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Neoclasicismo y romanticismo en la Arquitectura Argentina


Enviado por   •  26 de Abril de 2021  •  Resumen  •  16.829 Palabras (68 Páginas)  •  325 Visitas

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HISTORIA II  -[pic 1]UNIDAD II[pic 2] 

UNIDAD II: MUNDO Y LENGUAJE DE LA ILUSTRACION Y LA CRITICA ROMANTICA: EL ANDAMIAJE MODERNA [pic 3]

AAVV. ¨Documentos para una historia de la arquitectura argentina¨ Ediciones Summa. Summa/Historia: Periodo 3. Comienza la Republica

Neoclasicismo y romanticismo en la Arquitectura Argentina

El fin del mundo barroco en Europa, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, coincidió con los cambios científicos, tecnológicos y culturales, en el proceso de diseño se produjo un alejamiento de las actitudes intuitivas y se abandonaron los efectismos espaciales y ornamentales, así como la plasticidad volumétrica en busca de un proceso más intelectualizado y de una expresividad ordenada con nitidez en los diseños, ornamentación escasa, regularmente distribuida, muros planos y volumetría rigurosa.

Los elementos ornamentales y los criterios compositivos del neoclasicismo, provinieron de las obras grecorromanas. Esta orientación hacia la temática historicista tenía varias causas:

  • El autoritarismo de las academias, que logro frenar la libertad creativa del barroco e imponer modelos a imitar
  • El enciclopedismo racionalista, que pretendía formulaciones claras intelectualmente, aun en el proceso de  diseño, sin márgenes para la libre inspiración intuitiva
  • El desarrollo de la ingeniería civil, la resistencia de los materiales y el cálculo estructural, basados en formulas científicas y la delimitación entre el ingeniero estructuralista sujeto a normas técnicas y el arquitecto  decorador sujeto a normas académicas.
  • El vínculo democrático y republicano que la cultura grecorromana adquirió en la época de la Revolución Francesa, frente a un arte barroco que simboliza la ideología de las monarquías absolutas.

El neoclasicismo en el Rio de la Plata

El neoclasicismo penetro en España desde Francia, a través de la Real Academia de Nobles Artes de San Fernando (1752) cuyos alumnos lo difundieron mediante obras de gran jerarquía, en tanto se establecían en México, Santiago de Chile.  En el Real Cuerpo de Ingenieros Militares el neoclasicismo se armonizo con la pragmática formación profesional de sus miembros, quienes lo difundieron por las provincias hispanoamericanas, principalmente en el Rio de la Plata, donde alcanzaron relevancia no solo en obras militares sino también en arquitectura civil y en la gestión gubernativa.

En el Rio de la Plata el mejor representante del estilo moderno fue el español Tomas  Toribio (1756-1810) arquitecto graduado en la Real Academia de San Fernando. Entre sus obras encontramos: el Cabildo (1804-1812) en Montevideo, la “Recova Vieja” de la Plaza de Mayo (180-1804), en Buenos Aires demolida en 1883, fue una obra neoclásica significativa por su emplazamiento, destino (galería comercial para internar los puestos dispersos por la plaza) y por su monumentalidad y estilo neorromano, con el “arco de los virreyes” implantado con sentido triunfal, al Centro de las dos alas  de arquerías, de sencillo pero fuerte ritmo, enfatizado por las pilastras de orden toscano. También proyecto la remodelación neoclásica del frente de San francisco.

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Recova Vieja de la Plaza de Mayo (180-1804), en Buenos Aires

La Revolución de Mayo y el neoclasicismo

El contexto cultural correspondiente a la Revolución de Mayo fue neoclásico y esto se percibe en la literatura y hasta en la actitud de aplicar el insulto de godos a los adversarios de la Revolución (nada más opuesto del neoclasicismo que lo gótico o “bárbaro”) cuyo primer monumento fue un obelisco bautizado como “pirámide” de Mayo, que documenta la influencia del estilo “neo egipcio”, en aceptación al principio de la época bonapartista.

Durante la década 1820-1830 actuó en Buenos aires un grupo de arquitectos franceses, entre quienes cabe destacar a Prospero Catelin, Pedro Benoit y Juan Pons, las obras más representativas de esta época son la fachada de la catedral de Buenos Aires (1821-1827) y el hemiciclo para la sala de Representantes (1821-1822) en la “manzana de las luces” ambas inspiradas en el frente y la sala de sesiones del palacio Borbón  de parís a las cuales hay que agregar la Catedral Anglicana de Buenos Aires (1831/32) de estilo neodórico muy puro en su fachada, obra del arquitecto escocés Ricardo Adams.

La época de Rosas y el Romanticismo

El neoclasicismo fue una expresión estética del liberalismo revolucionario, pero a medida que este se institucionalizaba mediante las constituciones política de los estados y, en lo económico, evolucionaba hacia el capitalismo, el impulso revolucionario derivaba en Europa hacia un nuevo proceso cultural el Romanticismo. En ese contexto, la estética historicista produjo un nuevo fenómeno expresivo: el neomedievalismo (neorromántico y neogótico) contrapuesta a la temática grecorromana de las academias, pero igualmente basado en la historia como fuente de inspiración para el diseño.

En el Rio de la Plata el neomedievalismo no podía ser un símbolo nacionalista, como en Gran Bretaña, Alemania, o Francia, pero se transculturó a través de obras realizadas en Buenos Aires por miembros de esas colectividades, como la Capilla del Cementerio Protestante (1833 Richard Adams, arq.) en la actual plaza 1º de Mayo, primer ejemplo del neogótico y de pintoresquismo en cuanto a criterio de emplazamiento; el mismo estilo apareció en la decoración de algunas viviendas del periodo rosista, como la del arq. Pedro Benoit. También es neogótica la Iglesia de la Congregación Evangélica Alemana (1850/51, Eduard Taylor, arq.); después de 1870, en pleno eclecticismo, los estilos neomedievales alcanzarían enorme difusión en nuestro país.

También durante la época de Rosas, e independientemente  del “revival” transculturado, se producía en la cultura bonaerense un alejamiento de la severidad neoclásica, optándose por actitudes intimistas y temáticas folklóricas. La pintura y la literatura gauchescas desarrollaran en las décadas siguientes este proceso cultural vernaculistas, que no tuvo una expresión de igual fuerza en la arquitectura.

¿Neoclasicismo  popular?

El neoclasicismo fue esencialmente un movimiento “culto”, sus pautas de diseño influyeron también sobre la arquitectura popular argentina de la primera mitad del siglo XIX, advirtiéndose un abandono de la decoración barroca y una tendencia a la desornamentacion de los edificio, cuya volumetría se endurecía con la supresión de los tejados y la adopción de techos planos o azoteas bordeadas con parapetos de hierro entre pilares de mampostería; en cambio la popularización de los ordenes clásicos recién ocurriría después de 1850, por la influencia de numerosos albañiles italianos.

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