Política Y ética
Enviado por marieny • 21 de Enero de 2014 • 1.752 Palabras (8 Páginas) • 262 Visitas
Comencemos citando a Aristóteles y hablando un poco de sus formas de gobierno: este filósofo explico que las formas legítimas de gobierno son aquellas que contribuyen a buscar el bien de la comunidad. Pero advirtió que estas formas legítimas de gobierno se pueden degenerar si en lugar de buscar el bien de la comunidad se persigue solamente el bien de los dirigentes o se pierde todo orden en la vida social, como en el caso de la anarquía.
Formas legítimas de gobierno Formas ilegítimas de gobierno
Monarquía: gobierno de una persona que concentra la mayor parte del poder y busca el bien común. Normalmente está representada por un rey o emperador. Tiranía: una persona concentra el gobierno e impone su voluntad sin buscar el bien de la comunidad. A esta persona se le conoce como tirano.
Aristocracia: gobierno de las mejores personas, las más capaces y valiosas, que promueven el desarrollo del pueblo. Oligarquía: gobierno de los ricos o poderosos que gobiernan buscando sólo su beneficio.
Democracia: gobierno en el que el pueblo participa en las decisiones. Anarquía: es la ausencia de gobierno, un estado de desorganización en un país y organismo por la falta de autoridad y competencia de quienes gobiernan.
Conocido esto podemos ver y analizar, si gozamos de un gobierno legítimo que se preocupa por nuestro bienestar común antes que por el bienestar propio, si está regido por las mejores personas, las más capacitadas y valiosas que promueven el desarrollo de nuestro amado país, si podemos decir orgullosos que somos un país democrático, que Colombia tiene en cuenta las opiniones de todos sus habitantes o muy tristemente reconocer que estamos en una forma de gobierno ilegítimo, donde nuestros gobernantes son personas tiranas, oligarcas y anarcas, que solo piensan en su bienestar, en su posición creciente económica, sin importar que la economía de la mayoría de sus habitantes es decreciente.
Al hablar y escuchar sobre Colombia es inevitable sentir un dolor de patria en el corazón, es inevitable sentir lástima por nuestros niños, jóvenes y ancianos, es inevitable sentir lástima por nuestros campesinos, nuestros obreros y hasta se convierte en inevitable sentir “temor” por nuestro futuro, nos vemos obligados a cuestionarnos si valdrá la pena luchar, educarnos, esforzarnos por ser personas de bien, por ser personas capaces de mirar sin indiferencia el dolor ajeno, ya que no es un secreto que la situación actual de Colombia está pasando por un momento muy crítico. La crisis económica toca todos los días una puerta más de los hogares Colombianos, el desempleo cada día aumenta su tasa, la violencia cobra más vidas de gente inocente, nuestros niños caen en las manos de las drogas, del sicariato, el robo, cada día a una menor edad, la cantidad de campesinos que se ven obligados a dejar toda su vida, sus tierras, sus cosechas, sus costumbres atrás a causa de los grupos al margen de la Ley, tales como: Las Farc, el ELN, Las autodefensas unidas de Colombia, la delincuencia común , las pandillas entre otras; todo esto está llevando a una Colombia vacía, temerosa, derrotada, sin ilusiones, ni esperanzas, se puede decir una Colombia “muerta”… donde sus habitantes viven el día con temor, donde no nos sentimos respaldados por nuestros dirigentes, gobernantes que tiempo atrás en campaña prometieron un bienestar para el pueblo, prometieron desarrollar políticas de inclusión para todos en donde nos iba a repercutir en bienestar para cada hogar, es solo fijarnos en la situación que atraviesan nuestros campesinos, una situación tan precaria que los llevo a tomarse las carreteras para ser escuchados, una pérdida de sus cosechas total porque el gobierno decidió firmar el TLC, con el cual nuestros productos han sido remplazados por productos extranjeros de más baja calidad y mientras a Colombia entra tanto alimentos como zapatos, ropa, juguetes, tecnología y todo lo necesario para abastecer las necesidades de consumo de cada uno, ¿mientras tanto qué? ¿Dónde quedan los productos hechos en casa? ¿Dónde queda la dignidad y el trabajo de cada uno de los campesinos, de los artesanos, de los pequeños empresarios de Colombia?
Nos preguntamos ¿Por qué pasan todas estas cosas? ¿Por qué el futuro de sus habitantes cada día se ve más en la “cuerda floja”? A lo que podemos responder, por falta de ética y principios morales en la vida de cada persona, desde sus dirigentes hasta su ciudadanos más común, esta falta de ética nos lleva a ser personas egoístas, intolerantes, personas que buscamos solo nuestro propio bien, sin importar si tenemos que pisotear a nuestro hermano, con el paso del tiempo hemos olvidado que somos “seres sociales”, que necesitamos de los demás, que debemos ayudar a quien lo requiere, que el bien común nos lleva a un bien propio. No podemos olvidar y debemos inculcar a nuestros hijos y niños que La Solidaridad es un principio fundamental de la vida social que nos obliga a todos a colaborar al bienestar de la comunidad. Todos dependemos de alguna manera de los demás y debemos ser responsables de colaborar al bien común.
Como decía Tomás de Aquino: La potestad del pueblo de elegir a sus gobernantes es necesaria porque sin ella el pueblo sería como un esclavo que tendría que recibir a los gobernantes sin su voluntad, y no podría reparar ni enmendar las cosas malas que hicieran esos gobernantes.
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