Por una cultura del agua

Por una cultura del Agua

José Luis Almazán Ortega

A pesar de que 3 cuartas partes del mundo están constituidas por agua y a pesar de los diluvios que actualmente estamos sufriendo en la República Mexicana, no es más que un porcentaje mínimo el del agua que es potable y apropiada para el uso humano.

Lo crítica que sería nuestra existencia sin poder contar con este valioso líquido esencial para la vida, lo han podido vivir de cerca durante largos meses los estados que hasta hace poco, algunos, y otros que continúan en las mismas, sufrieron la más larga y terrible sequía de muchos años de su historia, teniendo incluso que ser declarados zonas de desastre.

El lago que era el más grande del país, el Lago de Chapala, se está quedando sin agua. Ríos como el Lerma, transportan aguas contaminadas con desechos orgánicos, y lo peor, industriales. Gran parte de nuestros ríos, cercanos a las ciudades, los cuales determinaron que se hicieran posibles dichos asentamientos humanos, ahora y desde hace tiempo están convertidos en canales de desagüe de aguas negras. Me pregunto ¿por qué a nadie se le ocurrió antes  considerar que era un total desatino arrojar las aguas negras en los cauces de los ríos y lagunas con agua limpia?

Viajando por nuestro espacio aéreo, al recorrer gran parte de nuestro país , sobre todo desde el bajío hacía el norte, son grandes las extensiones de tierras áridas. ¿Cuál puede ser nuestro futuro si no ponemos manos a la obra desde hoy para prevenir la falta de agua para nuestra población creciente?

En muchas ciudades los mantos freáticos no se renuevan por que lo impiden las capas de asfalto y concreto que se extienden cada día más, al mismo tiempo que mediante pozos seguimos consumiendo más y más su ya raquítico volumen. En otros casos estos mantos se vuelven peligrosos cuando se trasmina por el subsuelo los desechos químicos que llevan los otrora ríos.

Necesitamos hacer algo, ojalá se pudiera dar otro cauce a las aguas negras y que los ríos volvieran a ser fuente de aguas salubres para las gentes. Ojalá y pudiéramos encontrar y poner en práctica medios para recuperar parte de el agua de lluvia para hacerla utilizable y almacenarla. Ojalá pudiéremos por fin hacer caso de los límites de crecimiento de las ciudades  con sus planes reguladores y dejar que crezcan a su alrededor áreas verdes y arboladas que permitan además de la oxigenación del aire, la recuperación de las aguas subterráneas.

Hay tanto que hacer a ese respecto; la reparación y sustitución de tuberías que transportan el agua potable para reducir las fugas a cero; el establecimiento de plantas tratadoras de aguas negras para reutilizarlas en labores de limpieza y de riego; la reparación y renovación de cañerías  y drenajes para evitar que contaminen el agua potable, el subsuelo y sus mantos freáticos; y sobre todo, crear una mayor conciencia de un uso más racional del agua hasta en pequeños detalles. Hace unos años siendo jurado de un concurso de creatividad en una preparatoria, uno de los estudiantes participantes presentaba un dispositivo que evitaba el derrame de agua de la regadera mientras ésta alcanzaba la temperatura deseada para el baño. No sé que haya pasado con este aditamento, pero cualquier ahorro en el consumo de agua es importante.

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