PAIDEIA Y BILDUNG: Concepciones filosóficas para entender la educación
Enviado por Edgardo Quevedo • 10 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 1.591 Palabras (7 Páginas) • 358 Visitas
PAIDEIA Y BILDUNG: Concepciones filosóficas para entender la educación
Autor: Edgardo Quevedo Ramírez
Septiembre de 2019
Hablar de Educación es tratar la vida misma del hombre, es estar inmerso en su esencia como el ser racional privilegiado entre las creaciones divinas. Es una permanente búsqueda de entender nuestro comportamiento como seres sociales, reencontrarnos con la inefable condición epistémica del significado educativo y adentrarnos en los polisémicos escenarios filosóficos. De allí la compleja, pero emocionante, tarea de incursión en sus espacios hermenéuticos que nos acerque a comprendernos como individuos reflexivos.
Al respecto, son muchos los aspectos que en ella se involucran y que constituyen verdaderos retos para tratar de ubicarnos en conocimientos que se encuentran entre los reinos del episteme o en el del doxa. Uno de estos retos, convertidos en una discusión actual, pero que deviene de los inicios de la historia humana, sobre el tema de la enseñanza y la educación requiere una reflexión inicial sobre la forma como ha sido concebido este proceso a lo largo de la historia de nuestro mundo en Occidente. Dos conceptos aparecen aquí como fundamentales: la Paideia griega y la Bildung alemana.
La extraordinaria civilización de la Grecia clásica, que representa probablemente el momento más alto de toda la historia de la humanidad, le dio una importancia capital a la educación o paideia; por eso es impensable su cultura educativa sin la paideia. En este contexto, el concepto de areté o virtud aparece como fundamental en la concepción de la educación de esa cultura. Es significativo indicar que esta palabra griega no tenía solo la connotación moral que adquirió después en el mundo cristiano, sino que contenía también el ideal caballeresco, las buenas formas y el heroísmo guerrero, estando vinculado con la aristocracia del mundo homérico.
Así pues, Señorío y la areté como atributo propio de la nobleza, se hallaban inseparablemente unidos. De hecho, la etimología de la palabra demuestra una raíz común con “distinguido” y “selecto”. La educación griega, entonces, consistía en formar al niño hacia la areté y en despertarle el sentido del deber y el sentido del honor. Esta enseñanza rigurosa del periodo heroico cambió con la llegada del siglo de Pericles, cuando se agrega a la educación el ideal de abarcar lo humano en su totalidad, promocionando las artes y la literatura.
De esta manera, la nueva imagen del hombre perfecto incluía, además del valor en la acción del guerrero, la nobleza del espíritu. Se estableció que solo en la unión de ambas virtudes se hallaba el verdadero fin de la educación. De acuerdo con el gran helenista Jaeger (1957), en la Grecia clásica “el dominio de la palabra significaba la soberanía del espíritu”, por lo que la elocuencia y el saber expresarse bien, representaban un papel importante en el acontecer educativo.
Por otra parte, en Esparta la educación era fundamentalmente militar, siendo su fin superar el individualismo y formar a los hombres de acuerdo con normas obligatorias para toda la comunidad. En suma, para los espartanos el fin mismo del Estado era la paideia, pero en el sentido de una estructuración sistemática y por principios de la vida individual de acuerdo con normas absolutas.
En cambio, la educación ateniense estaba orientada hacia el cultivo de las artes y en particular, de la poesía y la música. Estas artes eran hermanas inseparables, hasta el punto de que una sola palabra griega abarca los dos conceptos. En Atenas fue de gran trascendencia la música, la cual se enseñaba a los niños en los primeros años junto con la poesía; después venía el aprendizaje de la aritmética y de la geometría, luego la filosofía y la política, para terminar con el estudio de la tragedia.
En otro contexto de concepciones educativas, es en la alta Edad Media donde surge la idea de universidad y el concepto de Bildung, término que también nos ocupa en particular en este ensayo. La traducción al castellano de esta palabra que se estima más próxima a su sentido original es “formación”, pero también se la ha traducido como educación, cultura, cultivo (como cuando se habla de una persona cultivada) y erudición. El origen etimológico de la palabra es el antiguo vocablo germano bildunga, que tiene al menos tres significados: Schöpfung (creación), Bildnis (cuadro, retrato, efigie) y Gestalt (forma, figura).
Históricamente, la idea de Bildung aparece por primera vez en el místico alemán Meister Eckhart von Hochheim (1260-1328), quien la definió como “un aprendizaje de la serenidad”(p.127), pero la consideró no como un aprendizaje cualquiera, sino como algo divino. Y esto por la siguiente razón: la palabra Bildung surge de una palabra trascendental, que es Bild, que significa imagen. Según Von Hochheim, entonces, la educación del niño y del joven en el mundo medieval consistiría en un proceso por el cual el educador procura formar el alma del educando en dirección a la imagen según la cual fue creado por Dios.
Fundamentalmente, la Bildung está esencialmente vinculada a la cultura y designa en último término “el modo específicamente humano de dar forma a las disposiciones y capacidades naturales del hombre” (Gadamer, 1965, p. 8). En la Bildung, el individuo se apropia por entero de aquello en lo cual y a través de lo cual se forma. De esta manera, en la formación alcanzada nada desaparece, todo se guarda y, en esa medida, Bildung es un concepto fundamentalmente histórico.
Ahora bien, una vez realizado un paseo hermenéutico por las conceptualizaciones y caracterizaciones de la Paideia y el Bildung, es importante ubicar esas concepciones en los tiempos más actuales. De allí se tiene que Kant (2008), vuelve a usarlas expresamente, asociándola con la responsabilidad que tiene cada cual de desarrollar sus propios talentos.
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