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Ser de su tiempo


Enviado por   •  8 de Noviembre de 2018  •  Ensayo  •  677 Palabras (3 Páginas)  •  97 Visitas

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Ser de su tiempo

El tumulto de hombres griegos se hacía notar en el ágora en aquella mañana del año 360 a.C. Un extraño asunto, poco habitual, había alborotado a las gentes de Atenas reuniéndolas en la gran plaza bajo la luz del sol. Esperaban impacientes la llegada de un hombre, de aquel que había causado tamaña algarabía que en poco tiempo cesaría. Uno de los sabios de la ciudad llegó proveniente del Oráculo de Delfos tras haber pedido consejo al Dios Apolo. Todo estaba dispuesto para emitir el juicio oportuno.

─ Traed al hechizado ─solicitó el sabio.

Los presentes comenzaron a susurrar con más intensidad, pero los acontecimientos lo merecían. La muchedumbre abrió paso a dos mujeres que caminaban hasta el centro de la plaza agarradas a los brazos de un hombre de aproximadamente setenta años. Tenía la mirada perdida y aparentaba sentirse acongojado ante el gentío. Su rostro mostraba la imagen de un hombre que no estaba donde debía; esa plaza no era su lugar.

─ Aquí está. Se llama Tiertes Xandrópulos. Tiene setenta y dos años y nació en Estagira ─indicó uno de los presentes al sabio.

Todos le miraban con una gran curiosidad no carente de miedo. No querían acercarse demasiado a él, pues la maldición que le poseía podría ser contagiosa. A juzgar por las palabras que se conseguían escuchando  entre los constantes susurros y la forma con que los allí presentes observaban a Tiertes, no resultaba difícil asumir que los Dioses no habían tenido piedad con la vida de ese hombre.

─ Acércate, Tiertes ─ordenó el gran sabio.

El pobre hombre se sentía perdido. No sabía lo que pretendía el hombre barbudo y envuelto en una túnica blanca que anunció un extraño nombre mientras le señalaba imperante con uno de sus dedos. No obstante, las mujeres que le acompañaban obligaban a sus cansadas piernas a moverse hacia delante hasta acercarse al extraño.

─ Dime, ¿quién eres?, ¿hace cuánto que naciste?, ¿qué asuntos te llevaron a viajar hasta Atenas?

─ No lo recuerdo ─contestó, provocando el sobresalto de todos los presentes.

─ ¿No recuerdas nada? ─insistió el sabio.

─ No ─volvió a contestar apoyado por la sinceridad de sus ojos.

Nadie en el ágora daba crédito a lo que sus oídos escuchaban. Ese hombre estaba maldito u olvidado por los Dioses. Lo más preocupante era la posibilidad de que su enfermedad se transmitiera al resto. Había que desterrarle fuera de Grecia o, en el peor caso, ejecutarle.

─ La diosa Mnemósine no ha tenido piedad con la vida de este hombre y le ha inmerso en una locura que ha eliminado de él todo recuerdo  ─concluyó el sabio.

─ En ese caso, debería ser desterrado. O ajusticiado para impedir que su mal se propague allá donde vaya ─añadió uno de los presentes.

─ ¡Alto! ─una voz firme irrumpió en el juicio. Aristocles de Atenas, conocido como Platón, se abrió paso entre el pueblo griego para situarse entre Tiertes y el sabio. La gente quedó sorprendida al encontrar allí al maestro y filósofo, que seguido de algunos de sus alumnos, quiso tomar parte en el asunto.

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