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Para Qué Educar En Los Albores Del Siglo XXI


Enviado por   •  23 de Mayo de 2013  •  1.324 Palabras (6 Páginas)  •  1.209 Visitas

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¿Para qué educar en los albores del siglo XXI?

• La consolidación de la identidad nacional

Aunque son poderosos mecanismos socializadores, los medios de comunicación

de masas no garantizan la construcción de una identidad nacional

aglutinante para toda la población. Por el contrario, la actual indiferenciación

de los mensajes producto de la universalización de los códigos de los medios

masivos plantea nuevos problemas a la construcción de las identidades

nacionales. Es la escuela quien está en condiciones de integrar culturalmente

a través de su accionar cotidiano.

5¿Cuál es la importancia de la nacionalidad?

a) el acceso a los valores, pautas culturales y códigos comunes es condición

para la participación en los distintos ámbitos de la vida social, económica

y cultural.

b) al constituirse no sólo con el pasado compartido sino también a partir

de la definición conjunta de los principales problemas del presente, posibilita

la construcción también compartida de un proyecto futuro.

c) el fortalecimiento de las identidades nacionales es necesario para

garantizar que el proceso de integración planetario no sea el resultado de

la imposición de la voluntad de algunos países sobre otros. Sólo se puede

integrar lo diferente, aquello que tiene personalidad propia, de lo contrario,

conduce a la disolución. De hecho, los procesos exitosos de integración

regional, como el de la Comunidad Económica Europea, muestran

al mismo tiempo procesos muy interesantes de revalorización de las culturas

nacionales y locales.

d) a diferencia de la “tradición” de nuestro sistema educativo, se debe

rescatar una acción educativa que permita la integración cultural a partir

del reconocimiento de las diferencias. En esta dirección la identidad nacional

no significa uniformidad cultural, sino unidad en la diversidad. En

el caso argentino, este aspecto está enfatizado porque el elemento estructurador

de la identidad está determinado por el carácter federal de la

Nación.

• El fortalecimiento de la democracia

Los actuales desafíos en torno a la educación para la democracia se

centran en desmontar las culturas autoritarias construidas en las etapas

donde no tuvieron plena vigencia las instituciones políticas, y en el logro

de una capacitación que vaya mucho más allá de la alfabetización básica

propuesta como objetivo sobre fines del siglo XIX (Tenti, E., 1992).

La educación para la democracia debe abarcar, al menos, las tres dimensiones

que trabajáramos de Claus Offe (1990) y que constituyen la relación

entre los ciudadanos y la autoridad estatal:

a) La libertad “negativa”: la posibilidad de los ciudadanos de hacer valer

sus garantías contra la arbitrariedad política o frente a la fuerza y la

coacción organizada estatalmente.

b) La concepción “positiva” de la libertad: vinculada a la condición ciudadana

de ser soberana de la autoridad estatal.

c) La participación social como “cliente” de bienes colectivos suministrados

estatalmente -como la educación, la justicia, la seguridad, la sustentabilidad

ambiental-, que aseguran la posibilidad de una igualdad de

oportunidades en pos de alcanzar una mejor calidad de vida.

Algunos aspectos de las dimensiones señaladas exigen la incorporación

de contenidos específicos al desarrollo curricular para ser conocidos

y aprendidos por los estudiantes con el objeto de que luego puedan hacer

valer sus derechos ciudadanos. Otros, en cambio, requieren de la modificación

de las instituciones escolares en dirección a convertirse en organizaciones

profundamente democráticas donde las actitudes de protagonismo

se internalicen a partir del ejercicio cotidiano. No hay forma de

aprender a participar que no sea participando.

• Educar para la productividad y el crecimiento

Los elementos centrales del crecimiento de las naciones en el último siglo

-recursos naturales, capital, tecnología y trabajo- han perdido importancia

como ventajas comparativas. Taichi Sakaiya (1994) al definir la “sociedad del

conocimiento”, también prevé que la importancia del conocimiento estará por

encima del resto de los factores productivos: “...la creación de valor-conocimiento

muy pronto se va a considerar la palanca principal del crecimiento de

la economía social y de la acumulación de bienes de capital”. Otros autores

sostienen que actualmente el conjunto de los factores anteriormente mencionados

se puede desplazar alrededor del mundo para instalarse en aquellas

regiones en las cuales puedan maximizar sus beneficios.

Frente a esta situación, la elaboración de políticas democráticas en educación

depende de:

a) no promover la creación de una pequeña elite extremadamente educada.

Los trabajos mencionados plantean que han tenido más éxito aquellas

economías dirigidas principalmente hacia la investigación en nuevos procesos

productivos (Japón o Alemania), que aquellas que desarrollaron nuevos

productos.

b) desarrollar capacidades endógenas para

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