Problema En La Frontera Mexico-Estados Unidos

CAPITULO I

El Problema

1.1 Planteamiento del problema

El presente trabajo de investigación tendrá como tema central el medioambiente y como este puede generar problemas en las fronteras entre estados. Definiendo al medio ambiente la Organización de Naciones Unidas (1992) como

el conjunto de todas las cosas vivas que nos rodean. De éste obtenemos agua, comida, combustibles y materias primas que sirven para fabricar las cosas que utilizamos diariamente. Estos factores ambientales también son causas de conflictos violentos entre estados, debido a la explotación de recursos naturales considerados de mucho valor: como madera, diamantes, oro, minerales o petróleo, o por ser escasos: la tierra fértil, el agua, entre otros.

Los factores medioambientales, cuando se vuelve escasos o de baja calidad y además son compartidos con otros países, pueden llegar a generar diferencias entre los estados que comparten el mencionado recurso, “los problemas fronterizos involucran en cuanto a la propiedad y adjudicación de territorio o recursos que pueden competer tanto a un estado como a otro, e incluso más de dos países” (Calduch, 1991, citado por Alcántara 2004, p.4) . Un factor medioambiental como el agua, puede arribar a “situaciones en las que el problema se tiende a agudizar, pero donde también pueden surgir opciones para la cooperación en torno al mejor aprovechamiento y manejo de los recursos hídricos compartidos” (Cortez, Castro y Sánchez 2011, p. 105).

Es decir, los problemas en las fronteras por causas medioambientales como los recursos hídricos, no solo suelen generar tensiones entre los estados por el deseo de estos de apoderarse completamente del mismo. Sino que también pueden incitar a la colaboración entre los países y ocasionar tensión a estos, para que el mencionado recurso sea usado eficientemente para lograr el bienestar de sus habitantes. Definiendose a los recursos hídricos como “los cuerpos de agua que existen en el planeta, desde los océanos hasta los ríos pasando por los lagos, los arroyos y las lagunas” (Quintana, 2008, p.3).

En el caso de México y los Estados Unidos de América “los recursos hídricos transfronterizos representan el principal problema ambiental, siendo estos espacios donde la competencia, el conflicto y la cooperación binacional han estado presentes” (Bustillos, 2004, p. 55). Esta frontera tiene una extensión de más de 3,100 kilómetros desde el Golfo de México hasta el Océano Pacífi¬co, y 100 kilómetros a cada lado de la línea divisoria internacional. El área está localizada dentro de siete grandes cuencas hidrográficas, incluyendo Costa del Pacífico, Río Nuevo, Colorado, Costa del Golfo de California, Noroeste de Chihuahua, Río Grande, y Costa del Golfo de México.

Durante la segunda mitad del siglo XX, la frontera México-Estados Unidos experimentó una acelerada expansión demográfica, que se reflejó en los patrones de consumo de agua para diferentes usos, especialmente municipal e industrial, lo cual ha llevado a una competencia cada vez más acendrada entre los tradicionales usuarios agrícolas, las ciudades en constante crecimiento y los ecosistemas naturales, así como también la sequía que en la mayor parte del tiempo azota a la región fronteriza. Para el año 2001 “la industrialización de las ciudades fronterizas ha corrido pareja con el crecimiento poblacional y la demanda de agua, pero también con la profundización de problemáticas ambientales” (Bustillos, op. cit, p. 56), especialmente por el Rio Bravo, el cual está en gran parte contaminado como lo expresa Reynolds (2002) por“ los desechos sanitarios e industriales, el desagüe de las prácticas agrícolas también contribuye en niveles significativos de compuestos tóxicos y sobrecarga de nutrientes en los ya tensos ecosistemas” (p. 54), representando así el mayor problema por factores hídricos entre la frontera de México y Estados Unidos desde la fecha antes mencionada hasta la actualidad.

Tanto México como Estados Unidos están comprometidos a entregar cantidades de aguas al país vecino, estas están determinadas por los tratados internacionales en materia de la misma y cualquier alteración en la disponibilidad del recurso afecta las relaciones bilaterales entre ambos. México y Estados Unidos, han dado lugar una serie de conflictos de mayor o menor gravedad asociados a la distribución de los recursos naturales de la zona limítrofe, los cuales han estado asociado al incumplimiento de la reciprocidad establecida en los tratados, tal como afirman Axelrod y Keohane (1985, p. 238) que “en las relaciones internacionales, la reciprocidad se asocia con la equivalencia de beneficios”. Situación que se evidencia en lo descrito por Ávila (2006) cuando describe que:

en la década de los noventa, como consecuencias de graves sequias que aquejaron a la región, México no pudo cumplir con las entregas de agua del rio Bravo a Estados Unidos de conformidad con el Tratado de Aguas de 1944. Eventualmente después de varias declaraciones acusatorias y amenazantes y varios movimientos sociales de ambos lados, el problema se resolvió (p. 477)

Según lo antes planteado se muestra que cuando

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