POPOL VUH
Enviado por jonathanezequiel • 8 de Febrero de 2013 • 1.065 Palabras (5 Páginas) • 389 Visitas
Pero, a pesar de esa honesta gratitud, su grandeza va a suscitar la envidia de los dioses. He aquí un tema presente en casi todos los mitos antropológicos: la sensación de esa quasi-divinidad del hombre (la "imagen de dios" de Génesis 1, 26), y la deducción de que la otra dimensión doliente del ser humano habrá de explicarse por envidia:
“o, en el mejor de los casos, castigo, de los dioses”(22).
Por eso, el equivalente a los mitos de la caída acontece aquí, no por desobediencia o soberbia de los hombres sino por envidia divina. Y el "castigo original" no proviene de una prohibición quebrantada (como en Génesis 2, 17), sino de las cualidades manifestadas. Pero, en lógica con ello, ese castigo será más una limitación que una pena (al revés que en Génesis 3, 14-19):
No esto bien lo que dicen nuestras criaturas... todo lo saben, lo grande y lo pequeño.... ¿Qué haremos con ellos? Que su vista solo alcance a lo que esta cerca, que sólo vean un poco de la faz de la tierra... ¿Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras nuestras? ¿Han de ser ellos también dioses?...
Así dijeron: Refrenemos un poco sus deseos, pues no esta bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar ellos a nosotros sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?
” ... Entonces el Corazón del cielo les echo un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y solo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos” (pp. 103-104).
Es conocido el esfuerzo de la Biblia por desmitificar este tipo de mentalidad (que responde a una profunda experiencia humana). Para la Biblia, la desgracia del hombre proviene de una desobediencia; y una desobediencia irracional puesto que lo que se le prohibía era comer "del árbol de la experiencia del bien y el mal" (Génesis 2, 17) (23). El hombre quebranta ese mandato porque cree que esa experiencia es el camino para "ser igual a Dios" (Génesis 3, 5). Este es su error radical puesto que, evidentemente, a Dios no se llega por la experiencia del bien y del mal (24).
El Popol Vuh parece atisbar algo de eso mismo, cuando habla también de "refrenar un poco los deseos". Pero, en consonancia con su tono optimista, se queda más en la grandeza del hombre como causa del miedo de los dioses, y se atiene a la más elemental contradicción de esa ilimitación humana, que es la limitación espacial, la vista del hombre ya no abarcará todo el mundo, como se nos había dicho antes.
En cualquier caso, la experiencia de esa extravagancia humana (que el cristiano confiesa como "Tu imagen empañada por la culpa"), se reencuentra aquí en otra preciosa expresión: el hombre es
"como la luna empañada de un espejo" (p. 104).
5) Otro punto de comparación: al igual que en el Génesis, la mujer aparece cronológicamente después del varón.
Nos parece claro que, tanto en el Popol Vuh como en el Génesis, esta posterioridad cronológica no pretende (ni puede) fundamentar ninguna inferioridad en la intención de los autores, sino sólo expresar la alegría desbordante del
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