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¿Podemos ser normales en tiempo de Pandemia?


Enviado por   •  16 de Junio de 2021  •  Ensayo  •  1.865 Palabras (8 Páginas)  •  111 Visitas

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¿Podemos ser normales en tiempo de Pandemia?

Nombre: Daphne Fuentes Castillo

Profesión: Enfermera

Introducción

Debido a la contingencia nacional, nos hemos visto expuestos a diversos cambios, y a múltiples eventos que aquejan día a día a cada uno de nosotros durante esta crisis sanitaria. Me pregunto si es que nos encontramos en condiciones de poder ser normales.

Entonces será fundamental comenzar con la inminente pregunta acerca de qué significa ser normal. Me atrevería a decir que, bajo las circunstancias anteriormente definidas, no existe la normalidad absoluta en este tipo de situaciones, ya que voluntaria o involuntariamente estamos expuestos a estímulos externos que no permite mantenernos en un ambiente controlado de normalidad, donde no podemos ser espontáneos y escoger libremente las acciones que necesitemos o deseemos hacer.

Desarrollo

Para introducir el tema, primero que todo, me gustaría comenzar con la definición de qué es normalidad. Según la RAE normalidad es la “cualidad o condición de normal”, a su vez, normal significa: “…Que se halla en su estado natural; habitual u ordinario”. (RAE, 2020). Otros autores señalan que “normalidad viene de norma, en latín, norma significa escuadra, y donde ángulo recto se denomina ángulos normalis” (Dorr, 2007) considerando estas definiciones, continuamos con la incertidumbre acerca de si somos o no somos normales. Podemos considerar la normalidad desde distintos puntos de vista, en este caso nos ayuda el concepto de normalidad agregándole la palabra de utopía, donde podemos contemplar la normalidad como “ficción ideal de la persona totalmente sana, equilibrada, madura y estable”, (Florenzano & Zegers, 2003).

Por otra parte, Freud señala que “el yo normal no existe”. Estamos entonces frente a un dilema, ya que, si no existe la normalidad, entonces ¿cómo nos podemos considerar normales? Otro elemento que nos podría ayudar a abordar de mejor forma este concepto es la cultura, ya que no podemos hablar de normalidad pasando por alto que todas las culturas incorporan elementos diferentes en esta materia, por lo que el saber si es que somos o no normales, tiene relación con nuestra cultura particular. (Florenzano & Zegers, 2003)

La normalidad también se puede relacionar desde el punto de vista de la personalidad. Freud define la normalidad “como una ficción ideal, la cual es imposible de alcanzar y donde todos los seres humanos somos anormales y patológicos en algún sentido” (Sánchez Hernández, 2013), otros autores hacen referencia también una personalidad normal, Erikson la describe como “la capacidad de saber manejar los distintos periodos de la vida, y Adler estima que normalidad y salud mental de una persona está relacionada con la capacidad de desarrollar sentimientos sociales y ser productivos” (Sánchez Hernández, 2013).

Todos estos conceptos cobran relevancia cuando nos enfrentamos a una realidad que cambia repentinamente el curso de nuestras vidas. Ese es el caso de las pandemias, las cuales causan grandes sufrimientos psicológicos y sociales a las poblaciones afectadas. Estos efectos pueden amenazar la paz, los derechos humanos y el desarrollo del país. (Universidad de Chile, 2020). Aquí es se involucra el concepto de salud mental, la cual “no es sólo la ausencia de enfermedad, sino también es bienestar subjetivo, es decir, la satisfacción y capacidad de desarrollo respecto a los proyectos de vida” (Universidad de Chile, 2020). Tenemos aquí expuestos tres conceptos importantes: normalidad, cultura y salud mental.

Esto se puede evidenciar en la práctica, por ejemplo, en los controles de salud en los que participé como enfermera y en los cuales pude observar a muchas  madres con bebés de 2 meses de edad, y a la cual se le debe aplicar una escala, la escala de Edimburgo (MINSAL, 2014) para pesquisar ciertas acciones que puede hacernos sospechar una depresión postparto. El comparar el nacimiento de un bebé con una pandemia tal vez no es equivalente, pero sí podemos observar ambos hechos como eventos que cambian la vida de las personas durante un periodo y que obliga a adaptarse y reorganizar muchos aspectos.

La diferencia se encuentra en que una de ellas se prolonga durante toda la vida y la otra termina en algún momento, sin embargo, el impacto que genera, el cambio al que estamos expuestos es similar, y esas madres tienen ciertas conductas que se determinan patológicas y ciertas conductas que son consideradas normales. ¿Qué es lo que ocurre acá? Bueno, que la madre, debido a que está en una situación que cambia su vida, también es “evaluada” en una escala distinta a la que normalmente se esperaría en condiciones anteriores. Esto deja mucho que pensar, ya que, en esta ocasión, lo que se espera dentro de lo normal cambia, pero sigue teniendo límites, ahora diferentes, debido al mismo cambio.

Entonces, ¿Podría considerarse adecuado el modificar nuestros parámetros de normalidad debido al cambio vivido en periodo de pandemia, y a pesar de presentar cambios en la personalidad, en el estado de ánimo, etc., sigamos siendo normales?

Asimismo, se espera que, tras la vivencia de la epidemia, en este caso, tras la existencia del Covid-19, “los efectos de salud mental sean variados, se den en múltiples niveles y afecten la capacidad de desenvolverse en la vida cotidiana” (Universidad de Chile, 2020).

La normalidad se relaciona también con el encontrarnos dentro de la campana de Gauss, (Florenzano & Zegers, 2003) respecto del comportamiento humano en un lugar y tiempo determinado y esto nos responde en cierta medida la pregunta anteriormente expuesta. Si todos estamos expuestos al mismo cambio, entonces se esperaría que tengamos modificaciones más o menos homogéneas.

Los efectos que se esperan frente a la pandemia son variados, y algunos de ellos pueden ser esperables y normales: “miedo, ansiedad, rabia, angustia, nerviosismo, insomnio, y falta de concentración” (Universidad de Chile, 2020), por lo tanto, el presentar alguno de ellos podría considerarse ordinario o “normal”. Volviendo a la definición entregada al principio de este análisis, podemos estar de acuerdo en que no podemos ser completamente normales bajo un escenario que no es el habitual, ya que nuestro estado emocional y psicológico no puede ser igual al que presentamos en nuestra vida cotidiana. Tenemos entonces que replantear la idea de lo que conocemos como normal y adaptar nuestra curva de normalidad a las nuevas experiencias y a la nueva versión de lo que se puede considerar normal.

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