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PRODUCCIÓN Y COMPRENSIÓN DE TEXTOS II DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2015  •  Ensayo  •  1.848 Palabras (8 Páginas)  •  184 Visitas

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UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSE DE CALDAS

PRODUCCIÓN Y COMPRENSIÓN DE TEXTOS II

MAYO DE  2015

DISCRIMINACIÓN DE GÉNERO

La discriminación hacia las mujeres es un tema controversial justificado en muchas ocasiones bajo innumerables argumentos. Es la consecuencia directa de la historia, de la religión, de la cultura, y se niega a extinguirse. Nuestras mujeres a diario son limitadas por la sociedad que las rodea, las oportunidades les son esquivas, y sus capacidades son puestas en duda. El día que empecemos a creer en la igualdad de género como una opción, el mundo conocerá la fuerza que se esconde tras el sexo débil.

En pleno siglo XXI los síntomas de atraso siguen vigentes. Entre ellos, un fenómeno sociológico que atenta contra la igualdad, que propicia situaciones donde las personas no tienen los mismos derechos, ni las mismas oportunidades. Y se excusa, absurdamente, en la superioridad que dicen tener unos sobre otros, cualidad otorgada por la religión, por la historia, por las culturas, por la fuerza, por la violencia. Y que se suma así a las miles de problemáticas que ya existen y que se acumulan sin soluciones eficientes, y que además son causa y consecuencia del retroceso del que tanto nos quejamos. ¿Cómo podremos cambiar una percepción tan arraigada y oculta tras tan distintas máscaras?, ¿cómo lograremos cambiar la concepción del mundo acerca del mundo?

La discriminación de género está impregnada en la historia del mundo y se aprovecha de cualquier pretexto que sirva excusa para exponer una superioridad que se mantiene gracias a la restricción de oportunidades y a la violación de derechos, y que se seguirá perpetuando mientras la igualdad deje de ser vista como una utopía y se convierta en realidad. Es necesario identificar la discriminación como un mal actual, y ver desde todos los puntos de vista el por qué es un verdugo que flagela e impide el avance.

En la actualidad, contrario a lo que se pensaría aún existe la segregación de género y a pesar de que se han logrado avances en este aspecto, aún persiste. Se busca una sociedad incluyente y equitativa, pero se observa que quienes frenan este proceso en gran medida son las mismas mujeres, a quienes desde pequeñas se les ha inculcado una actitud servil, sumisa y machista, agregando además que no creen merecer un trato igual al que reciben los hombres. Por eso, es importante empezar a cambiar esos cánones que ya están mandados a recoger, y reconocer que el “sexo débil” del que tanto se habla es sólo un mito; debemos afectar las causas para cambiar las consecuencias.  

Existen casos alentadores, como el de Ruanda que es el único país donde las mujeres son mayoría en el Parlamento, de cierta manera debido a que tras el genocidio de 1994 se convirtieron en mayoría poblacional. Pese a este trágico suceso, el Parlamento ruandés, el único del mundo con una mayoría femenina se ha convertido en un símbolo del progreso de la mujer que se prepara para seguir en ascenso.

En la otra cara de la moneda, se encuentran casos como el de Sudán donde se permite la violencia hacia la mujer, los matrimonios con menores de edad, por supuesto forzados, la ablación del clítoris, las violaciones y la detención por uso de un “vestuario incorrecto”. Escenarios avalados por el islam, pero repudiados por los adeptos de los Derechos Humanos.

Y es que la discriminación es tan común, y ha sido tan permanente en la historia que se podría considerar como una tradición ancestral, que como todas las tradiciones deben estar sujetas a los cambios por los que atraviesa el mundo, y es hora de que el mundo cambie su manera de verse así mismo, donde los valores y la ética se conviertan en un denominador común entre las nuevas generaciones.

Colombia, por su parte legitimo a la mujer como ciudadana a partir de 1954 y además le otorgo la posibilidad de elegir y ser elegida (1) avanzando en equidad política y democracia como sistema de gobierno, tal derecho ha sido desperdiciado, pues 60 años más tarde de haber sido conferido, no ha habido en nuestro país la primera jefe de Estado. Los más importantes cargos políticos son ocupados por hombres, y los electores sienten desconfianza ante la posibilidad de una mirada femenina en el poder.

Según un artículo de caracol radio de 2007 “la participación de la mujer en los cargos de elección es mínima y hasta decepcionante” y continúa recordando que “…en las elecciones del 28 de octubre de 2007 las mujeres solo lograron 99 de las mil noventa y nueve alcaldías del país y solo una de las 32 gobernaciones.”(1). Parece ser que a pesar de ser mayoría poblacional, las mujeres prefieren vivir en una sociedad manejada por hombres, pues hasta la ley propende por su  participación con leyes que garantizan que se les den las mismas oportunidades que gozan los hombres, ejemplo de ello son la ley 581 de 2000 y la Ley 1475 de 2011, pese a esto la participación femenina en la política sigue siendo ridícula (3).

Latinoamérica se está ajustando al proceso de modernización de la educación, desde finales del siglo XIX, se viene avanzando en este tema, pero es necesario recalcar que aún falta mucho en este campo. En Chile, gracias al decreto dictado el 6 de febrero de 1877 por el ministro Miguel Luis Amunátegui, se autorizó a las mujeres a cursar estudios universitarios en ese país, podemos observar una participación en la escuela primaria, (Tasa neta de matriculación (%), 2008-2012), con una diferencia de 0.01 % entre hombres y mujeres (5). En Nicaragua el acceso a la educación es similar entre niñas y niños durante los primeros años de escuela, se observa deserción masculina (4), en Bolivia para el área rural, el 39,3% de las mujeres no alcanzó ningún nivel de instrucción, mientras que el 15,7% de los hombres se encuentra en esa situación. En el área urbana, el 10,5% de las mujeres y el 3,2% de los hombres no tienen ningún nivel de instrucción (7). México presenta que más de una tercera parte de las mexicanas entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja comparado con uno de cada diez varones.(Secretaría del trabajo 2011) (6). Para Colombia, la educación superior femenina fecha de 1933, cuando se expidió el decreto No.1972, que permitía el ingreso de las mujeres a la secundaria y la universidad. Hasta ese momento, ellas sólo podían alcanzar el penúltimo grado de educación secundaria, al cabo del cual recibían un diploma que rezaba: «Educación suficiente». Los latinos enfrentan un proceso de transformación, han empezado a ver a sus mujeres como integrantes de la población, con derechos y capacidades, por lo que se empiezan a observar cambios frente a la posibilidad de acceder a la educación, y por ende a un mejor nivel de vida.  

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