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Perspectiva Espacio Temporal de Argentina y Americana


Enviado por   •  5 de Agosto de 2019  •  Apuntes  •  3.105 Palabras (13 Páginas)  •  191 Visitas

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Fecha: 27/08/2018

ISFD Nº : 109 – Juana Azurduy – S.A. de Padua

Materia: Perspectiva Espacio Temporal de Argentina y Americana  

Profesorado en historia – 1º Año

Por: San Juan Sabrina – Nicolás Brites - Leonardo Diavorky

Total de Hojas: 9

Los Mapuches

 Los mapuches constituyen un pueblo derivado de los Araucanos. Alrededor de 500 años d. C. se establecieron en la zona de los lagos precordilleranos del valle central de Chile los grupos considerados como antecesores de los mapuches. Dichas poblaciones se extendieron por el sur hasta el río Maullín en Chile y posiblemente hacia el oeste, ocupando el norte y centro de la actual provincia de Neuquén. Cuando llegaron los españoles, el pueblo mapuche ("gente de la tierra"), habitaba en la región ubicada entre los ríos Itata y Toltén. Compartían con los Picunche ("gente del norte") y los Huiliche ("gente del sur") una misma lengua, que se extendió desde el río Choapa, hasta Chiloé, al sur.

*Ubicación geográfica

 Los mapuches comenzaron a entrar en el  territorio argentino empujados por la                                                    persecución española y atraída por el ganado salvaje a partir del siglo XVII.                                                    Progresivamente fueron ocupando la zona comprendida por las provincias de San Luis, sur de Córdoba, La Pampa, Neuquén y Buenos Aires, hasta que la avanzada militar de finales del siglo XIX, los llevó a instalarse al sur del río Limay.

 Este ingreso masivo de los mapuches en las provincias del sur argentino significó un cambio considerable en ambas culturas, no sólo de la cultura mapuche, sino también de la cultura sureña argentina. Este largo proceso de mestizaje e intercambio cultural dio por resultado la actual población paisana de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut.

*Generalidades

 Los araucanos representan el último de los elementos establecidos en el país. Proceden del actual territorio perteneciente a Chile y su inmigración es relativamente reciente, pues la inmigración comenzada dos siglos y medio atrás sigue produciéndose a lo largo de la frontera de Patagonia.
Con la llegada de estos a la Patagonia el reemplazo étnico estuvo acompañado por un proceso de adaptación y fusión, por el cual una población que antes poseía una cultura de tipo andina se transformó bajo las nuevas influencias ambientales, en un pueblo que vivía de la ganadería de la recolección y del pellaje.
Los araucanos, o como ellos mismos se llamaban, los Mapuches, constituyeron la población autóctona de Chile. Cuando la conquista española se extendía por la mayor parte del territorio chileno situado al sur de las Atacamas, su ocupación hubo de concretar la población araucana hacia el sur, la parte más alejada de las puertas de penetración del elemento invasor, que era el norte. Al menos ahí, en regiones meridionales de Chile que miraban a  Neuquén, donde los araucanos opusieron su más firme resistencia, la que perduro durante todo el periodo hispánico y hasta bien entrado el independiente. Y es aquí también en las regiones en lucha, donde los grupos autóctonos adoptaron numerosos elementos españoles, de manera especial aquellos relacionados con el caballo y las artes de guerra.
Y fue igualmente desde el sur de Chile que se produjo la araucanización de parte de la Argentina. Los primeros indios no araucanos que sufrieron la influencia de los de Mapuches fueron los montañeses, especialmente los Pehuenches, que desde antiguo mantenían relaciones con los Mapuches. Para mantener su guerra, necesitaban estos caballos, y las llanuras argentinas estaban densamente pobladas de equinos descendientes de los que dejaran los compañeros de don Pedro de Mendoza al abandonar la primera Buenos Aires. Por esta razón se estableció pronto un intenso intercambio entre uno y otro lado de los Andes: Los Pampas, habitantes de la llanura, daban caballos: los Araucanos, que vivían Cordillera por medio, daban mantas tejidas y otros elementos de una superior cultura. Y Pehuenches, que cabalgaban sobre ambos lados de la Cordillera, servían de intermediarios. Pero, suele suceder que cuando las relaciones entre dos pueblos son demasiado intimas se producen aculturaciones y amalgamas que pueden llevar a la desaparición de uno de ellos. Y esto es lo que ocurrió aquí.

 La expansión Mapuche se extendió también se extendió por el este, en dirección de la Pampa. En realidad, ya en la segunda mitad del siglo XVII pueden percibirse ciertas influencias araucanas entre los Pampas. Siguiendo el ejemplo de los Mapuches alzados, ellos habían  adoptado el caballo y usaban “lanzas y adargas y colectos y coseletes” que recibían de Chile. Pero las relaciones todavía se mantenían desde la distancia. En cambio, hacia fines del primer decenario del siglo  siguientes, el XVIII, ya se ve la presencia personal de araucanos en la Pampa. A partir de fines del siglo XVIII, ya todo es araucano en la pampa.

 Desde comienzos de su infiltración, los mapuches se fueron constituyendo diversos grupos  que a veces eran rivales. Y una vez denominado el territorio se formaban los grupos consolidados. Si bien, no llegaron nunca a construir Estados, pues su sociedad carecía estratificación, sí hubo dinastías de jefes que perduraron en varios lugares.

 Uno de los primeros grupos es el de los Pehuenches. Su base étnica quedo poco alterada por la araucanización. Ocuparon no solo la Cordillera, sino todo el espacio que media entre el rio Diamante por el norte y el Limay por el sur. El salado constituía su frontera oriental.

 Al este y sur del anterior y con pretensiones de dominar toda la Pampa húmeda, estaba, el cacicazgo de Salinas Grandes. Bajo la dinastía de los Cura, con los célebres Calvacurá y Namuncurá, tomó un gran incremento.

La ultima subdivisiones de los Mapuches o Araucanos argentinos es la que fue llamada “de las Manzana”. Tenía su centro en la parte de Neuquén, desde donde se extendió por la Patagonia.

*Religión

 Los mapuches, como los araucanos en general, rinden culto a un dios superior llamado Nguenechén, secundado por dioses menores que dominaban las fuerzas de la naturaleza como sirvientes dóciles del ser superior.

 El ceremonial de mayor significación es el Nguillatún, rogativa que aún se sigue realizando en los primeros meses del año. Está destinado a solicitar a Nguenechén su misericordia e intervención para lograr buenas cosechas, salud para todos los que intervienen, abundancia de agua todo el año, protección para el ganado y prosperidad en general. Dado que no existen templos o construcciones ceremoniales, la rogativa se hace en una milla leufun o "pampa de oro", cercana al curso del agua.

 La rogativa comienza con el awin, que consiste en cuatro recorridas por el rehue (hecho con dos cañas verticales atravesadas por otra de las que cuelgan ramas de maitén) y del llaguil, que se hacen profiriendo gritos. Este procedimiento puede estar relacionado con la intención de ahuyentar espíritus malignos. Luego las mujeres entonan canciones ceremoniales llamadas tayil, al compás del cultrum (pequeño tambor ejecutado por la machi).

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