Historia Argentina y Americana.
Enviado por Sol Sanchez • 22 de Agosto de 2017 • Reseña • 3.547 Palabras (15 Páginas) • 429 Visitas
Historia Argentina y Americana 3.
Estado de la cuestión.
Profesora: Schroeder María Inés.
Alumna: Perez Sanchez, Sol.
Comisión: 3°A
Año: 2017.
En el presente trabajo se trabajara acerca de la formación del Estado-Nación en la Argentina.
El politólogo Oscar Oszlak (La formación del Estado Argentino) siguiendo la línea del historiador Tulio Halperin Donghi (Proyecto y construcción de una Nación) plantea la construcción de la estatidad, dando conceptos y referencias empíricas sobre la formación del estado. Para el autor la formación del Estado es una construcción social y la especificidad del mismo depende de los sucesos históricos. Dentro de este proceso también se va a dar la formación de una instancia política que es la articulación de una relación de dominación entre el Estado-Nacional y la sociedad civil. Es decir que, para Oszlak, el Estado Nacional surge de un proceso en el que participan todos los actores; esto lo expone Halperin, cuando plantea el surgimiento del Partido de la Libertad donde aparece la figura de Mitre, y con él una vida política: con este partido nacen nuevos actores sociales como por ejemplo el aparato militar ex rosista; este se alza con decisión cuando Mitre quiere expandirse al interior generando una posible guerra civil, en la cual este actor social se niega a participar. Por otra parte también las clases propietarias van a apoyar a Mitre, pero no van a tolerar ningún conflicto interprovincial.
Continuando con Oszlak se puede observar como esboza una serie de propiedades comunes de la estatidad como lo son la capacidad de externalizar su poder, capacidad de institucionalizar su autoridad, capacidad de diferenciar su control y capacidad de internalizar su identidad colectiva. De acuerdo con esto el Estado, según el autor, no surge de la nada o por generación espontánea ni tampoco es creado por alguien, sino que se da por un proceso formativo durante el cual va obteniendo atributos según cada momento histórico. El Estado Nacional durante su proceso de formación se va apropiando de los intereses comunes de la sociedad civil para ampliar el aparato estatal, es decir para el bien común. Halperin subraya esto cuando habla del Partido de la Libertad y lo relaciona con la búsqueda de un pasado para Buenos Aires en relación con el partido: La recuperación de una tradición política que se daba por muerta surge de la identificación entre la tradición unitaria y la causa de Buenos Aires. Y está presente la idea de que el partido refleja lo que la sociedad quiere.
Luego Oszlak va a plantear la idea de Orden que implica regularizar el funcionamiento de la sociedad e imponer un patrón de convivencia. Esta cuestión del orden, según el autor, tomo la atención del Estado nacional a partir de su formación. La cuestión del Progreso viene después, para el autor, como consecuencia del orden; pero que el Estado asigne sus recursos al orden implicaba una disminución en la facilitación del progreso, con lo cual su legitimación se fundaba en la coacción. Con todo esto, el politólogo, se plantea que los problemas que presentaba el orden y los que presentaba el progreso nunca pudieron ser resueltos.
Las visiones de Halperin y de Oszlak fueron discutidas por Ariel de La Fuente (Los hijos de Facundo, caudillos y montoneras de la provincia de La Rioja durante el proceso de formación del estado nacional argentino (1853-1870)), en el cual se observa una gran identidad partidaria que no se ve ni en Halperin ni en Oslak. Ariel de la Fuente se opone al concepto de “lucha facciosa” que utiliza Halperin Donghi cuando habla del renacimiento de las llamadas “facciones resurrectas” que luchan, generándose así el vacío de poder constante. Halperin expone que estas facciones son quebrantables porque hay un cambio en el clivaje político. La lealtad de estas se pone en duda y tienden a extinguirse por todo lo que ocasiono caseros. Halperin señala que la pugna entre unitarios y federales es un conflicto intra elite que surgió de la competencia por el Estado. Estos partidos no representaban diferentes grupos sociales con desacuerdos ideológicos, con lo cual la solidaridad de los seguidores se basaba en relaciones clientelistas donde se le debía lealtad a un líder, en lugar de identificarse con una idea. De la fuente plantea la necesidad de que haya una re conceptualización, de que los estudios se coloquen en los contextos nacionales en relación con las tradiciones regionales y locales y también, el autor, se va a concentrar en los actores y en sus experiencias que crearon su acción política. Asimismo se plantea que las identidades políticas no son compatibles con el liderazgo caudillista, sino que este podría ser uno de los significados que la identidad partidaria adopto a nivel local. Para el autor, la figura del caudillo sirvió para construir la identidad del Partido Federal.
De la Fuente como hipótesis plantea el termino de identidades políticas federales, es decir que, lo que hay es una identidad política no una facción resurrecta. En esta identidad se destaca la federal del pasado: esto es una apropiación del pasado. Se esboza que la identidad política de los gauchos era tan arraigada que cuando los querían manipular, algunos miembros de la elite unitaria local, debían abandonar sus tradiciones políticas. El ser federal era una demostración de compromiso político más que de la cultura popular. Para llegar a esto, el autor, utiliza distintas fuentes como por ejemplo: expedientes judiciales, donde se encuentran las declaraciones de los caudillos expresando que era lo que los movilizaba: en primer lugar, la carne que era una comida extravagante en su vida cotidiana, también la ropa y los zapatos que eran considerados un derecho y un compromiso de sus líderes y las recompensas monetarias. Otra fuente son los cancioneros de las distintas provincias que son anónimos y aquí se puede observar las diferentes identidades: los gauchos, para resistirse, muchas veces cantaban canciones, y con estas se puede reconstruir la forma en que vivían y también la utilización del término “pobre” para designar a una federal.
Por otra parte, Ariel de la Fuente, realiza un estado de la cuestión con respecto a lo que significa el caudillismo entre distintos autores como por ejemplo Halperin (1972) que, según de la Fuente, afirma que el vacío institucional originado por el desglose del Imperio Español y la militarización de la política en la post-independencia de Argentina provoco el nacimiento de caudillos y la ruralización del poder político. De la Fuente esboza el hecho de que se ha ignorado en el estudio sobre el caudillismo a los seguidores como sujetos políticos, no teniendo en cuenta que el liderazgo caudillista fue una construcción de aquellos que los seguían.
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