Ni Derechos Ni Humanos
Enviado por rolandoortiz • 14 de Abril de 2012 • Informe • 779 Palabras (4 Páginas) • 666 Visitas
Ni Derechos Ni Humanos*
Si La Maquinaria Militar No Mata, Se Oxida
De:Eduardo Galeano
En:Página/12
Del:'02
El presidente del planeta anda paseando el dedo por los mapas, a ver sobre qué país
caerán las próximas bombas. Ha sido un éxito la guerra de Afganistán, que castigó a los
castigados y mató a los muertos; y ya se necesitan enemigos nuevos. Pero nada tienen de
nuevo las banderas: la voluntad de Dios, la amenaza terrorista y los derechos humanos. Tengo
la impresión de que George W. Bush no es exactamente el tipo de traductor que Dios elegiría,
si tuviera algo que decirnos; y el peligro terrorista resulta cada vez menos convincente como
coartada del terrorismo militar. ¿Y los derechos humanos? ¿Seguirán siendo pretextos útiles
para quienes los hacen puré?.
Hace más de medio siglo que las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, y no hay documento internacional más citado y elogiado.
No es por criticar, pero a esta altura me parece evidente que a la Declaración le falta
mucho más que lo que tiene. Por ejemplo, allí no figura el más elemental de los derechos, el
derecho a respirar, que se ha hecho impracticable en este mundo donde los pájaros tosen. Ni
figura el derecho a caminar, que ya ha pasado a la categoría de hazaña ahora que sólo quedan
dos clases de peatones, los rápidos y los muertos. Y tampoco figura el derecho a la
indignación, que es lo menos que la dignidad humana puede exigir cuando se la condena a ser
indigna, ni el derecho a luchar por otro mundo posible cuando se ha hecho imposible el mundo
tal cual es. En aseguran los artículos 22, 24 y 25. Las instituciones financieras internacionales,
las Chicas Superpoderosas del mundo contemporáneo, imponen la "flexibilidad
laboral", eufemismo que designa el entierro de dos siglos de los treinta artículos de la
Declaración, la palabra libertad es la que más se repite. La libertad de trabajar, ganar un salario
justo y fundar sindicatos, pongamos por caso, está garantizada en el artículo 23. Pero son cada
vez más los trabajadores que no tienen, hoy por hoy, ni siquiera la libertad de elegir la salsa
con la que serán comidos. Los empleos duran menos que un suspiro, y el miedo obliga a callar
y obedecer: salarios más bajos, horarios más largos, y a olvidarse de las vacaciones pagas, la
jubilación y la asistencia social y demás derechos que todos tenemos, según conquistas
obreras. Y las grandes empresas multinacionales exigen acuerdos "union free",
libres de sindicatos, en los países que entre sí compiten ofreciendo mano de obra más sumisa
y barata. "Nadie será sometido a esclavitud ni a servidumbre
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