, en dirección a la conservación de los agroecosistemas a la vez que a la eficiencia en la producción de alimentos saludables y suficientes para las comunidades, en un marco de soberanía alimentaria y mejora de las condiciones de vida de los campesinos (Altieri, 2009).
Así se ve reflejado también en El Mandato Agrario (2003) colombiano, manifiesto construido y suscrito por más de una veintena de organizaciones y redes de organizaciones campesinas, afrodescendientes e indígenas, cuando por un lado demanda del Estado y a la sociedad que de prioridad a los procesos productivos orgánicos que garanticen la sustentabilidad de los recursos naturales y la biodiversidad por su estrecha relación con la soberanía y seguridad alimentaria. Por otro lado reclama el reconocimiento y defensa de los saberes tradicionales, así como el reconocimiento político del campesinado, y en consecuencia la retribución justa de su aporte a la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ambiental, y la representación y participación en las instancias de planificación y ejecución de políticas del sector agropecuario.
A la luz de estos cuestionamientos y demandas al Estado y la sociedad, resulta razonable concluir que los movimientos campesinos en Colombia tienen una clara conciencia política agroecológica. Sin embargo la revisión de algunos casos muestra la brecha aún existente entre la teoría y la práctica agroecológica al interior de estos movimientos. La imposición extendida del modelo de Revolución Verde y su apropiación por los agricultores, la precariedad económica a la que están sometidas las comunidades campesinas, los cultivos de uso ilícito y la respuesta oficial a los mismos, así como las dinámicas del conflicto armado, son algunos de los tópicos desde los que se puede explicar la existencia de esta brecha. Pese a ello, experiencias que combinan capacidades y conocimientos campesinos con agentes externos como ongs o académicos y apoyo institucional, muestran la viabilidad y pertinencia de la práctica agroecológica como respuesta a situaciones de notoria inseguridad alimentaria, degradación de los agroecosistemas y ausencia de reconocimiento político del campesinado.
A partir de los casos de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria -FENSUAGRO- que aglutina más de cincuenta organizaciones agrarias a nivel nacional, la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra, y la Asociación Campesina para la Agricultura Agroecológica y el Comercio Justo en la Cuenca del Río Guejar, es posible reconocer algunos factores que explican esa brecha, así como la viabilidad, pertinencia y potencial de la agroecología para la recuperación y conservación ambiental y la seguridad alimentaria.
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